Las emociones negativas impactan la actividad cerebral


Las emociones negativas impactan la actividad cerebral

Un estudio realizado en Estados Unidos ha revelado que las emociones impactan el cerebro, concretamente las regiones de la amígdala y la corteza insular. Pero también ha demostrado que no estamos indefensos ante ellas, porque dependiendo de la actitud que tomemos ante determinadas situaciones podemos controlar la actividad neuronal que las emociones nos provocan. Gracias a dichas actitudes podemos aumentar nuestro bienestar, y disminuir el impacto de las situaciones dolorosas.


Las emociones negativas impactan la actividad cerebral


Las emociones son fenómenos psicofisiológicos continuos que nos permiten adaptarnos a ciertos cambios de nuestro entorno. Psicológicamente, alteran la atención, condicionan nuestras conductas e incluso activan la memoria.

Desde el punto de vista fisiológico, además, las emociones producen respuestas en el cuerpo, en la forma de expresiones faciales o tonos de voz, por ejemplo. Pero, ¿qué influencia tienen las emociones en el cerebro?

Una investigación realizada en la Universidad de Standford, en Estados Unidos, ha analizado el efecto sobre el cerebro de nuestra capacidad de regular las emociones según sigamos dos estrategias distintas: la reconsideración cognitiva y la represión expresiva.

Según explican los científicos del departamento de psicología de dicha universidad, Philippe Goldin y James Gross, en un artículo aparecido en la revista Biological Psychiatry, la estrategia de reconsideración cognitiva (pensar sobre lo que está pasando) tendría un impacto temprano en el proceso de generación emocional, mientras que la represión expresiva (evitar que se note lo que estamos sintiendo) sería una estrategia de comportamiento cuyo impacto es tardío, dentro del proceso de generación emocional.

Imágenes cerebrales de las emociones

La reconsideración, según Goldin, es una estrategia cognitiva que altera la significación de una situación potencialmente desquiciante, y ha sido asociada anteriormente con niveles reducidos de emociones negativas e incremento positivo del bienestar.

Goldin pone el siguiente ejemplo para comprender esta estrategia en un comunicado de la Universidad de Stanford: si vemos a un médico suturando una herida de alguien, justo antes de dejarnos llevar por el horror de la visión de la sangre, podemos pensar que el paciente está siendo ayudado y que se recuperará.

Por el contrario, la represión es una estrategia del comportamiento que implica la inhibición de la expresión física (no llorar o reír, por ejemplo) provocadas por las emociones. En anteriores estudios, esta represión emocional ha sido asociada con el incremento de la respuesta fisiológica a las emociones, así como con la reducción del bienestar. Es decir, cuando una emoción es reprimida, el cuerpo puede manifestar un síntoma específico y por lo general la persona disminuye su nivel de bienestar o felicidad.

Pero, hasta la fecha, explican los científicos en Biological Psichiatry, no se había realizado un estudio que investigase directamente las bases neuronales de estas estrategias emocionales. Para conseguirlo, recurrieron a la exploración por resonancia magnética funcional (fMRI), una técnica que permite medir la respuesta hemodinámica o de los flujos sanguíneos, relacionada con la actividad neuronal del cerebro.

Imágenes desagradables

Un total de diecisiete mujeres en buen estado de salud se prestaron voluntariamente a colaborar en el estudio. Todas las participantes fueron mujeres porque, según los científicos, presentan un mayor grado de reactividad emocional que los hombres, lo que facilitó el trabajo de investigación.

La investigación consistió en mostrar a dichas mujeres una serie de vídeos de 15 segundos de duración, neutros (como de paisajes) o desagradables (como matanzas de animales u operaciones quirúrgicas), en una pantalla situada a sólo 15 centímetros de sus caras. A las voluntarias se les pidió que, ante las imágenes, siguieran una de las estrategias de regulación emocional antes mencionadas, es decir, que reprimieran sus expresiones faciales, aunque no sus emociones, o que reflexionaran sobre el significado de lo que estaban viendo.

Mientras veían las imágenes, una cámara colocada cerca de la pantalla de vídeo grabó las expresiones de sus rostros, registrando cada mueca o tic. Además, su actividad cerebral fue medida con la fMRI, lo que permitió a los científicos comparar las áreas del cerebro que se activaban según la estrategia emocional seguida por las participantes. Inmediatamente después de ver las imágenes, las mujeres informaron por último sobre el grado de experimentación emocional que habían sufrido.

Tal y como explica James Gross en el citado comunicado de Stanford, para poder comprender qué sucede cuando la gente controla emociones muy intensas en su vida diaria, los científicos tuvieron que provocar emociones potentes, de manera que pudieran distinguirse bien las partes del cerebro que se activaban por las emociones y también por las estrategias de regulación emocional.

Resultados

Las imágenes de la fMRI revelaron que, independientemente de la estrategia empleada por las voluntarias, dos áreas del cerebro están asociadas con la activación emocional: la amígdala y la ínsula o corteza insular.

Sin embargo, el grado de actividad neuronal en cada una de estas dos regiones, así como el tiempo de actividad, era marcadamente distinto dependiendo de si la persona seguía la estrategia de reconsideración cognitiva o la de represión.

Al final de cada video, la estrategia de reinterpretación consiguió reducir las emociones negativas, según las mediciones de las expresiones faciales de las participantes. Asimismo, redujo también la excitación neuronal, según las imágenes de fMRI tomadas. Estos datos fueron confirmados por las declaraciones de las propias voluntarias. De hecho, la técnica condicionó los sentimientos de las participantes muy rápidamente.

Por el contrario, la represión de la expresión facial resultó en un incremento de la actividad neuronal en la amígdala y la ínsula, aumentó la reactividad emocional durante la visión del vídeo, así como el tiempo en que resultó más difícil mantener el rostro “inexpresivo”. En resumen, sólo la reconsideración cognitiva resultó efectiva para controlar las emociones y redujo la respuesta fisiológica del sujeto, mientras que la represión realmente incrementó los niveles de estrés de las voluntarias.

A pesar de estos resultados, Groos y Goldin señalan que ambas estrategias funcionan bien en determinadas situaciones, mientras que en otras no. Por ejemplo, si alguien está sometido a abusos, no debe utilizar la reconsideración para justificar el comportamiento de la persona que lo daña. Por otro lado, la represión puede ser a menudo crucial para situaciones en las que las emociones realmente deben controlarse.

Las emociones juegan un importante papel en la vida humana, por lo que regularlas resulta esencial tanto para nuestra salud mental como para nuestra salud física. A la inversa, la dificultad para gestionarlas puede suponer el surgimiento de desórdenes mentales y de ansiedad.

Lo que realmente aporta de nuevo esta investigación es comprobar que las emociones no dejan indiferente a la actividad cerebral. Por otro lado, también ha establecido que la represión de las emociones activa la amígdala y la ínsula. Asimismo, que reflexionar sobre las emociones ayuda a reducir el impacto negativo en el cerebro y en el psiquismo.

Por último, los autores de esta investigación destacan que sus conclusiones no pueden generalizarse, ya que hay circunstancias especiales en las que, más que reflexionar sobre lo que nos hace sufrir, es preciso reaccionar, mientras que también hay otras en que la represión de las emociones ayuda a controlar una situación delicada.


Fuentes:
Yaiza Martínez
Tendecias21.net

Las Emociones Asociadas al Control Obsesivo


fuente: Por: Mirta Dall`Occhio
He observado que tanto los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad como los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo persiguen un ideal de mundo personal que construyen en su imaginario y no ahorran esfuerzos ni miden costos para obtenerlo. Es frecuente encontrar pacientes que plantean metas en las distintas áreas de su vida tan idealizadas que dan poco o ningún margen al disfrute y la relajación. Sostienen actividades físicas y mentales persiguiendo sus metas sin tomar conciencia que son ellos con su única vida y su único cuerpo en el tiempo y espacio los que deben llevar a cabo el trabajo que los acerque al objetivo. Aparecen dificultades para reconocer los propios límites de recursos, ya sea tiempo, fuerza, capacidades o apoyos.
El perfeccionismo y la sobreexigencia se asocian en lo que algunos pacientes relatan con el “querer es poder” que vuelve a negar las diferencias de recursos y medios que a cada uno lo posicionan en sus circunstancias.
Borran las diferencias y omiten que parecido no es igual.
Usualmente están bajo mucho estrés, fatigados o con síntomas físicos, ya que su exigencia no les da tregua.
Tienen problemas con el sentido del humor, se toman la vida tan rígidamente que si desdramatizamos algo, o nos reímos de una idea, sólo de una idea pueden ofenderse “cómo te burlarás vos de los pacientes”. Les resulta difícil entender que otra persona pueda hacer cosas de manera responsable u obtener un buen resultado sin sobreexigirse, si se ríe o tiene sentido del humor les resulta sospechoso. Confunden seriedad con solemnidad. Son fáciles de ofender.
Sobrevaloran su pensamiento sin considerarlo una herramienta más de aproximación al conocimiento de los hechos, incluso en detrimento de las propias percepciones visuales, auditivas, kinestésicas. Tienen grave problema para hacerse cargo que hay un aspecto de su pensamiento que procesa la información del mundo de manera disfuncional. Piensan desafiando las evidencias o pruebas de realidad. Sufren de manera crónica y tienen periodos de alivio con recaídas frecuentes. Su tendencia al control indica claramente que creen que pueden hacer con la vida y sus circunstancias más de lo que en realidad depende de ellos.

He observado que estos pacientes rehuyen a la sensación de incertidumbre, ya que les resulta desorganizante para el sistema entrar en contacto con esta emoción. Intentan resolver rápidamente con un acto compulsivo o ritual mental. Lo que cuenta es restaurar rápidamente la idea de estar en control para bajar la ansiedad. Por lo tanto se observa en estos pacientes:

*Sobrevaloración del propio pensamiento
*Fusión Pensamiento y acción con consecuencias morales
*Perfeccionismo y sobreexigencia
*Responsabilidad excesiva
*Sobreestimación del peligro
*Dificultad en la integración de diferencias
*Importancia del control
*Intolerancia a la incertidumbre.

Centraré mi atención en la Intolerancia a la incertidumbre
Estos pacientes no toleran la incertidumbre, negando que vivimos en un mundo que guarda un delicado equilibrio entre lo estable y lo cambiante, entre lo previsible y el imprevisto, que es allí en donde nuestra vida se desarrolla en este permanente cruce de variables geopolíticas, ambientales, económicas, sociales y psicofísicas.
Intentan buscar certezas y reducir a cero los riesgos de la variable en cuestión con muchas dificultades para aceptar que eso nunca sucedió ni sucederá en el planeta. Ya que vivir conlleva riesgos. Podemos minimizar algunos pero inexorablemente hemos vivido desde nuestro origen y hasta nuestro último día con distintos riesgos en grado variable, los conozcamos o no. En el trabajo clínico exploro con ellos sus creencias acerca de lo permanente inherente a la vida desde el comienzo hasta el final. ¿Qué piensa acerca de la continuidad del ser humano desde que nace hasta su muerte? Hablamos de lo que se repite y garantiza la permanencia del si mismo, del ser esencial, rastreo sus creencias acerca de la vida, con el fin de observar cómo se explica la idea de sostén, permanencia y trascendencia, si es que la tiene o si no, que apoye en la parte material de su existencia en su ADN.
Trabajo con el paciente para que recupere la idea de base, de sostén que está allí siempre y en ese plano el tránsito vital transcurre. Me parece una parte importante del trabajo en particular con estos pacientes el rastreo y la reestructuración de creencias acerca de la continuidad y permanencia desde el origen hasta la muerte, ya que he observado en el curso de los tratamientos que ante el contacto con la sensación de incertidumbre, inherente por cierto a los procesos vitales, estos pacientes rehuyen con conductas de evitación, ya sea campos comportamentales o mentales. Creo que les resulta desorganizante para el sistema puesto que no confían en que todo pasa, y no pueden esperar que la emoción displacentera se resuelva. No integran que todo comienza, se desarrolla y tiene un final, así las secuencias se organizan en ciclos con un correlato emocional asociado.

Proceso de Autoobservación

Ya en el abordaje focalizado de sus pensamientos obsesivos y conductas compulsivas propiamente dicho intento ayudarlo a que su conciencia se autoobserve, que tome contacto con lo que su mente hace y con sus conductas para que luego trabajamos ese aspecto.
Utilizo planillas de automonitoreo de pensamientos y conductas obsesivo-compulsivas.
Que observe qué emoción acompaña ese pensamiento obsesivo y qué hace corporalmente, en qué lugar del cuerpo registra la tensión, que la describa. Que autoobserve el proceso de interrupción emocional y la defocalización que se produce una vez que interrumpe su emoción ritualizando (TOC) o persiguiendo compulsivamente un pensamiento idealizado acerca de alguna cuestión que él considera que debe ser de una manera específica, sólo porque así la construyó en su mente, sin integrar las variables ambientales intervinientes que le muestren que por mucho que se esfuerce existen otras variables intervinientes en el mundo que interactúan de manera permanente coconstruyendo su realidad psicofísica y ambiental, y que muchas de estas variables nunca dependieron ni dependerán de él.
Ante la aparición de la idea obsesiva se instala la urgencia del acto compulsivo (conductual o mental). El paciente a veces detecta la idea obsesiva asociada evaluada negativamente, a veces sólo detecta su urgencia por ritualizar. De todos modos así describe un circuito en el que queda atrapado ya que ante la presencia de la ansiedad que sube, realiza el acto compulsivo, la neutraliza, logra alivio y restaura la sensación de control. Todos sabemos que con este accionar el paciente perpetua el ciclo hasta que nuevos estímulos desencadenantes los disparen.
Le propongo al paciente que tolere la emoción que aparece sin interrumpirla, que se quede allí centrado en el presente, busco que gane confianza en que las sensaciones comienzan, se desarrollan y terminan. Que puede esperar que pase con la seguridad que pasará, que autoobserve que cuanto más resiste una emoción más la atasca y dificulta el proceso de resolución. Con esto intento que pare de ritualizar, ya que como dije antes, cuanto más lo hace, más lo refuerza y su aparato psíquico queda a merced de múltiples repeticiones que impiden el contacto con la confianza básica. Por lo tanto, los reprocesamientos son incompletos, ya que lo emocional y lo racional siguen disociados. De este modo el paciente nos dice que él entiende y sabe que sus ideas parecen sin sentido pero no puede evitar hacer los rituales.

- En este recorrido he observado que es difícil que los pacientes quieran conectarse con sus emociones. Quieren no tener obsesiones y no tener que ritualizar por el sabido costo que conlleva, pero rehuyen sentir su miedo y tolerarlo aún guiados. Pueden hablar de él pero al sentirlo automáticamente lo interrumpen. No confían en que sobrevivirán, rápidamente hacen cosas para restaurar la sensación de control, toman las que creen medidas de seguridad, resguardos, y diferentes maniobras para restaurar la sensación de control. Ya que su temor a la pérdida de la sensación de control les resulta muy desorganizante. Me parece importante en esta etapa acompasar a los pacientes en el miedo y el dolor que sienten cada vez que tienen que afrontar su sensación de incertidumbre, ya que están asociadas a niveles de ansiedad tan altos que les resultan desorganizantes. En esta etapa creo que es crucial realizar un sostén emocional muy firme con ellos para ayudarlos a confiar en que todo pasa.
Pienso que aquí la presencia emocional del terapeuta hace diferencias en los resultados, esto todavía lo estoy explorando y será material de otras investigaciones.


Intentos de Control

Cuando continúo trabajando con el paciente sus intentos de control, integro la duda obsesiva como un intento de control más, ya que enfoca su aparato psíquico evitando nuevamente el contacto con la confianza básica. Trabajamos con el paciente con las ideas y evidencias del mundo en que no sé, puedo no saber, no controlar, hay variables externas a mi que me condicionan (siempre las hubo) y aún así sigo viviendo, las cosas pasan, los cambios suceden y mi ser esencial sigue existiendo.
Trabajo con la autoobservación actual de su situación y le pido que reconozca cómo pensaba de algún tema en su infancia, adolescencia, hasta llegar a su edad actual. Que observe el recorrido del pensamiento y cómo ideas que en algún momento eran certezas fueron evolucionando y cambiando. Cómo las prioridades fueron cambiando, los objetivos, los recursos con que contaba en algún momento histórico y con los que cuenta ahora que integre los cambios y la permanencia.

Obstáculos Frecuentes

Los obstáculos más frecuentes que he encontrado son que el paciente confíe en que puede hacer algo por modificar su forma de pensar, ya que la sobrevalora y a lo largo de su vida ha solido identificarse con sus pensamientos. Trabajo “yo no soy mis pensamientos ni mis emociones y sensaciones” que los reconozcan, se autoobserve y transite un proceso de reatribución de nuevo significado personal.

En los pacientes obsesivos he observado una particular dificultad para dejar ir meta inalcalzable, ya sea en los pacientes con toc que buscan la certeza absoluta o garantía o en los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad la idea que la perfección es posible. Esta falta de habilidad para abandonar metas imposibles o cambiarlas por otras los lleva a continuos reprocesamientos de las distintas situaciones repetitivas.

Proceso de Aceptación

Trabajo con el paciente para reestructurar la meta imposible, el camino que recorremos incluye centrarse en el presente, la autoobservación del dolor corporalmente sentido y el tránsito por el mismo. Esta situación que ya he mencionado es rehuida por los pacientes pero debe ser estimulada y sostenida en un contexto de seguridad y apoyo por parte del terapeuta. Incluye la elaboración del duelo por la meta inalcanzable.
Este camino conduce a la aceptación de los límites propios y la integración de las diferencias entre lo deseable y lo posible.
No se trata de analizar el contenido de los pensamientos obsesivos sino de detener la respuesta automática del ritual físico o mental para conectar al paciente con la secuencia emocional asociada y la aceptación de la misma.
En primera instancia pudiendo transitarla sin interrupciones para luego reprocesarla, duelo mediante, y simbolizarla con la mayor cantidad de matices posibles para salir del absolutismo dicotómico todo-nada, ya que este camino ayudará al paciente a integrar diferencias, y sabemos que cuando aceptamos que la vida transcurre en diferencias y paramos de negarlas o pelear con eso algo del orden del sosiego y la calma comienza a aparecer.
http://www.depsicoterapias.com/articulo.asp?IdArticulo=386

Cuando el sexo se convierte en 'adicción'




http://www.elconfidencial.com/cache/2008/10/06/salud_80_cuando_convierte.html
Cuando el sexo se convierte en 'adicción'


¡Cuánta razón tenía Freud cuando postuló que todas las pautas de comportamiento parten de los impulsos sexuales! La sexualidad forma parte natural del ser humano, pero cuando se convierte en una prioridad que interfiere en la vida diaria, en el trabajo, afecta a las relaciones personales y sociales y, además, causa ansiedad, estrés y arrepentimiento, entonces se convierte en adicción. El psicólogo y sexólogo Xud Zubieta, del Instituto Espill de Valencia, habla de “transtorno obsesivo-compulsivo de carácter sexual”. Según ha contado el experto a El Confidencial “mucha gente habla de la adicción al sexo sin saber de lo que habla”. “En la clínica se trata el transtorno obsesivo-compulsivo -que puede ser tanto el sexual como el de lavarse las manos, abrir y cerrar puertas o incluso fumar- siguiendo un tratamiento médico y psicológico combinado. Los fármacos son efectivos rápidamente, por lo que ponen remedio a la parte conductual (compulsivo). Para tratar la obsesión (mental) se requiere de psicoterapia”, afirma Zubieta.


El tabú del sexo


Quienes padecen transtorno obsesivo-compulsivo de carácter sexual acuden a recibir tratamiento “por su propio pie y suelen mantenerlo en secreto. A veces la pareja no se da cuenta. El principal problema de nuestra cultura es el tabú del sexo. No se habla del problema. Puedes pensar que la pareja lo intuye, pero no confronta. El nivel de comunicación de muchas parejas es muy bajo. Últimamente se habla más pero no existe un protocolo de educación sexual”.


Zubieta afirma que el tratamiento médico “no debe ser indefinido y el simple fármaco no es suficiente para ‘curar’ esta adicción, que tiene niveles de graducación. “Una adicción leve se soluciona en menos de un año, y una grave lleva más tiempo”. El experto saca a colación uno de los casos más graves que han pasado por su consulta; “hay gente que se aficiona a visitar prostitutas varias veces al día durante todos los días. Uno de ellos fue paciente suyo. Su terapia exigía verle dos veces al mes. Se trataba de un hombre que estuvo diez años casado y acudió a la consulta tres años después del divorcio. La conducta compulsiva quedó eliminada en unos meses y la faceta obsesiva requirió bastante más trabajo”, comenta.


Furor vaginal


La obsesión por el sexo “suele ser la única obsesión, no se da a la vez que otras. Se les mete una idea en la cabeza y les da por ahí. Si tuvieran varias sería hasta positivo porque dividirían la energía”. Preguntado por si la ‘ninfomanía’ tiene algo que ver con el transtorno obsesivo-compulsivo de carácter sexual, se ríe: “la ninfomanía no existe. Se llama furor vaginal (o uterino: deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula) y no yo no he visto ningún caso. Pueden ser personas muy activas sexualmente pero sin que por ello les cause ningún problema en su vida. Los casos que tratamos son de hombres. Hay menos mujeres porque en este punto de la historia se las educa para ser chicas decentes. Muchas sólo practican el sexo para reproducirse”.


Xud Zubieta trató el caso de un hombre que tras veinte años de relación aún no había consumado. Ni siquiera hablaba del tema con su mujer y esto lleva a la búsqueda constante e insaciable de este tipo de placer y en la inmensa soledad que ella genera. Por el contrario, en muchas parejas se da la compulsión, que genera ansiedad. “Otro caso muy curioso que tratamos fue el de un guardia civil enganchado a un chat de sexo, pero era muy ‘light’. Tenía mujer y al hacerles el test psicológico ví que era la mujer".



Patrick Carnes, uno de los principales expertos en adicciones sexuales del Reino Unido, sugiere que son varias las señales de advertencia en una adicción de este tipo. La sensación de que se está fuera de control, la intuición de que puede haber graves consecuencias si se continúa por ese camino, un desprecio del peligro o la realización de actividades de elevado riesgo, son algunas de ellas. Cuando existe limitación de las actividades sociales a fin de pasar inadvertidos, el recurso a las fantasías sexuales como una forma de hacer frente a difíciles situaciones o sentimientos, la experimentación de drásticos cambios de humor en virtud de la satisfacción o no del apetito sexual y el empleo de cada vez más tiempo en la planificación, realización o disimulo de las extravagancias sexuales, se podría estar ante una adicción de este tipo. Son hombres y mujeres ‘sexoadictos’ con un enorme problema: el de no poder llevar una vida normal hasta enterrar su obsesión por la actividad más placentera del mundo.

Dentro de la psicología, la obsesión aparece como una de las enfermedades más típicas y comunes que puede sufrir el individuo, sin necesitar la presencia de la misma internación y siendo mucho más frecuente que otras complicaciones psicológicas. Podría describirse a la obsesión como la presencia recurrente de pensamientos de tipo negativo que generan diferentes niveles de ansiedad y angustia en la persona. Por lo general, la obsesión hace que una persona dedique gran parte de su tiempo a ese tipo de pensamientos y termine (en casos extremos) mostrando conductas socialmente peligrosas para sí mismo y para otros.

El término obsesión proviene del latín y significa asedio. Esta es justamente la sensación de asedio y de persecución que una persona puede sufrir ante la presencia irrefrenable de pensamientos y sensaciones obsesivas hacia determinada persona, situación o elemento. La obsesión como una complicación psicológica puede hacerse presente de diversas maneras y mientras que en muchos casos gran parte de la población sufre de algún tipo de obsesión momentánea o pasajera, cuando esta pasa a ocupar un importante segmento de tiempo en la vida de ese individuo estamos en presencia de un problema psicológico de mayor gravedad.

La obsesión puede volverse un peligro para la persona que sufre estos pensamientos como para otras personas. Esto se hace claramente visible cuando una persona se aísla de la sociedad y de sus contactos por diferentes tipos de obsesiones, como también cuando transforma a terceros en posibles amenazas y busca entonces eliminarlos. Las obsesiones pueden tener que ver con angustias de tipo sexual, laboral, profesional, emocional, económicas y muchas otras, siendo estas en realidad una pantalla para el tipo de personalidad obsesiva que una persona puede desarrollar.

El trastorno obsesivo-compulsivo (también conocido como TOC) es aquel que lleva a la persona sentir la necesidad de actuar de determinadas formas creyendo que de ese modo evitará algún tipo de peligro. Por lo general, el TOC evoluciona hacia formas muy complejas y profundas de incomodidad y angustia si no es tratado a tiempo.
fuente:Cecilia en Salud
http://www.definicionabc.com/salud/

Una hormona -y no Cupido- podría ser la responsable.


http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_3487000/3487847.stm
Amor, de Caravaggio.
Una hormona -y no Cupido- podría ser la responsable.

Es culpa de una hormona.

Todo aquello que tiene que ver con el amor, desde el maternal hasta el curioso hecho de que algunos logren permanecer felices por décadas con la misma pareja, o que otros sean incapaces de jamás forjar una relación duradera, es culpa de una hormona.

Sí. Al parecer, las cosas del amor no son tan caprichosas como aparentan.

Según el experto en el cerebro de la Universidad de Edimburgo, Gareth Leng, la hormona oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción.

La hormona actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de circuitos cerebrales.

Comportamiento maternal

Al explicar cómo se enamora el cerebro, Leng señala que la oxitocina ayuda a afianzar el vínculo entre una madre y su bebé, y se produce tanto durante un parto como un orgasmo.
El Beso, de Rodin.
Un interruptor central abre nuevos patrones de interacción en momentos cruciales.

Lo que hace es funcionar como un "interruptor central" en el cerebro, que abre nuevos patrones de interacción entre las células nerviosas.

Pero, al explicar por qué algunos cerebros no se enamoran, Leng le da una excusa fisiológica a los tantos (y tantas) aficionados al principio de una relación y detractores del "mañana".

Y es que quienes tienen menos receptores cerebrales de los que se necesitan para recibir la oxitocina pueden tener dificultades al tratar de establecer lazos permanentes con su pareja.

En serio

Varias investigaciones han descubierto que la hormona, que es producida en grandes cantidades por el cerebro durante el parto y cuando hay actividad sexual, es importante para incitar el comportamiento maternal en los animales.

Ratón de campo
Cómo una sola exposición a la oxitocina -por prolongada que sea- puede producir tales cambios de conducta, no sabemos, pero estamos tratando de encontrar la respuesta.
Profesor Gareth Leng

Su papel crucial en la vinculación sexual fue observada por científicos estadounidenses que estudiaban las costumbres de los ratones de pradera.

Leng explica que "los ratones de pradera tienen una sola pareja toda la vida, y ese lazo se establece durante 48 horas de intensa actividad sexual que es también la primera experiencia sexual".

"Durante ese período, grandes cantidades de oxitocina son producidos en el cerebro", agrega. "Los ratones de pradera tienen receptores de oxitocina en diferentes partes del cerebro y los científicos descubrieron que si bloquean esos receptores, no se establece ese vínculo en las hembras".

Aún no está claro cómo una sola exposición a la oxitocina -por prolongada que sea- puede producir tan profundos cambios de comportamiento, pero se está investigando.

"Comprender el proceso es esencial para entender cómo las drogas pueden influenciar el genio y el comportamiento -para bien o para mal", concluye Leng.

Ganar por Cansancio Callejón sin Salida Las Trampas del Pensamiento Emocional



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Las Trampas del Pensamiento Emocional

Si hay algo que los abusadores y las abusadoras emocionales conocen muy bien, es cómo manejar las reacciones emocionales de sus víctimas.

Las víctimas adultas de abuso emocional, por lo general, suelen tener un pensamiento de tipo emocional. Y ¿qué queremos decir con un “pensamiento de tipo emocional”? El pensamiento emocional es el tipo de pensamiento que no suele ser crítico, más bien se basa en las emociones, no suele ser analítico, suele ser espontáneo y, en cierta medida, ingenuo.

Al igual que el pensamiento mágico de los niños, el pensamiento emocional no “razona”. El pensamiento emocional siente. Por consiguiente, la persona que piensa emocionalmente, suele reaccionar desde sus sentimientos, sin filtrar sus sentimientos y emociones por el tamiz de la razón.

Las personas que abusan emocionalmente de otras lo hacen a expensas de este tipo de pensamiento emocional que suelen exhibir las víctimas de abuso. Y la manera más segura de evitar el abuso emocional es comenzar a pensar de un modo “no emocional”, comenzar a desarrollar un pensamiento más crítico.

Por ejemplo, los niños, cuando son pequeños, suelen reaccionar desde sus sentimientos y emociones genuinas y primitivas (sin interferencia de la razón). Así, si se golpean con una silla, le dirán a la silla “mala, mala”, porque en su pensamiento emocional, “la silla es mala y los ha lastimado”. A medida que crecemos y maduramos, comprendemos que la silla sólo estaba allí y fuimos nosotros quienes nos la llevamos por delante. La silla no es ni mala ni buena. Nuestro pensamiento deja de ser emocional para ser más racional y lógico; congruente con nuestro desarrollo psicológico.

De la misma manera que los niños creen genuina, espontánea e ingenuamente cualquier promesa agradable que se les haga (sin medir si esa promesa es viable o no), las víctimas de abuso emocional suelen pensar de un modo bastante similar. Las víctimas de abuso emocional piensan desde sus emociones, sus esperanzas, sus anhelos y sus propias expectativas que el futuro será mejor, o más agradable, o más benévolo.

Si bien no está “mal” pensar de un modo positivo, a la hora de lidiar con abusadores emocionales es conveniente desarrollar un pensamiento más frío, más despojado de sentimientos y emociones. Aquí es dónde el pensamiento crítico se vuelve un recurso o una herramienta sumamente útil y entra en acción.

Si las víctimas de abuso emocional pudieran, por un minuto, “cerrar su corazón” y usaran solamente su cerebro, haciendo una evaluación lo más objetiva posible de su situación, es muy probable que logren una mayor claridad, en un tiempo relativamente corto. La persona que piensa críticamente -en lugar de pensar emocionalmente- evalúa la información que recibe, estudia los datos, analiza la situación desde una perspectiva diferente de la emocional, piensa con una mente mucho más abierta, reconoce y evalúa las posibles consecuencias de sus acciones y de las acciones de los demás; tiene en cuenta los supuestos, lo que se está dando por sentado en una situación determinada, etc.

Normalmente, las víctimas de abuso emocional suelen reaccionar espontáneamente. Rara vez pasan su respuesta o reacción por el filtro del pensamiento crítico. Cuando respondemos desde nuestras emociones, en lugar de responder desde nuestra razón, sólo estamos perpetuando el ciclo del abuso emocional. Continuamos jugando los juegos mentales de las personas que tienen la habilidad de abusar emocionalmente de otras.

El pensamiento crítico, a diferencia del pensamiento emocional, es un pensamiento maduro, de mejor calidad, es autodirigido (no reacciona como el abusador desea que reaccione), es auto disciplinado (uno responde cuando uno así lo decide, no cuándo el abusador lo desea), es autorregulado (no está bajo el control del abusador, sino bajo el propio control de uno mismo) y es auto corregido (uno decide si va a cometer un error o no, si va a corregir un error cometido o no, aprende de los errores, etc.)

A diferencia del pensamiento crítico, el pensamiento emocional no posee estas cualidades. Por lo general, suele dar las cosas por sentado y reacciona según los sentimientos y las emociones que afloran. Y allí es dónde está la trampa del pensamiento emocional. La reacción basada en las emociones es exactamente el tipo de reacción que el abusador emocional está esperando.

Las personas que abusan emocionalmente de otras saben qué botones internos presionar en sus víctimas para que afloren ciertas emociones específicas. Esto les permite a los abusadores, tener el control emocional de sus víctimas. Por consiguiente, cuando la víctima deja de responder desde su pensamiento emocional y se adueña de su propio pensamiento (comienza a usar el pensamiento crítico), el abusador pierde el control y la víctima recupera su poder personal.

El pensamiento crítico es, sin lugar a duda, una de las herramientas más poderosas para prevenir y solucionar el problema del abuso emocional.

Perdonar o No perdonar


como perdonar todo el daño que nos han causado con sus insatisfaciones durante mas de 20 años, si cuando intentas hablarlo lo niegan todo, y encima vienen a tu casa a que los cuides, con provocaciones y haciendo el papel de lobo con piel de cordero, para manipular la relacion y que te separes de tu pareja y asi poder vivir la vida soñada con su hijo de cuidador. tal y como a sido siempre desde que tenia 6 años en que empezo a hacerle la compra a su madre y a ayudarla en las tareas de la casa. hasta que llegue yo la suplantadora que le robo la felicidad a esa pobre madre desvalida que se quedo sin ayuda, no gano una hija perdio un hijo, pero no pierde la esperanza de recuperarlo por todos los medios a su alcanze aunque sea lo ultimo que haga en su vida. el premio vale la pena ser infeliz y hacer infeliz a tu marido valor una vida destrozar la vida de las nueras valor hasta que aguanten, conseguir que tus hijos desearan no haber nacido al verse en la tesitura de tener que vivir con el sentimiento de abandono hacia una pobre madre desvalidad a la que si contrarias se va a vivir a el campo a riesgo de que muera sola y la encuentren despues de un terrible sufrimiento y eso recaiga sobre la conciencia de su hijo, precio toda una vida para cuidarme y cuando me muera ya tendras tiempo si te quedan ganas y alguien te quiere para hacer tu vida nunca olvides que fui yo quien te lleve nueve meses y quien sufri por ti para tenenrte. para todo lo demas mastercard.

fuente:amatista


Perdonar o No perdonar

Jan 5th, 2010 por AEEA

puzzle

Perdonar o no perdonar, ésa es la cuestión.

A decir verdad, el perdón es más significativo para quien perdona que para quien es perdonado. Cuando perdonamos, nos estamos sacando un peso de encima, ya no tenemos que vivir atados a un hecho o un incidente del pasado. El perdón nos sirve a nosotros mismos para ser mejores personas, para dejar ir aquello que nos hacía ruido raro en la mente y en el corazón.

Podemos perdonar, independientemente de que la persona a la que perdonamos cambie su actitud o no. Podemos perdonar en silencio o podemos perdonar públicamente. Lo que en realidad importa es perdonar desde lo más profundo de nuestro ser, es decir, cuando perdonamos sin guardar resentimiento alguno porque comprendemos que si otra persona nos ha causado daño, quizás sea porque no sabe cómo actuar de una manera diferente.

Pero perdonar no significa olvidar y sobre este tema se ha debatido mucho a lo largo de la historia de la humanidad. Podemos perdonar para liberarnos a nosotros mismos de una carga que no nos aporta nada a nuestras vidas; o podemos perdonar y olvidar, hacer borrón y cuenta nueva, pero son dos cosas diferentes.

Pero, a veces, es necesario perdonar sin olvidar que esa persona que perdonamos, quizás no vaya a cambiar su manera de actuar o de pensar. Por esta razón, no podemos decir que perdonar y olvidar sean sinónimos. No tienen el mismo valor. Tanto perdonar una ofensa como olvidar lo sucedido, son elecciones personales. Nadie nos obliga a perdonar a los demás, ni a olvidar un incidente negativo. Así, podemos decidir perdonar de corazón, incluso si decidimos no hacer público nuestro perdón, pero también podemos decidir no olvidar lo ocurrido para que evitar que vuelva a ocurrir otra vez.

Si alguien nos ofende o nos causa una daño por error, podemos perdonar y olvidar, pero siempre que estemos atentos a cómo se comporta esa persona en el futuro. A veces, las personas se arrepienten. Todos cometemos errores, somos humanos y es normal cometer errores. A veces, las personas intentan cambiar y no lo logran, no porque sean malas personas sino porque realmente no pueden cambiar y eso es algo que va mucho más allá de lo que nosotros podemos controlar.

Si una persona nos ofende o nos daña, podemos elegir perdonarla porque comprendemos que quizás esté pasando por un mal momento o quizás no tenga las habilidades necesarias para madurar y dejar de ofender o dañar a otros, pero también podemos elegir no olvidar lo sucedido. Es muy probable que suene egoísta, pero los derechos de los demás terminan cuando comienzan los nuestros y viceversa. Podemos perdonar, pero no tenemos obligación de continuar sometiéndonos a incidentes negativos de por vida.

Cuando una persona perdona y decide “olvidar lo ocurrido”, pero luego vemos que nada cambia, estamos en presencia del conocido ciclo de abuso emocional. Éste tiene tres fases o etapas, claramente definidas: 1) La primera fase es cuando se van acumulando tensiones y se dan avisos previos (”Por favor, deja de hacer eso”), 2) la segunda fase es cuando se produce la ofensa o el incidente, propiamente dicho; y 3) la tercera fase es la llamada “luna de miel” porque es cuando la persona que ha sido víctima de una ofensa perdona a quien le ofende, el incidente se olvida bajo la promesa de que no volverá a ocurrir, solamente para volver a la fase 1, otra vez.

Linda Lord explicó que “el perdón, al igual que la meditación o la oración, es una actividad personal. Usted será la única persona que sabrá cuándo ha perdonado a otra persona. A menos que esa persona pida ser perdonada, guárdese el perdón para usted mismo. Es su proceso, su camino para curar las heridas emocionales y su liberación del resentimiento. Una experiencia personal tan intensa como ésta, sólo deber ser experimentada por usted. Curar sus heridas emocionales es su proceso.”

Personas con Trastornos de la Personalidad



Personas con Trastornos de la Personalidad

por AEEA

El siguiente artículo fue escrito por el Dr. Joseph Carver, psicológo clínico de Ohio, a modo de folleto informativo gratuito para sus pacientes. Esperamos que le sea útil.

Personas con Trastornos de la Personalidad:
Controladores, Abusadores, Manipuladores y Personas que Usan a Otras en sus Relaciones

Por Dr. Joseph M. Carver, Ph.D., Psicólogo

¿Quiénes son estas personas? En las relaciones románticas, son aquellas parejas controladoras, abusadoras, manipuladoras quiénes no sólo pueden arruinar la relación, sino también nuestra autoestima, nuestras finanzas y nuestra reputación. Como padres, suelen ser quienes añaden la letra “D” a una Familia Disfuncional y ser la clase de padres que abusan, descuidan, ignoran, o dañan psicológicamente a sus hijos. Como amigos, pueden ser personas irresponsables, egoístas, no fiables, deshonestas, y con frecuencia, pueden crearle problemas importantes en su vida. Como vecinos, son aquellas personas que difunden rumores, rompen la armonía del vecindario y roban nuestra cortadora de césped. Como integrantes de una familia, son quienes se ocupan de ser siempre el centro de atención y mantener a toda la familia alborotada, o también, puede ser el hermano de 45 años de edad que nunca trabajó y continúa dependiendo económicamente de la familia. También pueden ser los hermanos o hermanas que intimidan y abusan verbalmente de los demás con su mal carácter y sus berrinches. En el caso de los compañeros de trabajo, pueden ser seres manipuladores, sin ética, deshonestos, o estar siempre dispuestos a dañar la imagen de los otros compañeros de trabajo con tal de alcanzar sus metas laborales. En la calle suelen ser delincuentes, embaucadores, estafadores y personas que usan a otras con el propósito de dañarlas y para luego desaparecer rápidamente de la escena y evitar ser detectados.

Después de más de tres décadas de experiencia tratando a las víctimas, me ha quedado claro que la mayoría de las víctimas emocionales que he observado en la práctica clínica son, de hecho, víctimas de un individuo que padece un “Trastorno de la Personalidad”. Las personas con “Trastornos de la Personalidad” han estado presentes por muchos años. Durante varios siglos, los profesionales que trabajaron con todo tipo de personas reconocieron que algunos individuos claramente pensaban y actuaban de un modo diferente – es decir, en ausencia de sentimientos, actitudes, conductas e interacciones “normales”. En 1835, el Dr. Pritchard sugirió el término “insania moral” para reflejar el hecho de que, dichos individuos, si bien no eran considerados enfermos mentales según los estándares del momento, de todos modos presentaban importantes diferencias en sus conductas, su actitud, su ética, su moral, sus expresiones emocionales y el modo en que reaccionaban ante determinadas situaciones. A pesar de sus diferencias significativas (comparados con otras personas dentro de su cultura), el individuo mostraba poca angustia emocional o social.

Las personas que sufren trastornos de la personalidad son personas que tienen extensos antecedentes de problemas de personalidad, problemas de conducta, dificultades emocionales y de relación. Se dice que este grupo de personas tiene un “Trastorno de la Personalidad” – es decir, un patrón perdurable de experiencias internas (estado de ánimo, actitud, creencias, valores, etc.) y de conducta (agresividad, inestabilidad, etc.), que es significativamente diferente de los patrones de otras personas que forman parte de su familia o cultura. Estos patrones disfuncionales son inflexibles e interfieren en casi todos los aspectos de la vida de esa persona. Estos patrones crean importantes problemas en su funcionamiento personal y emocional y, con frecuencia, suelen ser tan severos que llevan a un profundo malestar o a una importante limitación o deficiencia en todas las áreas de sus vidas. (Fuente: “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”, Cuarta Edición)

Los trastornos de la personalidad se dividen en tres grupos de “categorías”.

• Categoría A: las personas que padecen estos trastornos de la personalidad son individuos que tienen conductas atípicas y excéntricas. Las personalidades paranoicas, esquizoides y esquizotípicas están comprendidas dentro de esta categoría.
• Categoría B: se trata de las personalidades que son altamente dramáticas, tanto en lo emocional como en lo conductual. Las personalidades antisociales, limítrofes o de trastorno límite de la personalidad (personalidad “borderline”), narcisistas e histriónicas pertenecen a este grupo.
• Categoría C: son las personalidades que se caracterizan por ser ansiosas y miedosas. Las personalidades por evitación, dependientes y obsesivo-compulsivas caen dentro de esta categoría.

Los destructores de relaciones – Categoría B

Al tener en cuenta aquellas personas que generan mayor daño en las relaciones sociales y personales, podemos encontrar a los abusadores, manipuladores, “jugadores”, controladores, y perdedores, dentro de la Categoría B. Por esta razón, este artículo se centrará en las conductas asociadas con los trastornos de la personalidad comprendidos en la Categoría B.

En la población general, el mayor número de trastornos de la personalidad cae dentro del grupo de la Categoría B. Las cuatro personalidades con “Trastornos de la Personalidad” que comprenden la Categoría B son:

• La personalidad antisocial – comprende un patrón dominante que ignora los derechos de los demás y las reglas de la sociedad. La personalidad antisocial abarca desde personas que son crónicamente irresponsables, que no brindan apoyo o son embaucadoras o estafadoras, hasta aquellas que tienen una total falta de consideración por los derechos de otras personas y comenten delitos, sin cargo de conciencia alguno, tales como aquellos delitos que involucran la muerte de las víctimas. En la práctica clínica, los individuos con una personalidad antisocial presentan un egoísmo casi absoluto y normalmente, exhiben un patrón de problemas de índole legal, mentiras y engaños, abusos físicos e intimidación, sin importarles la seguridad de los demás, sin interesarse por cumplir con los estándares normales de trabajo, apoyo o crianza, y sin mostrar remordimiento alguno.
• La personalidad limítrofe o trastorno límite de la personalidad – presenta un patrón dominante de estados de ánimo, auto-percepción y relaciones intensas e inestables. El control de los impulsos es altamente deficiente. Las características más comunes incluyen el pánico, el miedo al abandono, las relaciones sociales inestables, una imagen personal inestable, las conductas impulsivas o de daño personal, tales como la promiscuidad, el abuso de sustancias tóxicas y el consumo de alcohol, las ideas y los intentos recurrentes de suicidio, las lesiones auto-inflingidas y la auto-mutilación, los sentimientos crónicos de vacío emocional, la ira inadecuada e intensa y una paranoia transitoria.
• La personalidad histriónica – tiene un patrón dominante que comprende una demostración emocional excesiva y una necesidad de atención importante. Los individuos con este tipo de personalidad son excesivamente dramáticos y con frecuencia, son percibidos por el público como el tipo de persona que se conoce como la “reina de los dramas”. A menudo son sexualmente seductores y muy manipuladores en sus relaciones.
• La personalidad narcisista – presenta una marcada preocupación por la admiración, la concesión de derechos y el egocentrismo. Las personas que tienen este tipo de personalidad exageran sus logros o talentos, tienen un sentido de “tener derecho”, carecen de empatía, interés o preocupación por los demás, les preocupan la envidia y los celos y tienen una actitud arrogante. Su sentido de “tener derecho” y su exagerada autoestima no guardan relación con la realidad de sus logros o sus talentos. Estas personas sienten que tienen derecho a recibir un tipo de atención especial, ciertos privilegios y ciertas consideraciones en los entornos sociales. Este sentido de “tener derecho” también produce la sensación de que tienen derecho a castigar a aquellos quienes no les muestran el respeto, la admiración o la atención que ellos exigen.

Al encontrar víctimas de abuso físico y emocional, encontramos que las personas que padecen un trastorno de la personalidad ya estaban presentes en sus vidas, como una madre, un padre, un hermano, un cónyuge, una pareja o un familiar. La mayoría de los pacientes con dificultades relacionadas con su niñez encuentran que alguno de sus padres padecía un trastorno de la personalidad. En muchos casos, estas personas se han encontrado a sí mismas involucradas en una relación romántica, o en un matrimonio, con una persona que padece un trastorno de la personalidad. Otras personas descubrieron que estaban trabajando con compañeros de trabajo que padecían un trastorno de la personalidad, o también, un supervisor o un subalterno. Un grupo menor encontró que eran víctimas de las conductas severas de una persona con un trastorno de la personalidad, por lo que fueron víctimas de asaltos, robos, traumas o manipulaciones.

Los trastornos de la personalidad están presentes entre el 10 y el 15 por ciento de la población adulta, siendo la Categoría B la que comprende, aproximadamente, el 9 por ciento de los casos, basado en datos de investigación. Con un porcentaje tan alto, es importante aprender a identificar a estas personas cuando se presentan en nuestras vidas. No lograr identificarlas puede representar un riesgo importante. Aunque la mayoría de nuestros contactos con una persona que padece un trastorno de la personalidad sean breves, cuanto más participen en nuestras vidas, más alto será el riesgo de sufrir un daño emocional, social y otros tipos de daños. Por esta razón, es útil identificar algunas de las características de las personas que presentan un trastorno de la personalidad.

Los profesionales de salud mental han identificado diez tipos de trastornos de la personalidad, cada uno de ellos con su propio patrón de conductas, emocionalidad y síntomas. No obstante, personalmente he observado que todos los individuos que sufren trastornos de la personalidad que comprenden la Categoría B, tienen características esenciales que forman la base de cada trastorno de personalidad específico. Algunas de esas características esenciales son las siguientes:

• Egocentrismo: Con frecuencia oímos la frase “Se trata de mí”. Cuando tomamos decisiones, las personas saludables tienen en cuenta las necesidades y los problemas de los demás, al igual que los propios. Una persona con un trastorno de la personalidad sólo piensa en sus propias necesidades y preocupaciones. Pueden utilizar el dinero para cubrir las necesidades de su familia con el mero fin de satisfacer sus propios propósitos. Un hermano con un trastorno de la personalidad puede intimidar a sus padres ancianos para obtener dinero o manipular una situación legal para eliminar a sus hermanos del testamento. En la mayoría de los casos, si una persona con un trastorno de la personalidad se comunica con nosotros, establece ese contacto para satisfacer SUS propósitos, no los nuestros.
• Renuencia a aceptar la responsabilidad personal por su conducta: Las personas con un trastorno de la personalidad casi nunca aceptan su responsabilidad personal de sus conductas. Estas personas culpan a los demás, recurren a excusas, alegan malos entendidos y luego se describen como las víctimas de una situación en sí. Aquellos individuos que abusan físicamente de otros, de hecho, culpan a las víctimas del abuso o el ataque. A menudo, las víctimas oyen cosas como: “¡Ha sido tu culpa! ¿Por qué me has hecho enfadar?” Este aspecto de los trastornos de la personalidad resulta muy dañino, especialmente cuando quien padece el trastorno de la personalidad es uno de los padres. Ellos culpan a sus hijos por sus conductas abusivas, de descuido (negligencia o abandono) o disfuncionales. Se les dice a los niños que ellos son responsables por los berrinches, el consumo de alcohol o sustancias tóxicas, la falta de empleo, la pobreza, la infelicidad, (etc.) de los padres. Durante un divorcio, el padre que sufre un trastorno de la personalidad, con frecuencia culpa a sus hijos.
• Auto-justificación: Las personas con un trastorno de la personalidad no piensan, ni razonan, ni sienten o se comportan con normalidad. Sin embargo, habitualmente justifican TODAS sus conductas. A menudo, su justificación proviene de la idea de que han sido víctimas de la sociedad o de otras personas y, por consiguiente, eso justifica sus conductas manipuladoras, controladoras, delictivas o abusivas. Una justificación común de los delincuentes es culpar a la víctima del delito que ellos han cometido, como cuando oímos: “Fue su culpa (culpa de la víctima) que recibió un disparo. Tendría que haberme entregado el dinero más rápido”. Los adultos saludables encuentran que es imposible razonar con una persona que padece un trastorno de la personalidad, ya que sus justificaciones son imposibles de comprender.
• Derechos: Las personas con un trastorno de la personalidad tienen un fuerte sentido de “tener ciertos derechos”, sienten que merecen respeto, dinero, fama, poder, autoridad, atención, etc. Algunos individuos sienten que tienen derecho a ser el centro de atención, y que cuando eso no ocurre, tienen derecho a crear un escándalo o un alboroto para lograr esa atención. Este derecho también genera la justificación de castigar a los demás por parte de la persona con un trastorno de la personalidad. Si usted viola alguna de sus reglas o no cumple con alguna de sus demandas, ellos se sienten con derecho a castigarle de alguna manera.
• Emociones superficiales: Las personas saludables siempre se sorprenden y quedan perplejas ante el hecho de que una persona con un trastorno de la personalidad es capaz de desvincularse de una pareja rápidamente, continuar con su vida y mostrar muy pocas emociones, como el remordimiento o la angustia. Una persona con un trastorno de la personalidad puede hallar otra pareja inmediatamente después de una ruptura, generalmente, a los pocos días de la ruptura. Estas mismas personas también pueden desvincularse rápidamente de su familia y sus hijos. Pueden enfadarse con sus padres y no comunicarse con ellos durante años. Una persona con un trastorno de la personalidad puede abandonar a sus hijos, culpando al mismo tiempo a su cónyuge o pareja de su falta de apoyo e interés. Su capacidad de comportarse de esta manera se relaciona con las “emociones superficiales”. La mejor manera de pensar en las emociones superficiales es la de compararlas con tener un automóvil aceptable, por valor de $300.00 (192 euros). Usted ha realizado una inversión pequeña en el automóvil y mientras éste funcione bien, usted no tendrá quejas. Usted se toma el trabajo de mantener el vehículo, siempre que los gastos de mantenimiento sean bajos. Si se vuelve caro mantenerlo, debido a problemas mecánicos, es más económico abandonarlo y comprar otro automóvil de $300.00, que funcione bien. Así, si recorre una larga distancia, decidirá dejarlo atrás porque llevarlo consigo le resultará más costoso. Una persona con un trastorno de la personalidad tiene emociones superficiales y, con frecuencia, ve a las personas que le rodean como automóviles de $300.00. Su inversión emocional en los demás es mínima. Si el padre es muy problemático, rápidamente le deja de lado. Si los padres critican su conducta, entonces finalizan su relación con ellos… hasta que necesite algo.
• Moral circunstancial: Una persona con un trastorno de la personalidad se enorgullece en ser capaz de “hacer lo que tiene que hacer” para satisfacer sus demandas y sus necesidades. Posee escasos límites personales o sociales y, en los casos más severos, no se siente obligada por la ley y no duda en participar en actividades delictivas, si fuera necesario. El lema de una persona con un trastorno de la personalidad es: “el fin justifica los medios”. La moral circunstancial crea conductas bastante extremas y muchas personas que padecen un trastorno de la personalidad, no dudan en lastimarse a sí mismas o a los demás, con tal de satisfacer sus necesidades. Aquellas acciones que frecuentemente se perciben como manipuladoras son las herramientas del oficio de una persona que padece un trastorno de la personalidad, e incluyen la mentira, la deshonestidad, las estafas, la intimidación, las confabulaciones y las actuaciones. Muchas personas con trastornos de la personalidad son verdaderos “camaleones sociales” y luego de evaluar a una víctima o pareja potencial, modifican su presentación para que resulte más eficaz. Las personas con trastornos de la personalidad severos no dudan ni un instante en lastimarse a sí mismas y se inflingirán cortes, tomarán sobredosis, amenazarán con suicidarse o se dañarán a sí mismas con el objeto de retener a su pareja a través de la culpa y la obligación.
• Narcisismo y vidas fútiles: Los trastornos de la personalidad tienen una fuerte influencia sobre el estilo de vida del individuo. Con frecuencia, las personas con los trastornos de la personalidad de la Categoría B llevan una doble vida – una “vida real” y una vida imaginaria que presentan a los demás y que está plagada de excusas, verdades a medias, engaños, decepciones y estafas, mentiras, fantasías e historias preparadas con un propósito específico. Los abusadores físicos que fueron separados legalmente, y por la fuerza, de sus hijos y cónyuges elaboran historias dónde los familiares políticos conspiraron con la policía para separarlos de sus hijos, a quienes aman profundamente. Su encarcelación suele interpretarse como: “Yo me hice cargo de la culpa de mi amigo para que él pudiera continuar trabajando y apoyando a su familia”. Uno de los principales hallazgos dentro de los trastornos de la personalidad ha sido una vida fútil – esto da cuenta de un talento y un potencial increíbles, pero una vida muy pobre por lo que refiere al éxito social u ocupacional. Es una vida llena de excusas y engaños. Los “perdedores o fracasados”, narcisistas y antisociales, a menudo prometen cruceros románticos que nunca se concretan, o tienen alguna razón por la cuál su pareja necesita colocar a su nombre el automóvil que compró. Sus vidas suelen estar acompañadas de irresponsabilidad económica, desempleo crónico, problemas legales y situaciones de vida inestables dentro de su comunidad. Sus conductas, por lo general, agotan emocionalmente a quienes les rodean – algo que las personas con un trastorno de la personalidad explican con la frase: “Mi familia y yo no nos llevamos bien”. Podemos estar seguros que, sin importar el tipo de situación que esté presente en la “vida real” de una persona con un trastorno de la personalidad, siempre habrá una excusa que la justifique.
• Disturbio social: Nunca existe una relación tranquila, pacifica o estable cuando nos vinculamos con aquellas personas que sufren algún trastorno de la personalidad de la Categoría B. Su necesidad imperiosa de ser el centro de atención y controlar a todos los que le rodean aseguran un estado de drama, agitación, discordia y angustia, casi permanentes. Un individuo con un trastorno de la personalidad crea dramas y alborotos en casi todas las circunstancias sociales. Los días festivos, las reuniones familiares, las salidas dentro de la comunidad, los viajes y hasta las compras son convertidos, frecuentemente, en una pesadilla social. Las personas con un trastorno de la personalidad también generan disturbios en su sistema familiar. Son el centro de enemistades, rencores, malos sentimientos, celos y diversos problemas. Si usted tiene un familiar al que le disgusta ver llegar a una reunión o una cena familiar – probablemente esa persona tenga un trastorno de la personalidad.
• La manipulación como una forma de vida: Para satisfacer nuestras necesidades emocionales, sociales y personales cotidianas, las personas saludables contamos con una diversidad de estrategias que empleamos como: tomar acción personal, solicitar algo a alguien con cortesía, hacer tratos, ser honestos, etc. Las personas sanas también usan la manipulación como una de sus muchas habilidades sociales – como comprarle a alguien un presente para que se sienta mejor, hacer comentarios o dar indicios de que se desea algo, etc. En el caso de las personas con un trastorno de la personalidad, a pesar de las diversas estrategias sociales disponibles, la manipulación es su método preferido para obtener lo que desean o necesitan. Las manipulaciones de una persona que padece un trastorno de la personalidad – combinadas con sus emociones superficiales, su sentido del derecho y su egocentrismo – pueden ser extremas. Para lograr sus metas y objetivos, las personas con una personalidad antisocial suelen amenazar, acosar, intimidar y atacar a quiénes les rodean. Las personas histriónicas pueden crear situaciones dramáticas, amenazar con dañarse a sí mismas o causar un escándalo social. Las personalidades narcisistas pueden enviar a la policía o una ambulancia a su hogar si usted no responde a sus llamadas telefónicas, utilizando el pretexto de que estaban preocupadas por usted. Su verdadero objetivo es el de asegurarle que sus llamadas telefónicas DEBEN ser respondidas o pagará las consecuencias. Las personalidades limítrofes o “borderline” pueden dañarse a sí mismas en su presencia. En una relación con una persona que sufre un trastorno de la personalidad nos enfrentamos constantemente con una colección de patrones o esquemas, situaciones, manipulaciones e interacciones que tienen un propósito subliminal… su propósito personal.
• La brecha entre lo que se dice y lo que se hace: Conocemos a las personas a través de dos demostraciones de su personalidad – lo que dicen y lo que hacen. Una persona honesta tiene charlas, conversaciones o hace promesas que coinciden con sus conductas casi el 100% de las veces. Si le pide dinero prestado y le asegura que le devolverá el dinero el viernes, y luego se lo devuelve el día viernes, usted está frente a una persona honesta. Conforme observamos estas coincidencias con frecuencia, podemos entonces confiar más en esa persona en el futuro. Cuanto más grande sea la brecha entre lo que una persona dice o promete y lo que esa persona hace, mayores son las posibilidades de considerar a esa persona como deshonesta, no confiable, irresponsable, etc. Debido a las emociones superficiales y la moral circunstancial, que se observan con frecuencia en las personas con un trastorno de la personalidad, la brecha entre lo que ellas dicen y hacen puede ser muy grande. Las personas con un trastorno de la personalidad suelen asegurar a sus cónyuges que los aman, mientras mantienen una relación extramatrimonial al mismo tiempo; pueden pedir dinero prestado sin intención de devolverlo; prometer cualquier cosa sin intención de cumplir sus promesas; y asegurarle que son sus amigos, mientras se dedican a divulgar rumores maliciosos acerca de su persona. Como regla: juzgue a una persona por su conducta, más que por lo que dice o promete.
• Padres disfuncionales: Normalmente, algunas personas con un trastorno de la personalidad suelen ser padres. No obstante, suelen ser padres disfuncionales. Los padres que sufren un trastorno de la personalidad a menudo ven a sus hijos como una carga que les impide alcanzar sus metas personales, suelen sentir celos por la atención que reciben sus hijos, suelen competir con sus hijos mayores y, con frecuencia, intentan satisfacer sus metas personales a través de sus hijos. Los padres con un trastorno de la personalidad controlan a sus hijos a través de la manipulación, preocupándose muy poco acerca de cómo su método de crianza influirá, posteriormente, en la vida y en la personalidad de sus hijos. Los padres que sufren un trastorno de la personalidad suelen ser hipercríticos, dejando al niño con el sentimiento de que es incompetente o que no tiene valor como persona, que no merece nada. En casos extremos, los padres antisociales comenten delitos como descuidar, abusar o explotar a sus hijos y, por lo general, les enseñan a convertirse en delincuentes. Los padres delincuentes a menudo usan a sus hijos para robar o transportar drogas con el fin de evadir cargos penales como adultos, permitiendo que los niños enfrenten los cargos legales. Los cónyuges con un trastorno de la personalidad suelen tener celos de la atención que su pareja les brinda a los niños en el hogar y, con frecuencia, los niños son el blanco de abusos verbales debido a sus celos. El narcisismo y las emociones superficiales de un padre con un trastorno de la personalidad dejan a los niños sintiéndose no amados, no queridos, no merecedores de nada y no apreciados.

¿Comportamiento inconsciente o calculado?

Cuado analizamos las emociones, las actitudes y las conductas de una persona con un trastorno de la personalidad, eventualmente comenzamos a cuestionarnos: ¿Estas características son calculadas e intencionales o son conductas inconscientes que no están bajo su control? Cuando trabajamos con personas con trastornos de la personalidad, vemos ambas cosas. Por ejemplo:

• Actitudes: La mayoría de las actitudes observadas en las personas con trastornos de la personalidad provienen de muchos años atrás y han estado presentes desde sus años de la adolescencia. Culpar a otros es una característica típica de una persona con un trastorno de la personalidad y después de haber creído esto por muchos años, las personas con un trastorno de la personalidad realmente no creen que ellas sean responsables de sus conductas – incluso en el caso de las conductas delictivas. Estos individuos han re-pensado, re-elaborado y excusado su comportamiento al punto de no lograr comprender que éste constituye un denominador común a todos sus problemas. Los delincuentes sentenciados por delitos que van desde el robo de automóviles hasta los homicidios, tienen todos, una actitud similar: “la encarcelación es injusta”. Ellos ni siquiera tienen en cuenta a las víctimas como un factor de sus delitos, en absoluto. Por esta razón, aquellas personas que sufren un trastorno de la personalidad tienen una comprensión muy pobre de que sus actitudes arruinan sus propias relaciones. Las víctimas le asegurarán que tratar de explicarle a una persona con un trastorno de la personalidad una situación normal o saludable, es algo casi imposible.
• Relaciones deficientes: Las personas con un trastorno de la personalidad desarrollan maneras deficientes de relacionarse con los demás, a lo largo de muchos años. Estas maneras deficientes de relacionarse, eventualmente se convierten en su única manera de relacionarse con los otros. Lo que tuvo origen en su niñez hace que, en su vida adulta, sólo conozcan una manera de relacionarse con los demás a través de la intimidación, las amenazas, la ira, la manipulación y la deshonestidad. Este estilo social defectuoso continúa, incluso cuando quienes le rodean tienen buenas habilidades sociales, son personas que se preocupan por los demás, aceptan a los demás y son afectuosas.
• Conductas circunstanciales: La justificación de sus conductas a través de estas actitudes que tienen varios años, puede ser muy calculada en las personas con un trastorno de la personalidad; estas personas pueden tener determinadas intenciones y ser manipuladoras en sus relaciones con los demás. Sus habilidades de toma de decisiones, sus estrategias para enfrentar problemas y sus manipulaciones suelen estar bien planificadas con el fin de poder cumplir con sus propósitos. Financieramente, pueden obligarlo a usted, de manera legal e intencional, a pagar por sus deudas. Pueden robarle dinero, justificando esa conducta con excusas como: “Corté el césped durante tres años, me lo merecía”. Esta combinación de actitudes de muchos años y conductas calculadas son lo que hacen de una persona con un trastorno de la personalidad un ser peligroso en cualquier relación interpersonal.

¿Qué significa esto para las víctimas?

En una relación con una persona que padece un trastorno de la personalidad, hay varias verdades básicas presentes: Las mismas incluyen lo siguiente:

1. La víctima que mantiene una relación con una persona que tiene un trastorno de la personalidad no creó ese trastorno de la personalidad. Muchas personas que sufren un trastorno de la personalidad culpan a la víctima de sus ataques, sus mentiras, su mala conducta, sus engaños e intimidaciones, etc. En realidad, la persona que padece un trastorno de la personalidad exhibe esas conductas, independientemente de que la víctima esté presente o ausente. Las víctimas no provocan ser atacadas, simplemente se han involucrado con una persona abusadora.
2. Si la víctima cambia su conducta, la conducta de la persona que sufre un trastorno de la personalidad no varía. Muchas víctimas se vuelven supersticiosas y sienten que pueden controlar la conducta de una persona con un trastorno de la personalidad, cambiando su propia conducta. Ésta puede ser una solución pasajera, lo que sólo significa que ahora la víctima sólo estará satisfaciendo las demandas de la persona que padece un trastorno de la personalidad. Cuado la persona que tiene un trastorno de la personalidad se siente justificada, vuelve a su comportamiento habitual sin importarle los cambios de conducta de la víctima. Amar a los tiburones no nos protegerá, si nos encontramos sangrando dentro de un estanque lleno de tiburones.
3. Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente que viene desde hace muchos años atrás. El tiempo no cambia este tipo de personalidades. Si su madre o su padre padecían un trastorno de la personalidad durante su infancia, al regresar al hogar después de veinte años, usted encontrará que sus viejas conductas siguen igual, como en su mejor momento.
4. Casarse, tener un bebé, irse a vivir con este tipo de personas, etc., de hecho, empeora su conducta disfuncional. La presencia de estrés exagera y amplifica las características normales de nuestra personalidad. Las personas mentalmente saludables, pero tímidas, se vuelven más tímidas cuando están bajo estrés. El estrés o la tensión que generan las responsabilidades adicionales, en realidad, incrementan las malas conductas de una persona con un trastorno de la personalidad.
5. Cuando estamos involucrados, de alguna manera, con una persona que tiene un trastorno de la personalidad – ya sea nuestra pareja, nuestros padres, nuestros hijos, nuestros hermanos, o nuestros amigos, etc., no sólo debemos reconocer sus conductas, sino también desarrollar una estrategia para protegernos. Muchas de nuestras estrategias necesitan centrarse en proteger nuestra estabilidad emocional, nuestras finanzas y nuestras otras relaciones. Como padres, si nuestro hijo o hija adultos padecen un trastorno de la personalidad, debemos protegernos de las conductas que puedan poner en peligro nuestra vida y estilo de vida. Como hijos de un padre con un trastorno de la personalidad, a menudo debemos proteger a nuestra familia inmediata y a nuestros hijos de las malas conductas de nuestros padres. Es importante recordar que, para las personas con un trastorno de la personalidad, SU propia supervivencia y bienestar es su prioridad – no así, la salud o el bienestar de quienes le rodean.

Resumen

A medida que vamos viviendo nuestras vidas, nos encontramos con una diversidad de personas. También establecemos diversas relaciones con los demás, tales como las que establecemos con los miembros de nuestra familia, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros amigos y con personas que nos resultan familiares. Las relaciones saludables parecen establecerse del mismo modo – comprenden características de respeto, preocupación e interés por los demás, afecto, colaboración, honestidad, metas compartidas, etc. Una relación establecida con una persona que padece un trastorno de la personalidad es algo totalmente diferente. Ese 9 o 10 por ciento de los adultos que padecen un trastorno de la personalidad de la “Categoría B” pueden crear importantes dificultades en nuestras vidas. A menudo, durante breves contactos pueden causarnos problemas – como el tío que es un embaucador o la cuñada que nadie tolera en las cenas de las fiestas. Por consiguiente, cuando les permitimos participar en nuestras vidas, las personas que padecen un trastorno de la personalidad rápidamente toman el control de la situación y nuestras vidas pasan a centrarse en sus necesidades, demandas y objetivos. Para alcanzar sus objetivos egocéntricos, las personas que tienen un trastorno de la personalidad se convierten en controladores, abusadores, manipuladores y usan a otras personas en sus relaciones. La identificación temprana de aquellas personas que crean relaciones no saludables puede ahorrarnos muchos años de dolores de cabeza, como también evitarnos un daño a nuestra personalidad, nuestra autoestima, nuestras finanzas y nuestros estilos de vida.

En otro artículo llamado “Identifying Losers in Relationships” (disponible también en español) podrá hallar las técnicas específicas usadas por las personas con un trastorno de la personalidad de la Categoría B. También he abordado este tema y los problemas asociados con la permanencia en una relación abusiva o disfuncional en el artículo titulado “Love and Stockholm Syndrome: The Mystery of Loving an Abuser”. Ambos artículos están disponibles en mi sitio en Internet en: www.drjoecarver.com o en: www.counsellingresource.com

Joseph M Carver, Ph.D.
Psicólogo

Madres controladoras y posesivas


Madres controladoras y posesivas
Autor: Doral

Madres posesivas y controladoras Me pareció buena idea meterme a investigar bien esto de las madres posesivas por simple curiosidad, pero nunca me imaginé la repercusión que mi osadía generaría en mi interior, al observar este tipo de actos tan comunes ya en algunas sociedades y culturas del mundo.


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No tuve que ir muy lejos para encontrarme con uno de esos casos típicos en que la mujer se convierte en “la dueña” de la vida de sus propios hijos. Y es ella quien decide lo que sus hijos deben hacer o no con sus vidas.

Tal es el caso de “Chonita”, una mujer de clase media baja, viuda, dedicada a su hogar, Regañando y controlandoestudios elementales básicos, 3 hijos, dos varones adultos y una joven adolescente. Su carácter es fuerte, directo, templado, seguro, autoritario, absorbente, posesivo, un tanto inquisitivo y otro poquito agresivo.

Al verme llegar a su casa, se pone en guardia, y sin ninguna educación ni cortesía, es ella quien empieza a hacerme las preguntas: ¿Para qué quieres saber esto o lo otro? ¿Para qué estás tomando tantos datos? ¿Por qué me escogiste a mí y no a mi comadre, la que vive aquí enseguida?, etc.

Su angustia se hacía cada vez más evidente y creciente al ser cuestionada, mediante un sencillo test (preguntas y respuestas sobre las conductas generales de la familia, hábitos, costumbres o vicios), y sobre todo llegar a la parte medular que nos interesaba de la entrevista:Madre enfadada y mandona “Cómo era la comunicación con sus hijos”. “Qué clase de relación se da con el resto de la familia y con los vecinos”

Pero algo llamó poderosamente mi atención mientras tomaba las notas: Una carita pálida se asomaba tímidamente tras una cortina del cuarto contiguo donde nuestra entrevistada ya parecía tener mucha prisa porque nos retirásemos lo más pronto posible del lugar.

¿QUÉ MIRAS MOCOSA? -¡MÉTETE A LA COCINA! -le gritó a pobre niña de escasos 12 años-

Por supuesto esa actitud prepotente, altanera y grosera de la madre, dejó desarmada a la criatura menudita que salió corriendo de su escondite para refugiarse en la cocina a la orden de su progenitora, quien con esa actitud, habló de ella por sí sola, no había en realidad mucho más qué preguntar para conocer cuál era su verdadera personalidad, a lo cual no teníamos más nada ya que agregar. RegañandoPero al salir del humilde jacal de madera, nos abordaron un par de vecinas de Chonita: “Güerita, ella los maltrata, los golpea, les ordena, les grita, los encierra, les pega, los tiene todos traumados” (refiriéndose a los hijos de nuestra entrevistada).

Chonita en verdad es una madre 100% posesiva, que piensa que sus hijos son de su absoluta propiedad y que por ese motivo, puede hacer con ellos lo que se le de la gana. Los hijos varones trabajan como obreros en una fábrica de harina, le entregan a su madre todo su salario, la hija adolescente, apenas si terminó su segundo año de primaria y su madre ya no la dejó ir a la escuela “Porque había mucho trabajo en la casa”, nadie sale a ningún lado sin que Chonita lo autorice, su familia no tiene tiempo ni dineros para paseos ni fiestas. La vida para esta familia es amanecer y oscurecer con las manos vacías y el alma llena de miserias y de penas.

Y yo me pregunto: ¿Vale la pena una vida tan estéril, sin metas, sin ilusiones, sin alegrías, sin esperanzas, y sin nada ni nadie que salve la individualidad y los derechos de los hijos?

Chonita es la típica madre absorbente y controladora que respira, dirige y decide por sus hijos, que les mutila sus derechos, que les escoge sus alimentos, les impone la ropa que se van a poner, y les selecciona hasta los programas de tv que los chicos deben ver,Madre e hija y hasta la forma como van a lucir ante los demás, no le importa lo que sus chicos piensan, ni buscan, ni sienten, ni quieren: “Yo los parí y hago con ellos lo que quiero”, “Lo que es bueno para mí, es bueno para ellos” (son sus palabras textuales). Y con ellas, nos despedimos de Chonita con el corazón compungido de dolor, pero con la certeza de que si ella decidiera cambiar de actitud, otra vida estaría esperando por la esperanza de sus propios hijos.
http://www.todamujeresbella.com/2165/madres-controladoras-y-posesivas/

menos medicacion y mas palabras





¡¡ MENOS MEDICACION Y MAS PALABRAS !!
Escrito por: miguelmartinezfondon http://lacomunidad.elpais.com/psicoanalisisclinico

Soy Médico y Psicoanalista. Estudié en un Hospital muy importante de Madrid. Desde mi comienzo de prácticas Hospitalarias ya me pude dar cuenta que los enfermos, fuera por la causa que fuera, todos querían hablar, que les escucharan, que alguien le pusiera atención y compresión. Y cuando hice las práctica de Psiquiatría, ya me di cuenta que había un abuso en el uso de la medicación sobre los pacientes. Como si lo normal fuera tomar tres o cuatro pastillas durante espacios de tiempo cortos y largos. Me preguntaba sobre aquella actitud de mis propios compañeros. Cuando terminé la carrera y comencé a trabajar en Centros de Salud, observé que había un abuso generalizado en el uso de la medicación psiquiátrica. Recuerdo que comenté a un compañero su opinión y me dijo, que “ si no pasa nada, los pones medicación y así no molestan porque no piensan.!!!”. Desgraciadamente, con el paso de los años -17 desde que acabé-, esa frase ya es de uso común y lo normal, es que la gente, ante un problema, se la psiquiatrice, se la medique para que no piense, para que no sienta, para que no moleste. Semejante decepción, me llevó a estudiar psicoanálisis, una especialidad donde aprendí que el paciente, viene con unos síntomas que para él mismo son extraños- pensamientos obsesivos, tristeza, depresión, miedo, ansiedad, angustia, fobias, etc.- y no logra entender de dónde proceden ni qué significan. A los médicos, en toda la carrera nos dan una asignatura de Psicología Médica y otra de Psiquiatría y con eso, hay que echar millas durante toda nuestra vida como médicos. Pero he aprendido que los síntomas, tienen un sentido, una significación y se debe dejar hablar al paciente para poder encontrar el origen de su tristeza, de sus pensamientos que le atormentan, de sus miedos, de sus obsesiones.. Pero desgraciadamente, al paciente no se lo escucha, se lo medica. Y lo más grave es que ya se está haciendo hasta con los adolescentes, los jóvenes y los niños. ¡¡¡ TODO EL MUNDO MEDICADO !!! para no pensar, no sentir, no vivir. Una cosa es medicar para paliar un síntoma pero luego hay que trabajar sobre lo que ha llevado a esa persona a padecer de lo que padece. Hace un mes me encontré con unos padres, que prefirieron medicar a su hijo y dejarle atontado – tranquilito porque encima molestaba- antes que gastarse algo de dinero en un tratamiento. Pero así es la realidad de cruel. Muchos de los diagnósticos que se hacen están equivocados y lo peor es que se diagnostican de por vida. Te dicen: eres obsesivo compulsivo y esto es para siempre. Tienes depresión y no se quita. Muy fuerte. Así que estoy trabajando duramente para en unos pocos años, tener un Hospital donde a las personas con problemas mentales, se las trate como personas. Donde la palabra sustituya a la medicación. Para que la persona tenga sentimientos, emociones, para vivir la vida mucho mejor.

si me ves cansad@...

cuando leeo esta conversacion antigua. todavia me emociono





hoy estaba hablando con mi compañero que es a la vez mi amante y mi amigo y hablando de todo lo que nos esta sucendiendo estos dia le he dicho sabes ? que estoy en obras voy ha cambiar y estoy colocando puertas y ventanas levantando tabiques y creando normas .no quiero causar mas daño. del que halla podido causar ya . durante un momento se ha echo un silencio y a continuacion me ha mirado como si no me conociese y me ha dicho "TU ERES TONTA" no he sabido reaccionar por lo inesperado de su respuesta y por la brusquedad con la que me lo ha dicho y me ha preguntado acaso no lo quieres desde que lo conociste y no has sido su confidente y su amiga no te a confiado cosas que ni a mi me ha contado hay vas a poner una ventana?es eso lo que vas ha cambiar justo lo que le gustaba de ti la amiga le he dicho no pero ...y a continuado y me ha preguntado y es que no te comportas por igual con lo dos ?si igual le he contestado y entonces quien ha cambiado quien se ha alejado me ha dicho. ya lo se pero ....
no hay nada malo en ti no eres tu quien debe cambiar tan solo te haras daño al no poder actuar tal y como eres y por mucho que cambies tu a el no le cambiaras si te quiere te tiene sabe donde encontrarte y que sigues siendo su amiga y su tia si no te quiere el pierde por que no eres tu quien se ha alejado y te dire mas has echo cambios que yo no habria echo no siendo culpable de nada como no lo eres yo no habria cambiado nada de mi vida por que el tenga un problema contigo no significa que tu tengas que solucionarlo ni que responsabilizarte el problema es de el pero en eso no puedo meterme y te respeto .

me ha dejado muy confundida a sido una conversacion muy lucida y creo que ni pagando me habrian dado esta charla llevo toda la mañana pensando en ello y no se que hare por que es mas facil pagar un peaje y estar en paz a seguir creando problemas aunque sea de forma involuntaria .

esta conversacion ocurrio hace ahora 3 o 4 años y pertenecia a otro diario que hoy he cerrado definitivamente.la he rescatado para recordarla, para que cuando esta persona a la que conoci siendo un bebe, y durante tanto tiempo a sido nuestro niño me mire con odio,rencor,resentimiento,por no hacer feliz a su novia la manipuladora infeliz, que dice que nos quiere tanto a mi marido y a mi y le dice que soy retorcida, por cerrarle la puerta de mi casa. que por lo menos sepa que yo les di un voto de confianza. y que lo traicionaron a pesar de lo cual no les reprocho nada, tan solo les deseo que vivan su vida que no nos necesitan para ello y que nos dejen vivir tranquilos que parece que les debemos algo y que yo sepa compromiso tan solo tenemos con nosotros mismos y con las personas con las que queremos compartir nuestras vidas
amigos familia etc entre los cuales ya no estan incluidos.
fuente:amatista.

posdata se nota que la señora madre, me baja los animos y me produce depresion por que estoy de bajon total, y buscando murcielagos donde no los hay, el otro dia casi me mato al bajar del coche cai hacia atras y menos mal que no me hize nada, pero lo primero que hice, cuando me levante fue mirar un hueco que habia en el pilar del parking por si acaso...y asi voy repasando el tubo de la cocina, el ozico del gato,etc parece que el temor por la rabia y las enfermedades contagiosas esta rondando de nuevo, no quiero bajar la guardia y volver a caer pero no puedo resisitirme a repasarlo todo. espero que sea algo pasajero fruto de la ansiedad de estos dias.

ES LOCURA...


ES LOCURA...


Odiar todas las rosas
Porque una te pinchó....
Entregar todos tus sueños..porque uno de ellos no se realizó...

Perder la fe en las oraciones

porque no fuiste atendido

Desistir de todos los esfuerzos
Porque uno de ellos fracasó..

Condenar todas las amistades
Porque una te traicionó...


Descreer de todo amor
Porque uno de ellos te fue infiel....

Dejar fuera todas las chances de ser feliz
Porque en una tentativa no tuviste suerte...



Espero que en tu caminata

No cometas estas locuras...

Recordando que siempre
Hay otra chance, otra amistad,

Otro amor.......
Una nueva fuerza.........

La gloria no consiste en jamás caer,

pero sí ....

en erguirse

cada vez que sea necesario!!!!!!!!!

ser fuerte


Ser fuerte es amar a alguien en silencio.

Ser fuerte es irradiar felicidad cuando se es infeliz.

Ser fuerte es intentar perdonar a alguien a quien nos cuesta perdonar.

Ser fuerte es esperar cuando no se cree en el retorno.

Ser fuerte es mantenerse en calma en momentos de desesperación

Ser fuerte es demostrar alegría cuando no se siente.

Ser fuerte es sonreír cuando se desea llorar.

Ser fuerte es hacer a alguien feliz cuando se tiene el corazón hecho pedazos.

Ser fuerte es callar cuando lo ideal sería gritar a todos su angustia.

Ser fuerte es consolar cuando se precisa de consuelo.

Ser fuerte es elogiar cuando se desea maldecir.

Ser fuerte es tener fe en aquello que no se cree.

Por eso, por más difícil que tu vida pueda parecer:

Ámala y sé Fuerte!
fuente:anonimo

PARA PENSAR Abriendo puertas sin miedo


PARA PENSAR
Abriendo puertas sin miedo


En una tierra en guerra había un rey que causaba espanto: A sus prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una puerta inmensa de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.

En esta sala les hacía formar un círculo y les decía:

– Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta... detrás de esa puerta YO LOS ESTARÉ ESPERANDO.........

Todos elegían ser muertos por los arqueros.

Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al soberano:

– Señor ¿puedo hacerle una pregunta?

– Dime, soldado

– Señor, ¿qué había detrás de la puerta?

El rey contestó:

– Vé y mira tú mismo.

El soldado abrió temerosamente la puerta, y a medida que lo hacía rayos de sol entraron y la luz invadió el ambiente. Finalmente, sorprendido, descubrió que... la puerta se abría sobre un camino que conducía a la LIBERTAD!!!

El soldado, embelesado, miró a su rey, quien le dijo:

– Yo les daba la oportunidad de hacer una ELECCIÓN, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esa puerta!!

¿Cuántas puertas dejamos de abrir por miedo a arriesgar? ¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro sólo por miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?

fuente:anonimo