INVESTIGACIÓN ESPAÑOLA,


http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/10/23/neurociencia/1256289352.html
fuente:PATRICIA MATEY
INVESTIGACIÓN ESPAÑOLA
El asco, el 'ingrediente' olvidado de algunas enfermedades mentales
Se inicia un estudio de la sensibilidad al asco y trastornos de ansiedad
En la repugnanacia podrían estar implicados la anorexia y ciertas disfunciones sexuales
Aunque no se saben sus mecanismos, podría contribuir a la causa de algunas fobias


MADRID.- A María le repugnan las arañas y Clara siente auténticas náuseas cuando está cerca de un plato de espinacas. El caso de Juan Miguel es más grave e invalidante. Su miedo a contraer una enfermedad le empuja a lavarse las manos constantemente.

El asco, con todas sus letras, es una emoción negativa y protectora del organismo (previene la contaminación o la enfermedad) pero, también, puede ser algo más, ya que juega su papel en determinadas enfermedades psiquiátricas.

Pese a que ya hay voces que reclaman que la emoción de asco o la repugnancia ha sido 'la gran olvidada de la psiquiatría', tal y como recogió un editorial publicado en el 'British Journal of Psychiatry'; científicos españoles están dispuestos a ahondar en su 'significado psicopatológico' gracias a un nuevo proyecto de investigación, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación que ya está en su fase inicial.

"Pretendemos estudiar la sensibilidad al asco en población española (algo que hasta ahora no se ha hecho), elaborar un sistema de evaluación del asco y la sensibilidad al mismo, y estudiar su relación con los trastornos de ansiedad, especialmente con los miedos y fobias a ciertos animales (animales conceptuados comúnmente como repugnantes), fobias a la sangre (inyecciones-daño), y con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), dado que muchos de estos pacientes tienen reacciones asco y temor a la de contaminación, más que respuestas de ansiedad propiamente dichas). También consideramos su papel en otros posibles trastornos, como los de la alimentación", aclara a elmundo.es Bonifacio Sandín Ferrero, director del Grupo de investigación de Psicopatología y Salud de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y catedrático de Psicopatología.

Y es posible que "aunque no existan datos epidemiológicos sobre esta cuestión, el porcentaje de personas que experimentan respuestas excesivas de asco sea elevado. También es probable que en su mayor parte tales respuestas sean perturbadoras para el individuo, bien porque interfieran en su vida cotidiana o porque se asocien a otros trastornos psicológicos", sugiere este experto.

Como 'adelanto' al proyecto, este investigador y su equipo acaban de publicar un artículo en 'Revista de Psicopatología y Psicología Clínica' donde analizan las razones por las que el asco forma parte importante de la etiología y la manifestación de diversos trastornos psicológicos.

"El asco, al igual que el miedo, nos protege del posible peligro o daño producido por ciertos agentes externos o extraños al organismo, pero también puede generar trastornos si sobrepasa su valor funcional al inducir respuestas excesivamente intensas o inapropiadas", especifica Bonifacio Sandín.

¿Trastornos del asco?
Aunque según este especialista aún es demasiado pronto para afirmar tajantemente que sentir repugnancia predice el riesgo de desarrollar una enfermedad psiquiátrica, "actualmente existe evidencia de su implicación en algunos trastornos de ansiedad y también hay datos de su relación con los trastornos de la alimentación (anorexia y bulimia nerviosa), el estrés postraumático, las disfunciones sexuales, la hipocondría... Además hoy en día se está estudiando si existen trastornos propiamente asociados a la repugnancia en sí misma, es decir trastornos donde la perturbación central sea el asco como tal (trastorno del asco)", agrega.

En las fobias, por ejemplo, la perturbación central "se ubica en la propia emoción de miedo y constituyen trastornos en sí mismos. Pensamos que con el asco puede suceder algo similar. Por ejemplo, algunos problemas conceptuados actualmente de cierto tipo psicopatológico o psiquiátrico podrían ser más bien trastornos del asco. Es el caso de algunas fobias, como a la sangre".

Tratar la repugnancia extrema es posible. "Puede abordarse utilizando técnicas de tratamiento cognitivo-conductual similares a las que se emplean para tratar algunos de los trastornos de ansiedad, donde tanto la exposición como la reestructuración cognitiva juegan un papel fundamental", indica este profesor de la UNED.

TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍACON RITUALES OBSESIVOSJosep A. Pena i GarijoPsicólogo


fuenteJosep A. Pena i GarijoPsicólogo Clínico
se relata la intervención realizada en un caso de trastorno hipocondríaco en el que la paciente, una mujer joven, presenta una preocupación mortwsa por la posibilidadde padecer un cáncer de manía y/o genital. Esta preocupación le provocaba una considerable ansiedad, la cual reducía a través de un comportamiento compulsivo deauto-exploración mamaría, que llegó a ocasionaría problemas físicos en los senos.Se ejemplifica la aplicación de un programa multicomponente en el que se combi-naron estrategias de exposición con prevención de respuesta, habit reversal y técni-cas de reducción de ansiedad, asi como un componente cognitivo que se desarrollóa lo largo de todas las sesiones. Se expone también la dificultad que sobreviene enocasiones para establecer el diagnóstico diferencial entre la hipocondría y el trastornoobsesivo-compulsivo.Palabras clave: Estudio de caso; hipocondría; trastorno obsesivo-compulsivo; ri-tuales; exposición con prevención de respuesta..Correspondencia: Unidad de Salud Mental "Castalio 11'. Servei Valencia de Salut. l-lospital Provincial de Castelló. Av.del Dr. Ciará 19. 12004 Castelló de la Plana. Teléfono 964-359771
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182J. A. PENA1. INTRODUCCIÓNLa hipocondría se describe en el DSM IV(APA, 1995) como preocupación por el miedoa tener, o la convicción de padecer, una enfer-medad grave a partir de la interpretación perso-nal de síntomas somáticos (Criterio A). El Cri-terio B se refiere a que la preocupación persistea pesar de las exploraciones y explicacionesmédicas apropiadas.A pesar de ser éste un desorden conocidohace cientos de años, su consideración comoun trastorno de muy difícil tratamiento ha sidola idea predominante hasta la actualidad. En losúltimos 30 años el abordaje de la conductaanonnal de enfermedad ha resurgido poderosa-mente desde la óptica cognitivo-conductual,motivado en parte por el éxito terapéutico ob-tenido desde este modelo en otros trastomospsicológicos y coincidiendo, sin duda, con lanecesidad que plantea el tratamiento de un tipode psicopatología que ocasiona una considera-ble repercusión sobre los costos (económicosy en otros recursos) y en la dinámica de losservicios de asistencia sanitaria (Martínez yBotella, 1996).Precisamente, desde un servicio de saludpúblico se plantea la intervención que relatamosa continuación y de la que quisiéramos resaltarla brevedad en tiempo y número de sesiones,con lo que ello supone de alivio relativo a lapresión asistencial a la que normalmente nosvemos sometidos en este contexto de atenciónsanitaria.En el caso que nos ocupa, se cumplen loscriterios a los que aludíamos al principio. Tam-bién el diagnóstico diferencial con el trastomodelirante, el trastomo dismórfico corporal y lostrastornos de ansiedad. Sin embargo, comoveremos en la presentación clínica, la distincióncon respecto al trastomo obsesivo-compulsivono resulta tan sencilla. En ambos supuestos seda un componente fóbico: el miedo a la enfer-medad, y también en ambos casos se danconductas de evitación (o rituales conjugatoríos).El modelo conductual del miedo postula que elmantenimiento de éste se produce por la reduc-ción de la activación mediante el reforzamientonegativo de la conducta de evitación. En eltrastomo obsesivo, el papel reductor de la an-siedad que produce la idea obsesiva (p. ej., elmiedo a contaminarse), lo cumple el ritualcompulsivo (lavarse). En el caso de la hipocon-dría, sobre todo cuando el componente predo-minante es el miedo a la enfermedad o el dolor,la reducción de la activación asociada a esemiedo, se produce al ejecutar algún componen-te "ritual" como ir al médico, solicitar infomna-ción sobre la supuesta enfermedad o, como enel sujeto que nos ocupa, la auto-exploración confines tranquilizadores. Este fue el motivo prin-cipal por el que abordamos este caso con unatécnica, la exposición con prevención de res-puesta, que es precisamente la intervención"estrella" en los trastomos obsesivo-compulsivos.En cualquier caso, y aunque el diagnósticopsiquiátrico es necesario (incluso imprescindi-ble en determinados ámbitos), lo que debe, anuestro juicio, dirigir fundamentalmente la inter-vención, son los resultados del análisis funcio-nal de las conductas desadaptadas que llevanal paciente a la consulta y que, en último caso,se llamen como se llamen, producen un males-tar signifícativo en nuestro paciente y han de serabordadas mediante las estrategias de quedispongamos y sepamos resultan eficaces parasu problema concreto.2. MÉTODO2.1. Sujeto"C" es una mujer de 32 años de edad, casaday con dos hijos pequeños que vive en una pequeñapoblación cercana a nuestra ciudad. Tieneestudios primarios y es operaria de una fábrica.Acude a nuestro servicio remitida por elmédico de cabecera que habla pautadoFluvoxamina 50 mg./día, y con un diagnósticode sospecha de obsesiones hipocondriacas.Nacida a término, deambula y habla a laedad nomnal. El resto de su desanollo psicomotory el del control de esfínteres es evolutivamenteadecuado. No recuerda enfermedades graves enla infancia y se describe como una niña normal,mala estudiante, pero bien adaptada a la vidasocial y familiar. Conoce a su marido a los 16años y se casa a los 22. Tiene dos partosnormales. No padece alergias u otras enferme-dades conocidas y no tiene antecedentes psi-cológicos o psiquiátricos (exceptuando el trata-miento del médico de cabecera).Relata que desde hace algunos meses tiene"obsesión" por la salud de su marido e hijos,pensando que les puede ocunir algo grave,exagerando una simple calda o un resfriado.
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA183A raíz de la muerte de una chica del pueblo,a consecuencia de un cáncer de mama, comienza a tocarse los pechos y los genitales"buscando algún bulto o quiste". Piensa que ella 'lambién va a tener un cáncer^.Preguntada por los antecedentes en la familia de enfemiedades o trastornos psicológicos no recuerda ningún dato de interés. Sin embargo, su marido nos contará posteriormente quesu madre es (textualmente) "una hipocondríaca".2.2.- EvaluaciónEn este apartado incluimos la entrevista conla paciente, la evaluación mediante autoinfontiesy autorregistros, los resultados de una entrevis-ta estructurada y la hipótesis sobre el problema.Para el diagnóstico psiquiátrico nos regimos porel Manual Diagnóstico y Estadístico de losTrastomos Mentales ÍV Edición (APA, 1995).2.2.1.- Entrevista con la pacientoEn el momento de la primera entrevista O seencuentra eutímica, indica que no toma lamedicación, y mantiene un nivel de ansiedadgeneral leve.Describe su problema como "siempre tengoque estar tocándome los pechos y mirándomebajo". Piensa que va a tener un cáncer "comola chica del pueblo". Cuando el médico la tran-quiliza sobre sus síntomas, está mejor duranteunos días, tras los cuales, reaparece la preocu-pación.Exagera cualquier síntoma de los hijos yestá muy encima de ellos. Se preocupa si llegan tarde o no sabe donde están.Se realiza una entrevista de screening y seplantea el diagnóstico diferencial con el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno obsesivocompulsivo. No presenta alteraciones del estado de ánimo, la percepción, el juicio oel curso del pensamiento. En cuanto al contenido del pensamiento, C presenta una preocupación excesiva por la posibilidad de tener uncáncer (de mama o genital). Estas ideas notienen en ningún momento carácter delirante.Realiza conductas compulsivas de auto-explo-ración mamaria con la finalidad de encontraralgún bulto u otra sefíal que le "confimie eldiagnóstico". La frecuencia e intensidad de estaconducta ha llegado a producirle hematomas einitación, lo cual, a su vez, aumenta la preocu-pación y le hace tocarse con más frecuencia.No hay alteraciones del sueño o el apetito.Presenta una leve ansiedad flotante y, ocasio-nalmente, siente nauseas por la mañana. Elaumento de ansiedad coincide con pequeñaspreocupaciones cotidianas y con la exposicióna estímulos que le recuerdan enfemiedades(películas, conversaciones con vecinas, visitasal médico con los niños, hospitales, etc.). Eje-cuta algunos rituales de comprobación (puertas,llaves y gas), de intensidad subdínica.La entrevista con el marido confirma lo ex-puesto por la paciente. Adopta una actitudtolerante con el problema de C y se muestradispuesto a colaborar. Nos cuenta también,como hemos comentado antes, que ia madrede la paciente está continuamente quejándosey verbalizando que tiene tal o cual enfennedad:"es muy aficionada a ir al médico". Confimnatambién que C se preocupa en exceso por losproblemas más nimios y que, últimamente, estámás nerviosa. La vida de relación, la conductasexual y el nivel de actividad son buenos.2.2.2.- Entrevista estructurada, autoinformesy autooliservaciónEn primer lugar se le aplicó:- Entrevista Diagnóstica Estructurada para eldiagnóstico de hipocondría (Barsky y coi., 1992).Se solicitó de la paciente que cumplimentaralos siguientes cuestionarios:- EAE. Escaia de Actitudes ante la Enfer-medad (Kellner, 1986).- Inventarío de Depresión de Beck (1983).- OCM. Inventario obsesivo compulsivo delMaudsley (Hodgson y Rachman, 1977).- STAI. Inventarío de Ansiedad Estado-Ras-go (Spielberger, 1977). Sólo se aplicó la parteB, correspondiente a la ansiedad-rasgo.Al finalizar la sesión se le entregó a la pa-ciente un registro de autoobservación que ela-boramos ad hoc donde debfa anotar las inciden-cias relacionadas con su problema, especiaí-mente los pensamientos sobre enfermedades ylas conductas de autoexploración. (Tabla 1).2.2.3.- Hipótesis explicativaLos autorregistros mostraron claramente unarelación entre determinados estímulos y la
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184J. A. PENAaparición de las ¡deas hipocondríacas, definidaséstas como la preocupación por padecer uncáncer de mama y/o genital o, en su caso, otraenfermedad grave.Tabla 1.- AutorregistroDia/HoraSituación¿Quéestat»pasando?Emoción¿Cómomesiento?Pemamisnto¿Quéestoypensando?Conducta¿Quéhago?Para realizar el análisis funcional de estapaciente nos basamos en la propuesta de Avia(Ver Avia, 1993. pag. 124). Ponemos en negritalos componentes hipocondríacos en los tressistemas de respuesta:1.- Los antecedentes remotos parecen estarcentrados en el posible aprendizaje por mode-lado de la madre (según el marido, "unahipocondríaca").2.- C presentaba una preocupación impor-tante por la posibilidad de padecer un cáncer demama. Los antecedentes próximos de estapreocupación parecen encontrarse en la muertede una vecina de su pueblo a causa de estaenfermedad. A partir de este momento empie-zan a aparecer pensamientos relacionados conel tema (respuesta cognitíva). Estos la motivana consultar a su médico acerca de la posibilidadde estar desarrollando un tumor (respuestamotora). El médico la tranquiliza (reduce suansiedad). Esta momentánea tranquilidad actúacomo refuerzo de la conducta de visitar al médico(lo cual se hace frecuente) y, además, segeneraliza a otras conductas tendentes a redu-cir la ansiedad, como auto-explorarse (respues-ta motora). En este momento la secuenciaconductual sería como sigue:Estímulo (oír hablar de enfermedades, pelí-culas o noticias relacionadas, los hospitales ocentros de salud)Respuesta cognitiva ("creoque tengo un tumor", "tendré un cáncer^, etc.)——Respuesta fisiológica (aumento activación)——Respuesta motora (tocarse los pechos con lafinalidad de encontrar un bulto)—-Consecuencia(reducción momentánea de la ansiedad, queactúa como refuerzo negativo).Esta primera secuencia, bastante simple, secomplica cuando C empieza a interpretar pe-queños cambios en su organismo (respuestacognitiva), cambios que las personas "norma-les" apenas percibimos o no les prestamosatención, como indicativo del posible padeci-miento. Esto es coherente con las hipótesisactuales sobre la hipocondría que apuntan haciala hipervigilancia de las propias sensacionescorporales como un factor importante en eldesanrollo y mantenimiento de la enfermedad(Easterning y Leventhal, 1989; Warwick ySaikovskis, 1990; Hitchcock y Mathews, 1992;Avia, 1993). Además, la continua manipulaciónde sus senos le llegó a producir una importanteirritación y la aparición de hematomas en estazona, lo cual servía por sí mismo como estímulodesencadenante de las cogniciones hipo-condríacas y la posterior conducta de explora-ción.2.3.- TratamientoDespués de realizar el análisis funcional yformular la hipótesis explicativa del problema,elaboramos, junto con la paciente, una serie deobjetivos y establecimos los criterios de cum-plimiento de los mismos (el autor de estaslineas tiene como costumbre preguntar al pa-ciente "¿qué es exactamente lo que pretendesconseguir viniendo aquí?" y le pide que lo anoteen una hoja con la finalidad de establecer uncriterio de satisfacción subjetiva con la interven-ción).2.3.1.- Objetivos de la Intervención y criteriode consecución1.- Reducción del nivel general de ansiedad.La paciente debería evaluar su ansiedad generalpor debajo de "2" (se enseñó a la paciente amedir su ansiedad en USAs, pero en una escalade O a 10, ya que hemos comprobado en lapráctica que resulta más sencillo para los pa-cientes evaluarío de esta manera).
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA1852.- Desaparición de los rituales de auto-exploración mamaria. La paciente debería sercapaz de no tocarse los pechos, excepto unavez al mes, después de la menstruación. Enese momento se le permitía la auto-exploracióncon fines preventivos.3.- Detección y control de los pensamientoshipocondriacos (tener un cáncer u otra enferme-dad grave). El marido deberla infomnar de lafrecuencia de las quejas anotando éstas en undiario. También deberla disminuir la frecuenciade pensamientos en el autorregistro hasta unlímite que juzgáramos subjetivamente razonable(de acuerdo con la paciente). Este punto resultapolémico ya que una preocupación razonablepor la propia salud es absolutamente adaptativay su ausencia, peligrosa. Así mismo, existencircunstancias normales, como el embarazo(Fava, Grandi, Saviotti, Trombini y Orlandi, 1990),o condiciones de salud alterada en las que lapreocupación por llevar una dieta adecuada, odejar de fumar, o consultar al médico ante unsíntoma "real", u otras manifestaciones de esapreocupación, son conductas perfectamentesanas.4.- Desaparición de los rituales de compro-bación. Sólo debería comprobar el gas, laspuertas y la llave una vez.5.- Debería poder hablar con las vecinas,contemplar un programa de televisión o leer unarevista sobre enfemriedades sin experimentaransiedad.6.- Resistir el impulso de ir al médico excep-to cuando se tratara de un síntoma no relacio-nado con el cáncer de mama (no se contemplóla preocupación por el cáncer genital ya quepensamos que desaparecería con la simpleinformación del médico y con la pauta de ex-ploraciones programadas del ginecólogo).2.3.2.- Planificación de la IntervenciónPara la consecución de los objetivos pro-puestos se escogieron las siguientes estrate-gias:- Para el objetivo número 1: Entrenamientoen relajación progresiva. Se utilizó la versión deBemstein y Bori^ovec (1973).- Para los objetivos número 2 y 4: Exposicióncon prevención de respuesta.- Para el objetivo número 3: Información sobresu problema en términos conductuales. Utiliza-ción del autorregistro (ver tabla número 1). Paradade pensamiento (Bellack y Hersen, 1977). Re-estructuración cognitiva mediante reatribución yconfrontación con la realidad.- Para el objetivo número 5: Exposición invivo a las situaciones que le provocaban ansie-dad o disparaban los pensamientos sobre en-fennedades.- Para el último objetivo, hablamos con elmédico de cabecera y el ginecólogo instruyén-doles en el manejo de esta paciente: explica-ción clara de sus síntomas con visitas de re-visión programadas. También se explicó a lapaciente que no debería consultar a demanda,excepto en los casos previstos en que pudieraaparecer otra sintomatología distinta de la ob-jeto de modificación.Incluimos a C en un grupo de relajaciónbreve, que dirige la enfermera del centro desalud, para recibir entrenamiento en esta téc-nica. Se desanrolló paralelamente a la interven-ción individual durante las 4 primeras semanas(una sesión semanal).La intervención se prolongó durante tresmeses con un total de 7 sesiones en las quese fue desarrollando el programa previsto.2.3.3. Desarrollo de la Intervención sesión asesiónEn la primera sesión, después de la deevaluación se llevó a cabo la explicación deltrastorno de la paciente en términosconductuales. Se la tranquilizó sobre sus sín-tomas, partiendo de que su preocupación y suansiedad eran "reales", pero atribuyéndolos pocoa poco a procesos psicológicos y no a causasorgánicas. Utilizamos un modelo explicativosimilar al del pánico (Beck, 1988; Clarí<, 1987;Saikovskis y Claris, 1993). También se la ins-truyó en la técnica de exposición in vivo. Trasexplicarie sus fundamentos teóricos, se le pidióque pemnaneciera delante del espejo de suhabitación (donde solía realizar sus "toqueteos")durante dos horas en días altemos y con lacondición de "no tocarse" durante ese tiempo.Debería también registrar en un diario, que ledimos al efecto, la intensidad de la ansiedad alinicio y al final de cada sesión de auto-exposi-ción. Para los rituales de comprobación deberíatan sólo evitar hacerío, para lo cual se le sugirióque cada vez que apagara el gas, cerrara la
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186J. A. PENApuerta o metiera las llaves en el bolso, se dijeraa si misma "ya está hecho, no debo compro-barlo de nuevo". En caso de aparecer la tenden-cia a comprobar, sencillamente debería aguan-tar la ansiedad mediante un sencillo ejercicio derespiración y esperar a que descendiese.En la segunda sesión se observó que teníadificultades para prevenir la respuesta de tocar-se los pechos durante la tarea de exposición.Por lo que decidimos incluir un elemento dehabit reversal: se pidió a la paciente que iden-tificara el momento en que "se le disparaba lamano" y se le sugirió que realizara un movimien-to similar (mismo gesto, mismos grupos mus-culares) pero con un "objetivo diferente"; eneste caso se palpaba las dos manos entre sí.También modelamos en esta sesión la deten-ción de pensamiento. Realizamos el entrena-miento con la palabra "PARA" en voz alta y lalectura posterior de una tarjeta que elaboramosal efecto con un contenido agradable (descrip-ción de su hijo jugando con ella en el parque).Se le pidió que elaborara tres tarjetas más parala siguiente sesión y se le pidió que repitieraeste ejercicio en casa durante tres días, tras loscuales debía intentar hacerlo subvocalmente.Se le indicó que lo utilizara siempre que leviniera al pensamiento la idea de padecer uncáncer o de tocarse los pechos. Acabamos lasesión profundizando en el modelo explicativoque le habíamos propuesto y elaborando a la luzde las situaciones del auto-registro una interpre-tación más acorde de sus síntomas.En las siguientes sesiones (3 a 5) continua-mos con la reestructuración de sus creenciashipocondríacas aprovechando las situaciones queiban apareciendo en los registros.Entre la sesión 3 y 4 programamos una citaen la Asociación Española Contra el Cáncer(que además está frente a nuestro hospital) paraque hablara con un grupo de gente y visionaraun video educativo sobre el cáncer de mama.Entre las sesiones 4 y 5 debía realizarse unaexploración programada de sus senos, la cualrealizó sin experimentar ansiedad.Tras la sesión 5, repasamos las estrategiasde afrontamiento y pautamos la continuación delas tareas de exposición (una vez a la semana).Se volvieron a pasar el OCM, el BDI, el STAIy el EAE, así como la Entrevista de Barsky.Se programaron dos seguimientos a los tresy seis meses. El último seguimiento se realizópor teléfono hace algunos días.3.- RESULTADOSEn la evaluación pre-tratamiento los cuestio-narios arrojaron los siguientes datos (Tabla 2):Tabla 2.- Resultado de las evaluaciones prey post-tratamientoBDI (Inventarlo deDepresión de Beck)EAE (Escala de Actitudeshacia la enfermedad)OCM (Inventario Ot>sesivo-Compuíslvo del Maudsley)STAI (Ansiedad Rasgo)PRE36213PC. 60POST3165PC. 35El BDI confirmó lo observado durante laentrevista (P.D.= 6; depresión ausente). El OCMda una puntuación global de 13. Los ítemspositivos son los relacionados con conductasrituales de comprobación, miedo a las enferme-dades y miedo a contaminarse. Cuando se le pre-guntó en la sesión siguiente acerca de sus res-puestas al cuestionario, aclaró que el miedo quetenía no era a contaminarse o infectarse sinoa "coger una enfennedad". No efectúa ritualesde limpieza y los de comprobación son leves.El EAE anrojó una puntuación global de 62,indicativo de una hipocondría severa. Lossubfactores se presentan en la Tabla 3 (puntua-ciones directas).Tabla 3.- Escalas del EAEEscalaPreocupación por laenfermedadPreocupación por el dolorHábitos de saludCreencias hipocondriacasTanatoibbiaFobla a la enfermedadPreocupación por el cuerpoExperiencia con el tratamientoEfectos de los síntomasPre121088841240Post424020220
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA187En el STAI presentaba una ansiedad-rasgomoderadamente elevada (PC: 60). Por estemotivo incluimos en la intervención una estra-tegia de reducción de la ansiedad, concreta-mente la técnica de la relajación progresiva(Berstein y Borkovec, 1973).La entrevista estructurada de Barsky (1992)permitió confirmar el diagnóstico de hipocondríasiguiendo los criterios del DSM IV (la entrevistase basa en los criterios DSM lll-R; en este casohemos asumido la equivalencia).En la evaluación post-tratamiento se apreciaque, excepto el BDI que no se modificó (nuncaestuvo alterado), los demás autoinformes sugie-ren que los objetivos previstos se habían cum-plido. Las puntuaciones del EAE habían sufridoun considerable descenso (P.D.: 16), así comolas del OCM (P.D.: 5) y del STAI (P.C: 35) y,lo más importante, ya no cumplía los criteriosde hipocondría del DSM IV, demostrado a travésde la entrevista de Barsky.Los rituales de comprobación habían cedidodesde el principio y la preocupación por padecerun cáncer genital, como habíamos supuesto.desapareció sin intervenir (bastó la explicacióndel ginecólogo y la programación de visitassemestrales). En la cita que programamos enla Asociación Contra el Cáncer, nos sorprendiógratamente el hecho de que no experimentóapenas ansiedad y que, además, salió muyaliviada al darse cuenta que era capaz de pen-sar que "ella ya no tenía esos síntomas". Detodos modos, le pedimos que grabara algunosprogramas de televisión del tipo "Más vale pre-venir" y los visionara durante dos horas una veza la semana, así como que no evitara estosprogramas si le aparecían casualmente. Siexperimentaba ansiedad debería aplicar la rela-jación en su formato breve. La única condiciónque impusimos fue que no dejara de veríoshasta que no le desapareciera la posible ansie-dad. No hubo problemas al respecto. Las con-versaciones con las vecinas sobre estos temasdejaron de producirle malestar, e incluso llegóa comentamos que "eran unas hipocondríacas".En el primer seguimiento al mes, continuabaasintomática, aunque estaba preocupada porproblemas laborales. Continuaba utilizando la re-TAREAS DE AUTOEXPOSiaÓN- • — Ah4SIEDAD AL INIOO-=^ Ah4SIEDAD AL RNAL6789SESIONES12 1315Figura 1.
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188J. A. PENAlajacjón y se exponía tal y como habíamosprevisto. Había realizado otra auto-exploracióndespués de la menstruación sin experimentaransiedad alguna. Los registros no mostrabanninguna alteración importante: había hecho tresanotaciones en todo el mes coincidiendo con lanoticia de una enfermedad de un familiar, quehabía afrontado adecuadamente. Su maridoconfimnó la mejoría y nos explicó que "ya nodaba tanto la lata a sus hijos".Entre este primer seguimiento y el segundoque se había programado, C volvió a consultarpor encontrarse nerviosa y preocupada. Estossíntomas coincidían con haber tenido que dejarde trabajar y tener que acompañar a su suegroal IVO (Instituto Valenciano de Oncología). Nohabían reaparecido los rituales, pero estabadisgustada y tenía miedo de recaer. Se la tran-quilizó al respecto y se repasaron las estrate-gias que había aprendido durante la interven-ción. Un mes después se encontraba bien.La ansiedad, como se ponía de manifiestoa través de los registros de auto-exposición,había ido descendiendo, más al principio, y semantenía por debajo de la puntuación "2" (Fi-gura 1). Del mismo modo, la frecuencia deaparición de las ideas hipocondriacas se encon-traba muy disminuida, excepto el cuarto mes enque se observa, a través de los autorregistros,una leve subida a consecuencia de la noticia dela enfermedad de su suegro.Es interesante observar el espectaculardescenso en la frecuencia de los rituales deautoexploración mamaria (Figura 2). La merainstrucción de intentar no tocarse los pechoshabía tenido un efecto de reducción de la fre-cuencia de 8 ó 10 al día cuando llegó a consulta,a tan sólo 5 durante esa primera semana deregistro. Esta reducción continuó con las sesio-nes de auto-exposición y se mantuvo a O du-rante todo el seguimiento.En los seguimientos posteriores no se efec-tuó ningún registro formal, pero consideramoscomo válida la información del paciente a travésde sus respuestas a una entrevista habitual ennuestro trabajo en la que confirmaba el mante-nimiento de la mejoría. Sí se mantuvieron losregistros de pensamientos hipocondríacos, queno revelan ninguna alteración.60 TFRECUENCIA DEL RITUALUNEABASE34TRATAMIENTO1*MES 3* MES 6«MESSEGUIMIENTOFigura 2.-
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA189En el seguimiento telefónico que se llevó acabo apenas hace unos días, C nos confirmóque continuaba perfectamente.4.- DISCUSIÓNComo mencionamos en la introducción, lahipocondría es, en ocasiones, difícil de distin-guir clínicamente del trastorno obsesivo-compulsivo. Estas ocasiones son, a nuestrojuicio, aquellas en las que la conducta de en-femnedad adquiere una forma particularmenteritualística. El caso que hemos presentado esun ejemplo de lo anterior. Nuestra pacientemostraba una conducta ritual, la auto-explora-ción, como respuesta a una obsesión, tener uncáncer. Visto así, el diagnóstico más probablehabría de ser el de TOC. Sin embargo, C pre-sentaba también otros componentes típicos deltrastorno hipocondríaco, además de la preocu-pación por tener una enfemnedad grave, comola reaparición de estas preocupaciones a pesarde las explicaciones médicas, la interpretaciónde signos o síntomas corporales como una señaldel padecimiento, el temor a la enfermedad, ylas conductas propias de un enfermo, comovisitar al médico o explorarse con fines auto-diagnósticos.De otro lado, según el DSM IV (APA, 1994),sólo debe realizarse un diagnóstico de TOC sílas obsesiones o compulsiones no se restringena preocupaciones por una enfermedad. En estecaso, aunque existían otros comportamientosobsesivos, como rituales de comprobación le-ves, estos no eran lo suficientemente gravescomo para justificar este diagnóstico.Desde el ángulo inverso, en el TOC se dancon frecuencia conductas típicas de enferme-dad. Recientemente, Savron, Fava, Grandi,Rafanelli, Raffi, y Belluardo (1996), analizan enun estudio las relaciones entre el TOC y lahipocondría mediante la administración del EAEa pacientes obsesivo-compulsivos y controlesnormales. Los resultados indican una conductade enfermedad levemente alterada en los pa-cientes obsesivos, que obtuvieron mayorespuntuaciones en las escalas, pero con débilcorrelación entre los miedos y las creenciashipocondríacas y la temática de ios síntomasobsesivo-compulsivos.En cuanto al tratamiento seguido en el pre-sente caso, se llevó a cabo partiendo del aná-lisis funcional, enriquecido éste con las aporta-ciones del modelo explicativo cognitivo, seconsiguieron los objetivos previstos, y en elseguimiento, se apreció una clara estabilidad dela mejoría. Esos cambios los atribuimos a laintervención.Al margen del diagnóstico psiquiátrico, des-de la óptica de la terapia cognitivo-conductual,la estrecha relación entre evaluación y trata-miento permite no sólo identificar las variablesdependientes, sino diseñar un plan de interven-ción individual para cada paciente y evaluarlo deforma continuada lo cual, además, nos permiterevisar y modificar nuestras hipótesis y/o revisary modificar las estrategias de intervención conla finalidad de adaptarlas a nuestro paciente, asu problema concreto, a sus circunstanciaspersonales, a su ambiente particular y al espe-cial desan-ollo de la intervención. En el trata-miento de C, podemos observar cómo se inten-tan cumplir estas máximas:1.- Se diseñó el programa de intervención(con la colaboración de la propia paciente)escogiendo las técnicas que consideramos máseficaces para modificar las conductas anómalasque fueron perfilándose a través del análisis dela conducta de C. En concreto, basamos nues-tro trabajo en una técnica sobre cuya eficaciahay pocas dudas: la exposición con prevenciónde respuesta.2.- Se utilizaron medidas continuas, como elregistro de conductas (autorregistro en este caso)que permiten observar los cambios que acon-tecen, tanto en las variables dependientes, comoen otras circunstancias del sujeto que puedaninteractuar con ellas.3.- Se modificó el programa atendiendo a lasespeciales dificultades que iban surgiendo. Porejemplo, se añadió una técnica, el habit reversal,para facilitar el cumplimiento de la prevenciónde respuesta, cuando observamos que éstaresultaba problemática.Nótese que el número de sesiones fue mí-nimo (7 sesiones de 30 minutos), se utilizarontécnicas especificas (la exposición con preven-ción de respuesta) y el resultado fue satisfac-torio en un caso, la hipocondría, de considerablegravedad y repercusión individual y socio-sani-taria. En el contexto de un servicio público desalud mental resulta alentador pensar que untrastomo como éste pueda ser abordado concierta eficacia, atendiendo a la especial sitúa-
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190J. A. PENAcjón de presión asjstencial, con una interven-ción corta y relativamente sencilla.Para finalizar, ai margen de estas últimasconsideraciones, el caso que hemos descritonos hace pensar que, en los pacientes hipocon-driacos en los que el componente fundamentales el conductual, las técnicas de exposición,dentro de un programa más amplio que contem-ple el mayor número de variables problema delsujeto, son las más adecuadas, y que contri-buyen indirectamente a propiciar los cambioscognitivos necesarios relacionados con la per-cepción de enfermedad, sin necesidad de uti-lizar estrategias cognitivas más complejas yelaboradas, que deberíamos reservar para loscasos en que el trastorno pueda estar másrelacionado con una alteración perceptivo-atendonal.REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICASAmerican Psychlatrlc Association (1994).Diagnostic and Statistical Manual of MentalDisorders (4' edición) (DSM tV). Washington,DO: APA.Avia, M.D. (1993). Hipocondría. Barcelona: MartínezRoca.Barsky, A.J., Qeary, P.D., Wyshak, G., Spitzer, R.,Williams, J. y Klerman, G. (1992). A stmctureddiagnostic interview for hypochondríasis: aproposed críterion standard. Journal ofNervousand Mental Health. 180. 20-27.Beck. A. T., Rush, J., Shaw, B. y Emery, G. (1983).Templa Cognitiva de la Depresión. Bilbao:DDB.Beck, A.T. (1988). Cognitíve appproaches to panicdisorders: theory and therapy. En S. Rachmany J.D. Maser (eds), Panic: psyhcologicalperspectives. Hillsdale, Nueva Jersey, L.E.A.Bellack, A.S., y Hersen, IVI.H. (1977). BehaviourModification: an introductory textbook. TheWilliams and Wiikins Co.Bemstein D.A. y Borkovec T.D. (1973). ProgressiveRelaxation Training. Research Press.Clark, D.M. (1988). A cognitíve model of panicattacks. En Rachman, S., y Maser, J.D. (eds.),Panic: Psychological Perspectives. ErlbaumHillsdale.Easterning, D. y Leventhal, H. (1989). Thecontribution of concrete cognitíon to emotíon:neutral symptoms as elicitors of worry aboutcáncer. Journal of Applied Psychology, 74, 787-796.Fava, G., Grandl, S., Michelacci, L., Savtotti, F., Conti,S., Bovicelli, L., Trombini, G., y Oríandi, C.(1990). Hipocondriacal fears and beliefs inpregnacy. Acta Psychlatrica Scandinavlca. 82.70-72.Hítchcock, P.B., y Mathews, A. (1992). Interpretattonof bodily symptoms in hypocondríasis. BehaviorResearh and Therapy. 30 (3), 223-234.Kellner, R. (1986). Somatlzatlon and hypo-chondríasis. Nueva York: Praeger.Martínez y Botella (1996). Evaluación y tratamientopsicológico de la hipocondría: revisión y aná-lisis crítico. Psicología Conductual. 4. 1, 29-62.Saikovskís, P.M., y Clark, D.M. (1993). Panicdísorder and hypochondríasis. Advancesin Behaviour Research and Therapy. 15. 23-48.Savron, G., Fava, QA, Grandl, S., Rafanelli, C, Ftaffi,A.R., y Belluardo, P (1996). Fears and hypo-chodrlacal beliefs In obssesive-compulsivedisorder. Acta Psychlatríca Scandinavlca 93 (5):345-348.Wanwíck, H., y Saikovskís, P. (1990). Hypo-condríasis. Behavior Research and Therapy.28. 105-117.

se relata la intervención realizada en un caso de trastorno hipocondríaco en el quela paciente, una mujer joven, presenta una preocupación mortwsa por la posibilidadde padecer un cáncer de manía y/o genital. Esta preocupación le provocaba unaconsiderable ansiedad, la cual reducía a través de un comportamiento compulsivo deauto-exploración mamaría, que llegó a ocasionaría problemas físicos en los senos.Se ejemplifica la aplicación de un programa multicomponente en el que se combi-naron estrategias de exposición con prevención de respuesta, habit reversal y técni-cas de reducción de ansiedad, asi como un componente cognitivo que se desarrollóa lo largo de todas las sesiones. Se expone también la dificultad que sobreviene enocasiones para establecer el diagnóstico diferencial entre la hipocondría y el trastornoobsesivo-compulsivo.Palabras clave: Estudio de caso; hipocondría; trastorno obsesivo-compulsivo; ri-tuales; exposición con prevención de respuesta.ABSTRACTThe psychological intervention in a case of hypochondríasis with an obsessivecomponent is presented. The patient was a young female with a mortiid preoccupationabout the possibility of having a breast and/or genital cáncer. This preoccupation wasmaking her considerabily anxious, and she tríed to reduced such anxiety by compulsivelychecl--------------------------------------------------------------------------------
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182J. A. PENA1. INTRODUCCIÓNLa hipocondría se describe en el DSM IV(APA, 1995) como preocupación por el miedoa tener, o la convicción de padecer, una enfer-medad grave a partir de la interpretación perso-nal de síntomas somáticos (Criterio A). El Cri-terio B se refiere a que la preocupación persistea pesar de las exploraciones y explicacionesmédicas apropiadas.A pesar de ser éste un desorden conocidohace cientos de años, su consideración comoun trastorno de muy difícil tratamiento ha sidola idea predominante hasta la actualidad. En losúltimos 30 años el abordaje de la conductaanonnal de enfermedad ha resurgido poderosa-mente desde la óptica cognitivo-conductual,motivado en parte por el éxito terapéutico ob-tenido desde este modelo en otros trastomospsicológicos y coincidiendo, sin duda, con lanecesidad que plantea el tratamiento de un tipode psicopatología que ocasiona una considera-ble repercusión sobre los costos (económicosy en otros recursos) y en la dinámica de losservicios de asistencia sanitaria (Martínez yBotella, 1996).Precisamente, desde un servicio de saludpúblico se plantea la intervención que relatamosa continuación y de la que quisiéramos resaltarla brevedad en tiempo y número de sesiones,con lo que ello supone de alivio relativo a lapresión asistencial a la que normalmente nosvemos sometidos en este contexto de atenciónsanitaria.En el caso que nos ocupa, se cumplen loscriterios a los que aludíamos al principio. Tam-bién el diagnóstico diferencial con el trastomodelirante, el trastomo dismórfico corporal y lostrastornos de ansiedad. Sin embargo, comoveremos en la presentación clínica, la distincióncon respecto al trastomo obsesivo-compulsivono resulta tan sencilla. En ambos supuestos seda un componente fóbico: el miedo a la enfer-medad, y también en ambos casos se danconductas de evitación (o rituales conjugatoríos).El modelo conductual del miedo postula que elmantenimiento de éste se produce por la reduc-ción de la activación mediante el reforzamientonegativo de la conducta de evitación. En eltrastomo obsesivo, el papel reductor de la an-siedad que produce la idea obsesiva (p. ej., elmiedo a contaminarse), lo cumple el ritualcompulsivo (lavarse). En el caso de la hipocon-dría, sobre todo cuando el componente predo-minante es el miedo a la enfermedad o el dolor,la reducción de la activación asociada a esemiedo, se produce al ejecutar algún componen-te "ritual" como ir al médico, solicitar infomna-ción sobre la supuesta enfermedad o, como enel sujeto que nos ocupa, la auto-exploración confines tranquilizadores. Este fue el motivo prin-cipal por el que abordamos este caso con unatécnica, la exposición con prevención de res-puesta, que es precisamente la intervención"estrella" en los trastomos obsesivo-compulsivos.En cualquier caso, y aunque el diagnósticopsiquiátrico es necesario (incluso imprescindi-ble en determinados ámbitos), lo que debe, anuestro juicio, dirigir fundamentalmente la inter-vención, son los resultados del análisis funcio-nal de las conductas desadaptadas que llevanal paciente a la consulta y que, en último caso,se llamen como se llamen, producen un males-tar signifícativo en nuestro paciente y han de serabordadas mediante las estrategias de quedispongamos y sepamos resultan eficaces parasu problema concreto.2. MÉTODO2.1. Sujeto"C" es una mujer de 32 años de edad, casaday con dos hijos pequeños que vive en una pequeñapoblación cercana a nuestra ciudad. Tieneestudios primarios y es operaria de una fábrica.Acude a nuestro servicio remitida por elmédico de cabecera que habla pautadoFluvoxamina 50 mg./día, y con un diagnósticode sospecha de obsesiones hipocondriacas.Nacida a término, deambula y habla a laedad nomnal. El resto de su desanollo psicomotory el del control de esfínteres es evolutivamenteadecuado. No recuerda enfermedades graves enla infancia y se describe como una niña normal,mala estudiante, pero bien adaptada a la vidasocial y familiar. Conoce a su marido a los 16años y se casa a los 22. Tiene dos partosnormales. No padece alergias u otras enferme-dades conocidas y no tiene antecedentes psi-cológicos o psiquiátricos (exceptuando el trata-miento del médico de cabecera).Relata que desde hace algunos meses tiene"obsesión" por la salud de su marido e hijos,pensando que les puede ocunir algo grave,exagerando una simple calda o un resfriado.
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA183A raíz de la muerte de una chica del pueblo,a consecuencia de un cáncer de mama, co-mienza a tocarse los pechos y los genitales"buscando algún bulto o quiste". Piensa queella 'lambién va a tener un cáncer^.Preguntada por los antecedentes en la fami-lia de enfemiedades o trastornos psicológicosno recuerda ningún dato de interés. Sin embar-go, su marido nos contará posteriormente quesu madre es (textualmente) "una hipocondríaca".2.2.- EvaluaciónEn este apartado incluimos la entrevista conla paciente, la evaluación mediante autoinfontiesy autorregistros, los resultados de una entrevis-ta estructurada y la hipótesis sobre el problema.Para el diagnóstico psiquiátrico nos regimos porel Manual Diagnóstico y Estadístico de losTrastomos Mentales ÍV Edición (APA, 1995).2.2.1.- Entrevista con la pacientoEn el momento de la primera entrevista O seencuentra eutímica, indica que no toma lamedicación, y mantiene un nivel de ansiedadgeneral leve.Describe su problema como "siempre tengoque estar tocándome los pechos y mirándomebajo". Piensa que va a tener un cáncer "comola chica del pueblo". Cuando el médico la tran-quiliza sobre sus síntomas, está mejor duranteunos días, tras los cuales, reaparece la preocu-pación.Exagera cualquier síntoma de los hijos yestá muy encima de ellos. Se preocupa si lle-gan tarde o no sabe donde están.Se realiza una entrevista de screening y seplantea el diagnóstico diferencial con el trastor-no de ansiedad generalizada y el trastornoobsesivo-compulsivo. No presenta alteracionesdel estado de ánimo, la percepción, el juicio oel curso del pensamiento. En cuanto al conte-nido del pensamiento, C presenta una preocu-pación excesiva por la posibilidad de tener uncáncer (de mama o genital). Estas ideas notienen en ningún momento carácter delirante.Realiza conductas compulsivas de auto-explo-ración mamaria con la finalidad de encontraralgún bulto u otra sefíal que le "confimie eldiagnóstico". La frecuencia e intensidad de estaconducta ha llegado a producirle hematomas einitación, lo cual, a su vez, aumenta la preocu-pación y le hace tocarse con más frecuencia.No hay alteraciones del sueño o el apetito.Presenta una leve ansiedad flotante y, ocasio-nalmente, siente nauseas por la mañana. Elaumento de ansiedad coincide con pequeñaspreocupaciones cotidianas y con la exposicióna estímulos que le recuerdan enfemiedades(películas, conversaciones con vecinas, visitasal médico con los niños, hospitales, etc.). Eje-cuta algunos rituales de comprobación (puertas,llaves y gas), de intensidad subdínica.La entrevista con el marido confirma lo ex-puesto por la paciente. Adopta una actitudtolerante con el problema de C y se muestradispuesto a colaborar. Nos cuenta también,como hemos comentado antes, que ia madrede la paciente está continuamente quejándosey verbalizando que tiene tal o cual enfennedad:"es muy aficionada a ir al médico". Confimnatambién que C se preocupa en exceso por losproblemas más nimios y que, últimamente, estámás nerviosa. La vida de relación, la conductasexual y el nivel de actividad son buenos.2.2.2.- Entrevista estructurada, autoinformesy autooliservaciónEn primer lugar se le aplicó:- Entrevista Diagnóstica Estructurada para eldiagnóstico de hipocondría (Barsky y coi., 1992).Se solicitó de la paciente que cumplimentaralos siguientes cuestionarios:- EAE. Escaia de Actitudes ante la Enfer-medad (Kellner, 1986).- Inventarío de Depresión de Beck (1983).- OCM. Inventario obsesivo compulsivo delMaudsley (Hodgson y Rachman, 1977).- STAI. Inventarío de Ansiedad Estado-Ras-go (Spielberger, 1977). Sólo se aplicó la parteB, correspondiente a la ansiedad-rasgo.Al finalizar la sesión se le entregó a la pa-ciente un registro de autoobservación que ela-boramos ad hoc donde debfa anotar las inciden-cias relacionadas con su problema, especiaí-mente los pensamientos sobre enfermedades ylas conductas de autoexploración. (Tabla 1).2.2.3.- Hipótesis explicativaLos autorregistros mostraron claramente unarelación entre determinados estímulos y la
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184J. A. PENAaparición de las ¡deas hipocondríacas, definidaséstas como la preocupación por padecer uncáncer de mama y/o genital o, en su caso, otraenfermedad grave.Tabla 1.- AutorregistroDia/HoraSituación¿Quéestat»pasando?Emoción¿Cómomesiento?Pemamisnto¿Quéestoypensando?Conducta¿Quéhago?Para realizar el análisis funcional de estapaciente nos basamos en la propuesta de Avia(Ver Avia, 1993. pag. 124). Ponemos en negritalos componentes hipocondríacos en los tressistemas de respuesta:1.- Los antecedentes remotos parecen estarcentrados en el posible aprendizaje por mode-lado de la madre (según el marido, "unahipocondríaca").2.- C presentaba una preocupación impor-tante por la posibilidad de padecer un cáncer demama. Los antecedentes próximos de estapreocupación parecen encontrarse en la muertede una vecina de su pueblo a causa de estaenfermedad. A partir de este momento empie-zan a aparecer pensamientos relacionados conel tema (respuesta cognitíva). Estos la motivana consultar a su médico acerca de la posibilidadde estar desarrollando un tumor (respuestamotora). El médico la tranquiliza (reduce suansiedad). Esta momentánea tranquilidad actúacomo refuerzo de la conducta de visitar al médico(lo cual se hace frecuente) y, además, segeneraliza a otras conductas tendentes a redu-cir la ansiedad, como auto-explorarse (respues-ta motora). En este momento la secuenciaconductual sería como sigue:Estímulo (oír hablar de enfermedades, pelí-culas o noticias relacionadas, los hospitales ocentros de salud)Respuesta cognitiva ("creoque tengo un tumor", "tendré un cáncer^, etc.)——Respuesta fisiológica (aumento activación)——Respuesta motora (tocarse los pechos con lafinalidad de encontrar un bulto)—-Consecuencia(reducción momentánea de la ansiedad, queactúa como refuerzo negativo).Esta primera secuencia, bastante simple, secomplica cuando C empieza a interpretar pe-queños cambios en su organismo (respuestacognitiva), cambios que las personas "norma-les" apenas percibimos o no les prestamosatención, como indicativo del posible padeci-miento. Esto es coherente con las hipótesisactuales sobre la hipocondría que apuntan haciala hipervigilancia de las propias sensacionescorporales como un factor importante en eldesanrollo y mantenimiento de la enfermedad(Easterning y Leventhal, 1989; Warwick ySaikovskis, 1990; Hitchcock y Mathews, 1992;Avia, 1993). Además, la continua manipulaciónde sus senos le llegó a producir una importanteirritación y la aparición de hematomas en estazona, lo cual servía por sí mismo como estímulodesencadenante de las cogniciones hipo-condríacas y la posterior conducta de explora-ción.2.3.- TratamientoDespués de realizar el análisis funcional yformular la hipótesis explicativa del problema,elaboramos, junto con la paciente, una serie deobjetivos y establecimos los criterios de cum-plimiento de los mismos (el autor de estaslineas tiene como costumbre preguntar al pa-ciente "¿qué es exactamente lo que pretendesconseguir viniendo aquí?" y le pide que lo anoteen una hoja con la finalidad de establecer uncriterio de satisfacción subjetiva con la interven-ción).2.3.1.- Objetivos de la Intervención y criteriode consecución1.- Reducción del nivel general de ansiedad.La paciente debería evaluar su ansiedad generalpor debajo de "2" (se enseñó a la paciente amedir su ansiedad en USAs, pero en una escalade O a 10, ya que hemos comprobado en lapráctica que resulta más sencillo para los pa-cientes evaluarío de esta manera).
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA1852.- Desaparición de los rituales de auto-exploración mamaria. La paciente debería sercapaz de no tocarse los pechos, excepto unavez al mes, después de la menstruación. Enese momento se le permitía la auto-exploracióncon fines preventivos.3.- Detección y control de los pensamientoshipocondriacos (tener un cáncer u otra enferme-dad grave). El marido deberla infomnar de lafrecuencia de las quejas anotando éstas en undiario. También deberla disminuir la frecuenciade pensamientos en el autorregistro hasta unlímite que juzgáramos subjetivamente razonable(de acuerdo con la paciente). Este punto resultapolémico ya que una preocupación razonablepor la propia salud es absolutamente adaptativay su ausencia, peligrosa. Así mismo, existencircunstancias normales, como el embarazo(Fava, Grandi, Saviotti, Trombini y Orlandi, 1990),o condiciones de salud alterada en las que lapreocupación por llevar una dieta adecuada, odejar de fumar, o consultar al médico ante unsíntoma "real", u otras manifestaciones de esapreocupación, son conductas perfectamentesanas.4.- Desaparición de los rituales de compro-bación. Sólo debería comprobar el gas, laspuertas y la llave una vez.5.- Debería poder hablar con las vecinas,contemplar un programa de televisión o leer unarevista sobre enfemriedades sin experimentaransiedad.6.- Resistir el impulso de ir al médico excep-to cuando se tratara de un síntoma no relacio-nado con el cáncer de mama (no se contemplóla preocupación por el cáncer genital ya quepensamos que desaparecería con la simpleinformación del médico y con la pauta de ex-ploraciones programadas del ginecólogo).2.3.2.- Planificación de la IntervenciónPara la consecución de los objetivos pro-puestos se escogieron las siguientes estrate-gias:- Para el objetivo número 1: Entrenamientoen relajación progresiva. Se utilizó la versión deBemstein y Bori^ovec (1973).- Para los objetivos número 2 y 4: Exposicióncon prevención de respuesta.- Para el objetivo número 3: Información sobresu problema en términos conductuales. Utiliza-ción del autorregistro (ver tabla número 1). Paradade pensamiento (Bellack y Hersen, 1977). Re-estructuración cognitiva mediante reatribución yconfrontación con la realidad.- Para el objetivo número 5: Exposición invivo a las situaciones que le provocaban ansie-dad o disparaban los pensamientos sobre en-fennedades.- Para el último objetivo, hablamos con elmédico de cabecera y el ginecólogo instruyén-doles en el manejo de esta paciente: explica-ción clara de sus síntomas con visitas de re-visión programadas. También se explicó a lapaciente que no debería consultar a demanda,excepto en los casos previstos en que pudieraaparecer otra sintomatología distinta de la ob-jeto de modificación.Incluimos a C en un grupo de relajaciónbreve, que dirige la enfermera del centro desalud, para recibir entrenamiento en esta téc-nica. Se desanrolló paralelamente a la interven-ción individual durante las 4 primeras semanas(una sesión semanal).La intervención se prolongó durante tresmeses con un total de 7 sesiones en las quese fue desarrollando el programa previsto.2.3.3. Desarrollo de la Intervención sesión asesiónEn la primera sesión, después de la deevaluación se llevó a cabo la explicación deltrastorno de la paciente en términosconductuales. Se la tranquilizó sobre sus sín-tomas, partiendo de que su preocupación y suansiedad eran "reales", pero atribuyéndolos pocoa poco a procesos psicológicos y no a causasorgánicas. Utilizamos un modelo explicativosimilar al del pánico (Beck, 1988; Clarí<, 1987;Saikovskis y Claris, 1993). También se la ins-truyó en la técnica de exposición in vivo. Trasexplicarie sus fundamentos teóricos, se le pidióque pemnaneciera delante del espejo de suhabitación (donde solía realizar sus "toqueteos")durante dos horas en días altemos y con lacondición de "no tocarse" durante ese tiempo.Debería también registrar en un diario, que ledimos al efecto, la intensidad de la ansiedad alinicio y al final de cada sesión de auto-exposi-ción. Para los rituales de comprobación deberíatan sólo evitar hacerío, para lo cual se le sugirióque cada vez que apagara el gas, cerrara la
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186J. A. PENApuerta o metiera las llaves en el bolso, se dijeraa si misma "ya está hecho, no debo compro-barlo de nuevo". En caso de aparecer la tenden-cia a comprobar, sencillamente debería aguan-tar la ansiedad mediante un sencillo ejercicio derespiración y esperar a que descendiese.En la segunda sesión se observó que teníadificultades para prevenir la respuesta de tocar-se los pechos durante la tarea de exposición.Por lo que decidimos incluir un elemento dehabit reversal: se pidió a la paciente que iden-tificara el momento en que "se le disparaba lamano" y se le sugirió que realizara un movimien-to similar (mismo gesto, mismos grupos mus-culares) pero con un "objetivo diferente"; eneste caso se palpaba las dos manos entre sí.También modelamos en esta sesión la deten-ción de pensamiento. Realizamos el entrena-miento con la palabra "PARA" en voz alta y lalectura posterior de una tarjeta que elaboramosal efecto con un contenido agradable (descrip-ción de su hijo jugando con ella en el parque).Se le pidió que elaborara tres tarjetas más parala siguiente sesión y se le pidió que repitieraeste ejercicio en casa durante tres días, tras loscuales debía intentar hacerlo subvocalmente.Se le indicó que lo utilizara siempre que leviniera al pensamiento la idea de padecer uncáncer o de tocarse los pechos. Acabamos lasesión profundizando en el modelo explicativoque le habíamos propuesto y elaborando a la luzde las situaciones del auto-registro una interpre-tación más acorde de sus síntomas.En las siguientes sesiones (3 a 5) continua-mos con la reestructuración de sus creenciashipocondríacas aprovechando las situaciones queiban apareciendo en los registros.Entre la sesión 3 y 4 programamos una citaen la Asociación Española Contra el Cáncer(que además está frente a nuestro hospital) paraque hablara con un grupo de gente y visionaraun video educativo sobre el cáncer de mama.Entre las sesiones 4 y 5 debía realizarse unaexploración programada de sus senos, la cualrealizó sin experimentar ansiedad.Tras la sesión 5, repasamos las estrategiasde afrontamiento y pautamos la continuación delas tareas de exposición (una vez a la semana).Se volvieron a pasar el OCM, el BDI, el STAIy el EAE, así como la Entrevista de Barsky.Se programaron dos seguimientos a los tresy seis meses. El último seguimiento se realizópor teléfono hace algunos días.3.- RESULTADOSEn la evaluación pre-tratamiento los cuestio-narios arrojaron los siguientes datos (Tabla 2):Tabla 2.- Resultado de las evaluaciones prey post-tratamientoBDI (Inventarlo deDepresión de Beck)EAE (Escala de Actitudeshacia la enfermedad)OCM (Inventario Ot>sesivo-Compuíslvo del Maudsley)STAI (Ansiedad Rasgo)PRE36213PC. 60POST3165PC. 35El BDI confirmó lo observado durante laentrevista (P.D.= 6; depresión ausente). El OCMda una puntuación global de 13. Los ítemspositivos son los relacionados con conductasrituales de comprobación, miedo a las enferme-dades y miedo a contaminarse. Cuando se le pre-guntó en la sesión siguiente acerca de sus res-puestas al cuestionario, aclaró que el miedo quetenía no era a contaminarse o infectarse sinoa "coger una enfennedad". No efectúa ritualesde limpieza y los de comprobación son leves.El EAE anrojó una puntuación global de 62,indicativo de una hipocondría severa. Lossubfactores se presentan en la Tabla 3 (puntua-ciones directas).Tabla 3.- Escalas del EAEEscalaPreocupación por laenfermedadPreocupación por el dolorHábitos de saludCreencias hipocondriacasTanatoibbiaFobla a la enfermedadPreocupación por el cuerpoExperiencia con el tratamientoEfectos de los síntomasPre121088841240Post424020220
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA187En el STAI presentaba una ansiedad-rasgomoderadamente elevada (PC: 60). Por estemotivo incluimos en la intervención una estra-tegia de reducción de la ansiedad, concreta-mente la técnica de la relajación progresiva(Berstein y Borkovec, 1973).La entrevista estructurada de Barsky (1992)permitió confirmar el diagnóstico de hipocondríasiguiendo los criterios del DSM IV (la entrevistase basa en los criterios DSM lll-R; en este casohemos asumido la equivalencia).En la evaluación post-tratamiento se apreciaque, excepto el BDI que no se modificó (nuncaestuvo alterado), los demás autoinformes sugie-ren que los objetivos previstos se habían cum-plido. Las puntuaciones del EAE habían sufridoun considerable descenso (P.D.: 16), así comolas del OCM (P.D.: 5) y del STAI (P.C: 35) y,lo más importante, ya no cumplía los criteriosde hipocondría del DSM IV, demostrado a travésde la entrevista de Barsky.Los rituales de comprobación habían cedidodesde el principio y la preocupación por padecerun cáncer genital, como habíamos supuesto.desapareció sin intervenir (bastó la explicacióndel ginecólogo y la programación de visitas semestrales). En la cita que programamos enla Asociación Contra el Cáncer, nos sorprendió gratamente el hecho de que no experimentó apenas ansiedad y que, además, salió muy aliviada al darse cuenta que era capaz de pen-sar que "ella ya no tenía esos síntomas". Detodos modos, le pedimos que grabara algunosprogramas de televisión del tipo "Más vale pre-venir" y los visionara durante dos horas una veza la semana, así como que no evitara estosprogramas si le aparecían casualmente. Siexperimentaba ansiedad debería aplicar la rela-jación en su formato breve. La única condiciónque impusimos fue que no dejara de veríoshasta que no le desapareciera la posible ansie-dad. No hubo problemas al respecto. Las con-versaciones con las vecinas sobre estos temasdejaron de producirle malestar, e incluso llegó comentamos que "eran unas hipocondríacas".En el primer seguimiento al mes, continuabaasintomática, aunque estaba preocupada porproblemas laborales. Continuaba utilizando la re-TAREAS DE AUTOEXPOSiaÓN- • — Ah4SIEDAD AL INIOO-=^ Ah4SIEDAD AL RNAL6789SESIONES12 1315Figura 1.
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188J. A. PENAlajacjón y se exponía tal y como habíamosprevisto. Había realizado otra auto-exploracióndespués de la menstruación sin experimentaransiedad alguna. Los registros no mostrabanninguna alteración importante: había hecho tresanotaciones en todo el mes coincidiendo con lanoticia de una enfermedad de un familiar, quehabía afrontado adecuadamente. Su maridoconfimnó la mejoría y nos explicó que "ya nodaba tanto la lata a sus hijos".Entre este primer seguimiento y el segundoque se había programado, C volvió a consultarpor encontrarse nerviosa y preocupada. Estossíntomas coincidían con haber tenido que dejarde trabajar y tener que acompañar a su suegroal IVO (Instituto Valenciano de Oncología). Nohabían reaparecido los rituales, pero estabadisgustada y tenía miedo de recaer. Se la tranquilizó al respecto y se repasaron las estrate-gias que había aprendido durante la intervención. Un mes después se encontraba bien.La ansiedad, como se ponía de manifiestoa través de los registros de autoexposición,había ido descendiendo, más al principio, y semantenía por debajo de la puntuación "2" (Fi-gura 1). Del mismo modo, la frecuencia deaparición de las ideas hipocondriacas se encon-traba muy disminuida, excepto el cuarto mes enque se observa, a través de los autorregistros,una leve subida a consecuencia de la noticia dela enfermedad de su suegro.Es interesante observar el espectaculardescenso en la frecuencia de los rituales deautoexploración mamaria (Figura 2). La merainstrucción de intentar no tocarse los pechos había tenido un efecto de reducción de la frecuencia de 8 ó 10 al día cuando llegó a consulta,a tan sólo 5 durante esa primera semana deregistro. Esta reducción continuó con las sesio-nes de auto-exposición y se mantuvo a O du-rante todo el seguimiento.En los seguimientos posteriores no se efec-tuó ningún registro formal, pero consideramoscomo válida la información del paciente a travésde sus respuestas a una entrevista habitual ennuestro trabajo en la que confirmaba el mante-nimiento de la mejoría. Sí se mantuvieron losregistros de pensamientos hipocondríacos, queno revelan ninguna alteración.60 TFRECUENCIA DEL RITUALUNEABASE34TRATAMIENTO1*MES 3* MES 6«MESSEGUIMIENTOFigura 2.-
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TRATAMIENTO DE UN CASO DE HIPOCONDRÍA189En el seguimiento telefónico que se llevó acabo apenas hace unos días, C nos confirmóque continuaba perfectamente.4.- DISCUSIÓNComo mencionamos en la introducción, lahipocondría es, en ocasiones, difícil de distin-guir clínicamente del trastorno obsesivo-compulsivo. Estas ocasiones son, a nuestrojuicio, aquellas en las que la conducta de en-femnedad adquiere una forma particularmenteritualística. El caso que hemos presentado esun ejemplo de lo anterior. Nuestra pacientemostraba una conducta ritual, la auto-explora-ción, como respuesta a una obsesión, tener uncáncer. Visto así, el diagnóstico más probablehabría de ser el de TOC. Sin embargo, C pre-sentaba también otros componentes típicos deltrastorno hipocondríaco, además de la preocu-pación por tener una enfemnedad grave, comola reaparición de estas preocupaciones a pesarde las explicaciones médicas, la interpretaciónde signos o síntomas corporales como una señaldel padecimiento, el temor a la enfermedad, ylas conductas propias de un enfermo, comovisitar al médico o explorarse con fines auto-diagnósticos.De otro lado, según el DSM IV (APA, 1994),sólo debe realizarse un diagnóstico de TOC sílas obsesiones o compulsiones no se restringena preocupaciones por una enfermedad. En estecaso, aunque existían otros comportamientosobsesivos, como rituales de comprobación le-ves, estos no eran lo suficientemente gravescomo para justificar este diagnóstico.Desde el ángulo inverso, en el TOC se dancon frecuencia conductas típicas de enferme-dad. Recientemente, Savron, Fava, Grandi,Rafanelli, Raffi, y Belluardo (1996), analizan enun estudio las relaciones entre el TOC y lahipocondría mediante la administración del EAEa pacientes obsesivo-compulsivos y controlesnormales. Los resultados indican una conductade enfermedad levemente alterada en los pa-cientes obsesivos, que obtuvieron mayorespuntuaciones en las escalas, pero con débilcorrelación entre los miedos y las creenciashipocondríacas y la temática de ios síntomasobsesivo-compulsivos.En cuanto al tratamiento seguido en el pre-sente caso, se llevó a cabo partiendo del aná-lisis funcional, enriquecido éste con las aporta-ciones del modelo explicativo cognitivo, se consiguieron los objetivos previstos, y en el seguimiento, se apreció una clara estabilidad dela mejoría. Esos cambios los atribuimos a laintervención.Al margen del diagnóstico psiquiátrico, des-de la óptica de la terapia cognitivo-conductual,la estrecha relación entre evaluación y trata-miento permite no sólo identificar las variablesdependientes, sino diseñar un plan de interven-ción individual para cada paciente y evaluarlo deforma continuada lo cual, además, nos permiterevisar y modificar nuestras hipótesis y/o revisary modificar las estrategias de intervención conla finalidad de adaptarlas a nuestro paciente, asu problema concreto, a sus circunstanciaspersonales, a su ambiente particular y al espe-cial desan-ollo de la intervención. En el trata-miento de C, podemos observar cómo se inten-tan cumplir estas máximas:1.- Se diseñó el programa de intervención(con la colaboración de la propia paciente)escogiendo las técnicas que consideramos máseficaces para modificar las conductas anómalasque fueron perfilándose a través del análisis dela conducta de C. En concreto, basamos nues-tro trabajo en una técnica sobre cuya eficaciahay pocas dudas: la exposición con prevenciónde respuesta.2.- Se utilizaron medidas continuas, como elregistro de conductas (autorregistro en este caso)que permiten observar los cambios que acon-tecen, tanto en las variables dependientes, comoen otras circunstancias del sujeto que puedaninteractuar con ellas.3.- Se modificó el programa atendiendo a lasespeciales dificultades que iban surgiendo. Porejemplo, se añadió una técnica, el habit reversal,para facilitar el cumplimiento de la prevenciónde respuesta, cuando observamos que éstaresultaba problemática.Nótese que el número de sesiones fue mí-nimo (7 sesiones de 30 minutos), se utilizarontécnicas especificas (la exposición con preven-ción de respuesta) y el resultado fue satisfac-torio en un caso, la hipocondría, de considerablegravedad y repercusión individual y socio-sani-taria. En el contexto de un servicio público desalud mental resulta alentador pensar que untrastomo como éste pueda ser abordado concierta eficacia, atendiendo a la especial sitúa-
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190J. A. PENAcjón de presión asjstencial, con una interven-ción corta y relativamente sencilla.Para finalizar, ai margen de estas últimasconsideraciones, el caso que hemos descritonos hace pensar que, en los pacientes hipocon-driacos en los que el componente fundamentales el conductual, las técnicas de exposición,dentro de un programa más amplio que contem-ple el mayor número de variables problema delsujeto, son las más adecuadas, y que contri-buyen indirectamente a propiciar los cambioscognitivos necesarios relacionados con la per-cepción de enfermedad, sin necesidad de uti-lizar estrategias cognitivas más complejas yelaboradas, que deberíamos reservar para loscasos en que el trastorno pueda estar másrelacionado con una alteración perceptivo-atendonal

ACERCA DE LA PREOCUPACIÓN


ACERCA DE LA PREOCUPACIÓN
http://www.inteligencia-emocional.org/investigaciones/acercadelapreocupacion.htm

Lizabeth Roemer y Thomas Borkovec, psicólogos de la Universidad Estatal de Pensilvania, hicieron una investigación sobre la preocupación -el núcleo de toda ansiedad- planteando el tema desde el arte a la ciencia de la neurosis. Por supuesto, cuando la preocupación trabaja, no existe ningún obstáculo; rumiando una y otra vez un problema -es decir, empleando una reflexión constructiva que puede parecerse a la preocupación- puede surgir una solución.

En efecto, la reacción que se encuentra por debajo de la preocupación es la vigilancia con respecto a un peligro potencial que, sin duda alguna, ha sido esencial para la supervivencia en el curso de la evolución. Cuando el temor pone en marcha el cerebro emocional, parte de la ansiedad resultante fija la atención en la amenaza que está a mano, forzando a la mente a obsesionarse acerca de la forma de enfrentarla, y pasar por alto cualquier otra cosa, de momento. En cierto sentido, la preocupación es un ensayo de lo que podría salir mal y cómo enfrentarse a ello; la tarea de la preocupación es alcanzar soluciones positivas con respecto a los peligros de la vida anticipándose a los riesgos antes de que estos surjan.

La dificultad surge con las preocupaciones crónicas y repetitivas, el tipo de preocupaciones que vuelve a surgir una y otra vez y nunca lleva a una solución positiva. Un análisis detallado de la preocupación crónica sugiere que tiene todos los atributos de un asalto emocional de tono menor: las preocupaciones parecen surgir de la nada, son incontrolables, generan un murmullo de ansiedad, son impermeables a la razón y bloquean a la persona en un único e inflexible punto de vista acerca del tema que le preocupa. Cuando este mismo ciclo de preocupación se intensifica y persiste, se hace más confusa la línea que lo separa de los auténticos asaltos nerviosos, los trastornos de la ansiedad: fobias, obsesiones y compulsiones, ataques de pánico.

En cada uno de estos trastornos la preocupación se fija de una forma definida; en el caso de la fobia, las ansiedades se fijan en la situación temida; en el caso de la obsesión se fijan en evitar alguna calamidad temida; y en los ataques de pánico, la preocupación se concentra en un temor a la muerte o en la posibilidad de tener el ataque mismo.

En todos estos estados, el común denominador es la preocupación que causa estragos. Por ejemplo, una mujer tratada por un trastorno obsesivo-compulsivo tenía una serie de rituales que le llevaban la mayor parte del tiempo que pasaba despierta: duchas de cuarenta y cinco minutos varias veces al día, lavado de las manos durante cinco minutos veinte veces al día o más. Nunca se sentaba a menos que antes hubiera limpiado el asiento, fregándolo con alcohol para esterilizarlo. Tampoco tocaba a los niños ni a ningún animal, ya que ambos eran ‘demasiado sucios’. Todas estas compulsiones eran provocadas por su malsano y subyacente temor a los gérmenes; se preocupaba constantemente por el hecho de que si ella no lavaba y esterilizaba lo que tocaba, se contagiaría alguna enfermedad y moriría

(Temor a los gérmenes: David Riggs y Edna Foa, ‘Obsessive-Compulsive Disorder’ en David Barlow, de., CLINICAL HANDBOOK OF PSYCHOLOGICAL DISORDERS, Guilford Press, 1993).

Una mujer que estaba siendo tratada por ‘trastorno de ansiedad generalizada’ -la nomenclatura psiquiátrica que define a una persona que se preocupa constantemente- respondió de la siguiente forma cuando se le pidió que expresara su preocupación en voz alta durante un minuto:

‘Esto podría salirme mal. Podría ser tan artificial que no diera la pauta de la cosa real y necesitamos acercarnos a la cosa real... Porque si no llegamos a lo real, no lo haré bien. Y si no lo hago bien, jamás seré feliz’.

En este increíble despliegue de preocupación por las preocupaciones, la solicitud misma de preocuparse durante un minuto, al cabo de algunos breves segundos se había convertido en la posibilidad de una catástrofe de por vida: ‘jamás seré feliz’. Por lo general las preocupaciones siguen ese curso, una narrativa dirigida a uno mismo que salta de preocupación en preocupación y con mucha frecuencia incluye las catástrofes imaginando alguna tragedia terrible. Las preocupaciones se expresan casi siempre en el oído de la mente, no en su ojo -es decir en palabras, no en imágenes-, hecho que tiene importancia para el control de la preocupación.

Borkovec y sus colegas comenzaron a estudiar la preocupación en sí misma mientras trataban de encontrar un tratamiento para el insomnio. La ansiedad, según han señalado otros investigadores, se presenta en dos formas: COGNITIVA o pensamientos preocupados, y SOMATICA, los síntomas fisiológicos de la ansiedad, como sudoración, aceleración del ritmo cardíaco o tensión muscular. El principal problema con los insomnes, descubrió Borkovec, no era la excitación somática. Lo que los mantenía despiertos eran los pensamientos impertinentes. Eran personas que se preocupaban de una manera crónica y no podían dejar de preocuparse, al margen del sueño que sintieran. Lo único que servía para ayudarlos a conciliar el sueño era apartar las preocupaciones de su mente, concentrándola en las sensaciones producidas por un método de relajación. En síntesis, las preocupaciones podían cesar distrayendo su atención.

Sin embargo, la mayor parte de las personas que se preocupan constantemente pueden no dar la impresión de que lo hacen. En opinión de Borkovec, el motivo tiene que ver con una compensación parcial de la preocupación que refuerza en gran medida el hábito. Al parecer, existe algo positivo en las preocupaciones: estas son formas de enfrentarse a las posibles amenazas y a los peligros que pueden interponerse en el camino de cada uno. La tarea de preocuparse -cuando tiene éxito- es ensayar cuáles son esos peligros, y reflexionar en las formas de enfrentarse a ellos. Pero la preocupación no funciona así de bien.

Las soluciones nuevas y las formas renovadas de considerar un problema, no surgen típicamente de la preocupación, menos aún de la preocupación crónica. En lugar de encontrar soluciones a estos problemas potenciales, las personas que se preocupan en exceso simplemente reflexionan sobre el peligro mismo, sumergiéndose de una forma discreta en el temor asociado con este mientras permanecen en la misma rutina de pensamiento. Las personas que se preocupan en exceso y de una manera crónica lo hacen con respecto a una amplia gama de asuntos, la mayoría de los cuales casi no tienen posibilidades de ocurrir; estas personas ven en la vida peligros que otros jamás perciben.

Sin embargo, las personas que se preocupan de una manera crónica le dicen a Borkovec que la preocupación los ayuda, y que sus preocupaciones se autoperpetúan y son una curva interminable de pensamiento dominado por la angustia. ¿Por qué la preocupación debería convertirse en lo que parece ser una adicción mental? Por extraño que parezca, como lo señala Borkovec, el hábito de la preocupación proporciona un refuerzo en el mismo sentido en que lo hacen las supersticiones. Dado que la gente se preocupa por muchas cosas que tienen muy pocas probabilidades de ocurrir en la vida real -que un ser querido muera en un accidente de aviación, que vaya a la bancarrota, y cosas por el estilo- existe, al menos para el primitivo cerebro límbico, algo mágico con respecto a eso. Como un amuleto que nos protege anticipadamente de algún mal, la preocupación tiene fama de evitar psicológicamente el peligro por el cual se obsesiona.

(‘Worry: Unwanted Cognitive Activity That Controls Unwanted Somatic Experience’, en Wegner y Pennebaker, HANDBOOK OF MENTAL CONTROL).

pensar bien sentirse bien


www.edesclee.com/Pdf/9788433021748.pdf
El nombre de terapia cognitivo-conductual (TCC) se utiliza para describir las
intervenciones que tienen por objeto reducir el malestar psicológico y las
conductas desadaptativas mediante la modificación de los procesos cognitivos
(Kaplan et al., 1995). La TCC se basa en el supuesto subyacente de que las
emociones y las conductas (lo que sentimos y lo que hacemos) constituyen
en su mayor parte un producto de las cogniciones (de lo que pensamos)
y de que, en consecuencia, las intervenciones cognitivo-conductuales pueden generar
cambios en la forma de pensar, sentir y actuar (Kendall, 1991). La TCC incluye, pues,
los elementos esenciales tanto de las teorías cognitivas como de las teorías
conductuales, y Kendall y Hollon (1979) la definen como una terapia que pretende:
preservar la eficacia de las técnicas conductuales si bien dentro de un contexto
menos doctrinario, que incluye las interpretaciones cognitivas que realiza el
niño además de sus atribuciones acerca de los acontecimientos.
Existe un creciente interés por la aplicación de la TCC a niños y adolescentes
Dicho interés se ha visto alentado por toda una serie de estudios que
concluyen que la TCC constituye una intervención terapéutica prometedora y
eficaz para el tratamiento de los problemas psicológicos infantiles (Kazdin y
Weisz, 1998; Roth y Fonagy, 1996; Wallace et al., 1995). La TCC ha demostrado
ser eficaz aplicada al tratamiento de los trastornos por ansiedad generalizada
(Kendall, 1994; Kendall et al., 1997; Silverman et al., 1999a), los trastornos
depresivos (Harrington et al., 1998; Lewinsohn y Clarke, 1999), los problemas de
relación y la fobia social (Spence y Donovan, 1998; Spence et al., 2000), las fobias
Pensar bien Sentirse bien


simples (Silverman et al., 1999b), el absentismo escolar (King et al., 1998) y los
abusos sexuales (Cohen y Mannarino, 1996, 1998), así como en la forma de
afrontar y de sobrellevar el dolor (Sanders et al., 1994). Se ha aducido
igualmente que la TCC genera efectos positivos en otra serie de problemas que
aparecen en los adolescentes, como son los trastornos de conducta (Herbert, 1998),
los trastornos de la alimentación (Schmidt, 1998), los trastornos por estrés
postraumático (March et al., 1998; Smith et al., 1999)
y los trastornos obsesivo-compulsivos (March, 1995; March et al., 1994).
La terapia cognitivo-conductual se concentra en la relación existente entre:
• las cogniciones (lo que pensamos);
• los afectos (lo que sentimos);
• las conductas (lo que hacemos).
La terapia cognitivo-conductual ha demostrado tener efectos positivos en el
tratamiento de toda una serie de problemas psicológicos frecuentes en las
poblaciones jóvenes.
Las bases empíricas de la terapia cognitivo-conductual
Los fundamentos teóricos de la terapia cognitivo-conductual han venido
evolucionando en virtud de la influencia de una serie de importantes
investigaciones. La revisión de estas investigaciones sobrepasa el objetivo de este
libro, si bien es conveniente resaltar algunos de los conceptos y de los modelos
claves que han contribuido a consolidar y dar forma a la TCC.
Una de las primeras influencias es la de Paulov y el condicionamiento
clásico. Paulov contribuyó a clarificar que, en virtud de sucesivos apareamientos,
las respuestas que se producían de forma natural (e.g., la salivación) podían ser
asociadas (es decir, condicionadas) a unos estímulos específicos (e.g., el sonido
de una campana). La investigación de Paulov demostró que las respuestas
emocionales (e.g., el miedo) podían ser condicionadas en virtud de acontecimientos
y situaciones específicos.
• Las respuestas emocionales pueden quedar condicionadas a acontecimientos
específicos.
MAIOR
L a
t e r a p i a
c o g n i t i v o - c o n d u c t u a l
Wolpe (1958) aplicó el condicionamiento clásico a la conducta humana y
los problemas clínicos, y desarrolló el procedimiento conocido como
desensibilización sistemática. Mediante el apareamiento de estímulos que inducen
miedo con un segundo estímulo que genera una respuesta antagónica (a
saber, la relajación), es posible inhibir recíprocamente la respuesta del miedo.
En la actualidad el procedimiento se utiliza ampliamente en la práctica
clínica e incluye la exposición gradual, in vivo y en la imaginación, a una serie
jerarquizada de situaciones temidas al tiempo que manteniendo la respuesta
de relajación.
• Las respuestas emocionales pueden ser inhibidas recíprocamente.
La segunda mayor influencia conductual la constituye la obra de Skinner
(1974), que subrayó el importante papel de las influencias ambientales sobre la
conducta. A ello se lo conoce como condicionamiento operante, el cual se
centra en la relación existente entre los antecedentes (las condiciones del contexto),
las consecuencias (el refuerzo) y la conducta. En esencia, si una determinada
conducta aumenta su frecuencia por el hecho de venir seguida de unas
consecuencias positivas, o de no venir seguida de unas consecuencias negativas, en
tal caso decimos que dicha conducta ha sido o ha quedado reforzada.
• La conducta se ve afectada por sus antecedentes y sus consecuencias.
• Las consecuencias que aumentan la probabilidad de que aparezca una
conducta se denominan reforzadores.
• La modificación de los antecedentes y de las consecuencias puede generar
cambios en la conducta.
Una importante ampliación de la terapia conductual con objeto de explicar el
papel mediador de los procesos cognitivos fue desarrollada por Albert Bandura
(1977) y su teoría del aprendizaje social. No deja de reconocerse la importancia
del entorno, al tiempo que se subraya el efecto mediador de las cogniciones que
intervienen entre los estímulos y la respuesta. La teoría de Bandura enfatiza que
el aprendizaje puede tener lugar en virtud de la observación de alguna otra
persona, al tiempo que propone un modelo de autocontrol basado
en la autoobservación, la autoevaluación y el autorrefuerzo.
Pensar
bien

Sentirse
bien
El interés suscitado por las cogniciones recibió nuevos impulsos a partir de
los trabajos de Meichenbaum (1975) y el entrenamiento en autoinstrucciones.
Este modelo subraya la idea de que gran parte de la conducta está bajo el
control de los pensamientos o de los diálogos internos. La modificación de las
autoinstrucciones puede conducir a desarrollar unas técnicas de autocontrol
más apropiadas. El modelo de Meichenbaum adopta una perspectiva
evolutiva y pone de manifiesto el proceso mediante el cual los niños aprenden a
controlar su conducta. El resultado es la descripción de un proceso en cuatro
pasos que incluye observar a otra persona realizando una tarea, ser
guiado verbalmente por otra persona durante la realización de la misma tarea,
hablarse a sí mismo en voz alta durante la realización de la tarea, y finalmente
susurrarse en voz baja y para sí las instrucciones hasta acabar por interiorizar
• La conducta está influida por los acontecimientos y los procesos cognitivos.
• El cambio de los procesos cognitivos puede generar cambios en la conducta.
El vínculo existente entre las emociones y las cogniciones fue subrayado por
Albert Ellis (1962) en la llamada terapia racional-emotiva. El modelo de Ellis
propone que la emoción y la conducta se derivan de la forma en que se
interpreta lo que sucede, más que de lo que suceda en sí mismo o del
acontecimiento per se. Según este modelo, los sucesos activadores (A, activating events) se
valoran a la luz de las creencias (B, beliefs), lo que genera a su vez unas
consecuencias emocionales (C, consequences). Las creencias pueden ser racionales o
irracionales, y las creencias irracionales tienden a suscitar y perpetuar los
estados emocionales negativos.
El papel de las cogniciones desadaptativas y distorsionadas en el desarrollo
y el mantenimiento de la depresión fue analizado a lo largo de la obra de Aaron
Beck, culminando en la publicación de Cognitive Therapy for Depression [Terapia
cognitiva de la depresión] (Beck, 1976; Beck et al., 1979). El modelo de Beck -
propone que los pensamientos desadaptativos respecto de uno mismo, del mundo
y del futuro (la llamada tríada cognitiva) inducen distorsiones cognitivas que
generan sentimientos negativos. El modelo presta una atención particular a los
MAIOR
L a
t e r a p i a
c o g n i t i v o - c o n d u c t u a l
llamados supuestos o esquemas nucleares –esto es, a las creencias fijas que se
desarrollaron y consolidaron durante el transcurso de la niñez y en relación con
las cuales se evalúan los acontecimientos. Una vez activadas, estas creencias fijas
generan una serie de pensamientos automáticos. Estos pensamientos y creencias
automáticos pueden a su vez estar sujetos a una serie de distorsiones o errores
lógicos, lo que contribuye a asociar un mayor número de cogniciones negativas
al estado de ánimo deprimido.
• Los afectos y las emociones están influidos por las cogniciones.
• Las creencias y esquemas irracionales o las cogniciones negativas están -
asociadas a los afectos negativos.
• La modificación de los procesos cognitivos puede generar cambios en los
afectos.
La relación existente entre los procesos cognitivos y otros estados emocio-
nales y problemas psicológicos además de la depresión, se encuentra
actualmente bien documentada (Beck et al., 1985; Hawton et al., 1989). Intereses más
recientes han llevado a profundizar en el papel desempeñado por las creencias
y los esquemas en el desarrollo y el mantenimiento de los problemas
psicológicos. Ello queda resumido en la labor consagrada al estudio de los esquemas
cognitivos desarrollada por Young (1990), quien propone que los esquemas
desadaptativos que cristalizaron durante el transcurso de la niñez desembocan
en unas pautas contraproducentes de conducta, las cuales se repiten una y otra
vez a lo largo de la vida. Los esquemas desadaptativos estarían asociados a
unos determinados estilos de educación por parte de los padres, y se ven
impulsados en el caso de que las necesidades emocionales esenciales del niño no
sean satisfechas. Existe evidencia a favor de la existencia de 15 esquemas
principales (Schmidt et al., 1995).
• Los esquemas cognitivos desadaptativos se desarrollan durante la niñez y
pueden estar asociados a determinados estilos de educación por parte de los
padres.
Pensar bien Sentirse bien

Liberarnos de las trampas de la mente


Liberarnos de las trampas de la mente

La mente humana tiene una doble potencialidad. En ella habita el bien y el mal, la locura y la cordura, la compa­sión y la impiedad. No es un dechado de virtudes a la hora de procesar la información. Tal como sostenía Buda, ella es la responsable princi­pal de nuestro sufrimiento. El conflicto es claro: no podemos destruirla ni prescindir de ella radicalmente, pero tampoco podemos aceptar la locura y la irracionalidad sin más. La com­plejidad de la mente no justifica resignarnos a una vida de insatisfacciones, miedos e inseguridades.

¿Qué hacer entonces? Conseguir que la mente se mire a sí misma, sin tapujos ni autoengaños, para que descubra lo ab­surdo, lo inútil y/o lo peligroso de su manera de funcionar; que se sorprenda de su propia estupidez. Para cambiar, la mente debe hacer tres cosas:

(a) dejar de mentirse a sí misma (realismo),
(b) aprender a perder (humildad) y
(c) aprender a discriminar cuán­do se justifica actuar y cuándo no (sabiduría).

Realismo, humildad y sabiduría, los tres pilares de la revolución psicológica.

¿Es posible cambiar la mente? Mi respuesta es un contun­dente sí. Podemos revertir el proceso de irracionalidad que comenzó hace cientos o miles de años.Tenemos la capacidad de hacerlo. Basta ver las "mutaciones mentales*’ que ocurren en un sinnúmero de personas que han logrado sobrevivir a situaciones límites. Tenemos el don de la razón, de la reflexión autodirigida, de la auto observación, de pensar sobre lo que: pensamos. Somos capaces de darnos cuenta de los errores y desapren­der lo que aprendimos.

Habrá ocasio­nes en las cuales pensamos mal porque nos sentimos mal y otras en las que nos sentimos mal porque pensamos mal El énfasis depen­derá del caso. Si sufres de un síndrome premenstrual, pensarás mal porque te sientes mal (es posible que te invada el pesimismo o que empieces a ver a tu marido como el peor de los idiotas). pero si padeces de un trastorno obsesivo compulsivo, es muy probable que pensar mal hará que te sientas mal. No se trata de negar el pensamiento, sino de aprenderlo a usar, de ponerlo en su lugar y potenciar sus posibilidades.

Puedes liberarte de las trampas de la mente y crear un nuevo mundo de racionalidad, donde la emoción esté inclui­da. Un pensamiento razonable y razonado que te lleve a crear un ambiente motivador donde vivas mejor y en paz contigo mismo.


Walter Riso - Pensar bien, sentirse bien

PUEDEN OBLIGAR A VACUNAR A LA FUERZA.


PUEDEN OBLIGAR A VACUNAR A LA FUERZA.
13554 LEY 29/2006, de 26 de julio de 2006 de garantías y uso
racional de los medicamentos y productos
sanitarios.


FUENTE: http://www.boe.es/boe/dias/2006/07/ 27/p ... -28165.pdf


"5. La Agencia Española de Medicamentos y Productos
Sanitarios podrá autorizar temporalmente la distribución
de medicamentos no autorizados, en respuesta a la
propagación supuesta o confirmada de un agente patógeno
o químico, toxina o radiación nuclear capaz de causar
daños. En estas circunstancias, si se hubiere recomendado
o impuesto por la autoridad competente el uso de
medicamentos en indicaciones no autorizadas o de medicamentos
no autorizados, los titulares de la autorización y
demás profesionales que intervengan en el proceso estarían
exentos de responsabilidad civil o administrativa por
todas las consecuencias derivadas de la utilización del
medicamento, salvo por los daños causados por productos
defectuosos."

“En todos estos casos de uso de medicamentos en condiciones especiales se debe aplicar escrupulosamente lo establecido por la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, que *establece el derecho del paciente o usuario a decidir libremente, después de recibir la información adecuada, entre las opciones clínicas disponibles* y establece asimismo las condiciones para obtener *el consentimiento del paciente* tras proporcionarle la información pertinente.”

Creo que como pacientes debemos empezar a conocer y defender nuestros derechos.

Carta de una médico a la Ministra, sobre la gripe a


Carta de una médico a la Ministra, publicada en la revista colegial. Leedlo, que es interesante.
fuente:20minutos


Por Mónica Lalanda:

9 de septiembre de 2009.-

Señora ministra, le propongo que sea usted la primera española que se vacune contra la gripe A. De hecho, con este
despropósito llamado autonomías, si se vacuna usted y toda la cartera de gente que nos gobierna en España, el grupo control sería lo suficientemente
grande como para sentirnos todos más seguros.

Verá usted, le agradezco que me haya colocado a la cabeza de los grupos de riesgo y que tenga usted tantísimo interés en que no me coja la gripe.
Entiendo que usted me necesita para que el sistema de salud no se colapse; sin embargo, es una gran pena que al igual que usted se preocupa por mi
salud y de repente me valore como un bien nacional, no se preocupe por mi situación laboral. La invito a que venga a ver mi contrato o el del resto
de los médicos en este país. La gran mayoría trabajamos con contratos que en el resto de la Europa antigua serían una vergüenza.

Señora ministra, yo no me voy a vacunar. El virus no ha acabado de mutar y
a partir de la última mutación deberían pasar seis u ocho meses para elaborar susodicha vacuna. Es decir, la vacuna que nos proponen no puede ser efectiva. En cuanto a su seguridad, ya tenemos la experiencia de vacunas para la gripe fabricadas con prisas; se usan adyuvantes peligrosos
para poder poner menor cantidad de virus. Francamente, yo prefiero tener
mocos tres días que sufrir un Guillain-Barré.

Señora ministra, a mí no me gusta ser un conejo de indias. El Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la UE "espera a saber cuáles son
los efectos de la vacuna en los adultos sanos para detectar posibles
consecuencias adversas". Mire usted, casi que no. Prefiero que se la ponga usted y me lo cuenta.

Señora ministra, se les está marchando el asunto de las manos. Está ya más que claro que este virus, aunque muy contagioso, es muy poco agresivo y más del 95% de los casos cursa de manera leve. Se espera un máximo de 500
fallecimientos frente a los 1500 a 3000 que provoca la gripe tradicional.

Mientras tanto, usted está permitiendo un despilfarro de recursos
inaceptable. Muchos hospitales en el país están siendo objeto de cambios arquitectónicos absurdos e innecesarios para prepararse para una hecatombe
que ya sabemos no va a ocurrir. Se han gastado ustedes 333 millones de
euros en esta pandemia de color y fantasía. La letalidad del virus es del 0.018%, francamente irrisoria.

Señora ministra, déjeme que le recuerde que la gripe A ha matado de momento
a 23 personas y que tiene una tasa de incidencia de 40-50 casos por semana y 100.000 habitantes. Sin embargo, el tabaco produce en España 40.000 muertes al año y 6.000 por tabaquismo pasivo. Eso sí que es una pandemia, pero usted prefiere ignorarla. Es un tema menos atractivo y que le crearía multitud de enemigos. De los 447 muertos en las carreteras españolas en
2008, ni hablamos, que no es de su cartera.

Señora ministra, explíqueme por qué tiene usted el Tamiflú bajo custodia del ejército. La eficacia de los antivirales en esta gripe es dudosa y de
cualquier manera lo único que hace es reducir en un ratito la duración de los síntomas y con efectos secundarios no despreciables. Cualquiera diría
que guarda usted bajo siete llaves la cura contra el cáncer o la peste bubónica. Ponga el fármaco en las farmacias que es donde debe estar y déjese de fantasías más propias de Hollywood. Alternativamente, haga algo sobre la patente del osetalmivir y permita que lo fabriquen otras compañías
farmacéuticas, así no hay agobios de restricciones.

Señora ministra, las previsiones de la Organización Mundial de la Salud ya se han patinado en ocasiones anteriores. Cuando la gripe aviar, predijeron 150 millones de muertos que al final quedaron en 262 fallecimientos. Se han vuelto a equivocar, no importa. Lo importante es parar la locura en la que estamos montados y esa, señora Jiménez, es responsabilidad suya..

Señora ministra, aquí una es una cínica por naturaleza. Demasiada gente se
lleva tajada en este asunto. No sólo los fabricantes de las vacunas y los antivirus sino los que hacen las mascarillas, los de la vitamina C, los del
bífidus activo, los fabricantes de ventiladores artificiales y
pulsioxímetros, los de los pañuelos desechables, los productos de desinfección de manos, hasta los presos con enfermedades incurables que
quieren aprovechar para marcharse a casa. Sin embargo, no me negará tampoco
que la pantalla de humo les ha venido al pelo a su gobierno ahora que la crisis sigue su marcha, el desempleo tiene niveles históricos, nos suben
los impuestos, sube el IRPF y baja el PIB. Una casualidad, supongo.

Señora ministra, una cosilla más. Si tengo que ver muchas más fotos suyas a media página con mirada astuta, trajes sexis y poses de modelo... ¡me va a
dar algo!

Mónica Lalanda ha pasado los últimos 16 años en Inglaterra, la mayoría como médico de urgencias en Leeds (West Yorkshire). En la actualidad trabaja en la unidad de urgencias del Hospital General de Segovia, participa en varias
publicaciones inglesas y también ilustra libros y revistas con viñetas médicas.

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