Limerencia: la enfermedad del amor





19-nov-2010 Ainara Manrique
El Espejo del Amor - Dominio Público
El Espejo del Amor - Dominio Público

En los años 60, la psicóloga Dorothy Tennov hizo un estudio con 500 participantes sobre el amor, publicando en 1979 un libro en donde aparecía el término: “Love and Limerence: The Experience of Being in Love” (“Amor y Limerencia: La Experiencia de Estar Enamorado”). La limerencia se presenta como una forma de amor con intensos sentimientos de admiración y necesidad de ser correspondido por la persona objeto de limerencia (en ocasiones llamado limeranza).

Características de la limerencia

Probablemente, el aspecto más reconocible de la limerencia es lo que se puede conocer como “pensamiento intrusivo”. Los que padecen la limerencia se encuentran pensando a menudo, y de forma involuntaria, en su “objeto de limerencia”; situaciones, objetos, palabras, cosas que no tenían relación alguna con la persona objeto de limerencia súbitamente les hace pensar en él/ella.
La limerencia es un estado obsesivo-compulsivo.

También es frecuente que estos pensamientos adopten la forma de fantasías, basadas en acontecimientos mundanos, pero que suelen crecer hasta que la persona consigue al objeto de su limerencia.
Suelen ser habituales grandes cambios de humor, desde una gran euforia y esperanza si encuentran razones (que pueden ser muy tenues) para creer que sus sentimientos son correspondidos, a terror al rechazo e infelicidad cuando sospechan que no hay correspondencia.
Las personas pasando por limerencia tienen una percepción alterada de la realidad en lo referente al objeto de su limerencia, sus mínimos actos son estudiados y evaluados, gestos inocuos pueden ser interpretados como interés hacia ellos, determinadas situaciones pueden ser recreadas mentalmente con gran viveza, etc.
La limerencia, además, tiene efectos físicos en las personas: desde temblores, aceleración del ritmo carcíaco, sudores, confusión, “visión de tubo”, dolores de cabeza, debilidad general, etc. La persona se encuentra en un estado de ansiedad, tensión y timidez, especialmente cerca del objeto de su limerencia.

Quién puede ser una persona con limerencia

Cualquiera, en cualquier momento, puede empezar a tener limerencia. Normalmente, la persona objeto de limerencia es alguien que coincide con una posible pareja sexual (o no), acorde con la orientación del limerente. Sin embargo, aunque el sexo puede mejorar o empeorar mucho la situación, no es el principal factor ni el principal interés de la gente con limerencia, especialmente hoy en día, en el que el sexo no implica correspondencia.
Paradójicamente, a diferencia de otras formas de amor, en la limerencia el sujeto no tiene que sentir necesariamente preocupación por el bienestar del objeto de sus emociones. También sienten una gran necesidad de exclusividad, lo que lleva a celos y dudas.
La limerencia, además, empieza sin importar el tiempo que se conozca a la otra persona, puede ser una amistad de años o puede ser un recién conocido, el inicio a menudo es brusco e involuntario y no ser provocado por nada en especial.

Cómo hacer desaparecer la limerencia

La limerencia normalmente desaparece casi de forma tan brusca como apareció. Suele durar una media de tres años (puede ser de semanas a muchos años). A lo largo de este tiempo, existen varias fases en la que el afectado siente la limerencia con menor o mayor fuerza, normalmente, tras un pico de máxima intensidad en los sentimientos, suele ir descendiendo.
La limerencia también puede reactivarse incluso una vez se consideraba terminada, ya sea por volver a ver o recordar a la persona o, incluso, por un simple sueño.
Los sentimientos de limerencia son alimentados con la duda y los obstáculos, no estar seguro si se es correspondido o no agrava la situación y perpetúa el estado.
Incluso aunque el limerente se atreva a confesar sus emociones y reciba un rechazo, su visión alterada de la realidad le puede llevar a creer que aún sigue teniendo oportunidades, de todas formas, y explicar el rechazo por otras razones.
Ser correspondido, en ocasiones, tampoco supone la terminación inmediata de la limerencia si el limerente sigue teniendo dudas respecto a su pareja; aunque tras un pico de euforia tras ser correspondido (la “cristalización”), la limerencia tiende a desaparecer.
La limerencia puede acabar si el limerente encuentra algo realmente “indeseable” en el objeto de su limerencia. Un largo tiempo sin ser correspondidos (igual llevados por el propio miedo al rechazo), también hace que los sentimientos vayan desapareciendo.
En general, las principales fromas de deshacerse de la limerencia son:
  • Consumación.
  • Inanición: no correspondencia durante un largo período de tiempo (o romper el contacto).
  • Transformación: los sentimientos hacia una persona se vuelven hacia otra.
Formas más directas de acabar con la limerencia han sido probadas por algunas personas que la sufrían, en ocasiones con algún éxito, como sencillamente mantenerse muy ocupado mental y físicamente para evitar pensamientos intrusivos y meditación.
La limerencia se diferencia de otras formas de amor principalmente por la intensidad de las emociones, y el deseo a ser correspondido es más importante que la propia persona objeto de interés. La limerencia además es temporal, una relación iniciada con una (o ambas) partes limerentes, siempre termina derivando en un “amor afectuoso” durable o en algo más desagradable. La limerencia se puede decir que es el conocido “amor romántico” pero destacando todas las cualidades negativas e indeseables del mismo.
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:nuKGAtLw8dsJ:www.suite101.net/content/limerencia-la-enfermedad-del-amor-a30624+limerencia&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=es&source=www.google.es

aprender a decir no


necesito aprender a decir no sin remordimientos  o eso o me muero de hambre  esta semana he regalado mi tiempo,  trabajo y no cobro jajajajajajajaja.  es que son recomendaciones de amigos etc etc etc nueva ong  informaticos sin fronteras. lo reconozco soy imbecil y me caliento la cabeza. se que tengo que cortarlo y encima me siento mal  me despiden en la puerta  sin preguntarme siquiera  que te debo?por lo menos que sea yo la que diga no a la proxima hablamos. menudo negocio que tengo montado.
este texto tiene que ser mi biblia a partir de ahora. mejor perder un par de amigos y dos posibles clientes caraduras ahora. que seguir ejerciendo de ong  en el futuro. nunca pense que hubiese gente tan desconsiderada.
un saludo:amatista




Muchas personas se caracterizan por ser serviciales y estar siempre a disposición de los demás, y esto sin duda puede ser una cualidad sin embargo en más de una ocasión estas personas suelen meterse en problemas por no saber decir que no.

A la gran mayoría de las personas nos resulta difícil responder a una pregunta o petición con una respuesta negativa, muchas veces por temor a que no nos valoren, por respeto o simplemente por compromiso, es decir por considerar que el otro no se merece un “no” por respuesta. Preferimos la satisfacción de la otra persona, antes que la nuestra y esto es un grave error pues debemos aprender a respetar nuestro tiempo antes que el de los demás. Aprender a decir “no” es algo que se puede hacer posible, simplemente hay que invertir mucha voluntad, decisión y sobretodo mucho respeto y valoración por nosotras mismas. Existen una serie de reglas que te ayudarán a hacer más fácil este proceso de aprendizaje, algunas de ellas son las siguientes:
  • Evita todo lo que te perjudica.
  • No te dejes chantajear por nadie, ni tu familia ni tus hijos pueden extorsionarte para conseguir que hagas algo.
  • En lugar de decir no tajantemente y ponerte nerviosa, elige decir: “prefiero pensarlo”, en caso de que te presionen di “no” y no dejes lugar a dudas. Sé diplomática pero siempre firme en tu respuesta.
  • Respeta tus propios deseos.
  • Jamás toleres que te griten o maltraten por negarte a hacer algo.
  • Aprende a guardar silencio para evitar polémicas y no des explicaciones por tu negativa.
  • No llegues a la violencia, si una situación se sale de control salte del lugar inmediatamente.
  • Ensaya tu “nos” frente al espejo.
  • No justifiques tus decisiones.
  • Perfecciona el arte de decir “no”.
Recuerda que si después de decir que no pierdes una amistad estás aún a tiempo de replantearte si esa amistad era sincera y valía la pena. Nadie que te respete y quiera reaccionará con indignación ante una negativa tuya, finalmente lo único que quieres es ser honesta contigo misma y con tus amistades.

http://www.iellas.com/10-tips-para-aprender-decir-no/

Analfabetos emocionales

Analfabetos emocionales

La alexitimia, o incapacidad para expresar sentimientos, es más común en los hombres

MAYKA SÁNCHEZ 
Marta, profesora universitaria de 38 años, comparte casa, gastos, lecho e incluso unos hijos con Mario, economista de 40 años. Sin embargo, según sus palabras, en esta convivencia ella no tiene "ni marido, ni amante, ni compañero ni amigo". Mario es un hombre inexpresivo, hermético, incapaz de expresar sus sentimientos. Ella piensa que su marido es "una buena persona", pero también resulta "un tipo raro, que se aísla y se encierra en sí mismo y que no comparte con nadie sus miedos, sus alegrías, sus inquietudes, sus sueños, sus preocupaciones...".
Analfabetos emocionales- CASINO

Son poco habladores, serios y aburridos, y su diagnóstico exige descartar una depresión
No saben expresar sus emociones con palabras o gestos, ni reconocer las de otros
Según cuenta, duermen en la misma cama "como dos hermanos desde hace años" y ven juntos la televisión en el salón en el más riguroso silencio. "¿Qué tal el día?", le pregunta ella a veces "intentando romper el hielo y emprender una sencilla conversación de marido y mujer". Pero lo más que logra arrancarle es: "Normal. Lo de siempre", o "Espera; déjame oír las noticias", o "Estoy hecho polvo. Me voy a ir a la cama".
Marta sabe que Mario arrastra desde hace años graves problemas en el trabajo, se siente quemado y acosado y también abrumado por cuestiones económicas. Ignoraba si esta prolongada situación era responsable de ese cambio en él y también temía haberse casado con alguien a quien no conocía. Leyendo un artículo se sorprendió a sí misma al descubrir que su marido podía tener alexitimia.
¿Qué es la alexitimia? En palabras de Francisco Alonso-Fernández, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, quienes la sufren son "analfabetos emocionales", porque no saben expresar su afectividad ni con palabras ni con gestos. La convivencia con ellos es difícil y están más expuestos al divorcio y a la desestructuración familiar.
"La alexitimia puede considerarse un trastorno afectivo-cognitivo y de la comunicación", explica, "y también un tipo de personalidad callada, introvertida, tendente al aislamiento y sin sensación de soledad, que generalmente ha sufrido carencias afectivas en la infancia. Hay que distinguir entre la alexitimia primaria, con predisposición genética y causas neuroorgánicas, y la secundaria, que aparecería como secuela de un traumatismo emocional previo muy grave o de una prolongada situación de intenso estrés. Así se ha observado, por ejemplo, entre los supervivientes de los campos de concentración nazis y entre los de la guerra de Vietnam. En realidad, es un mecanismo de defensa y de negación ante traumas y conflictos, que reprime ferozmente los sentimientos".
Es mucho más prevalente en los hombres. De hecho, por cada 10 varones con este problema sólo hay dos mujeres, hecho que, como matiza el catedrático de Psiquiatría, está en consonancia con la mejor verbalización de los sentimientos por parte de las féminas.
La explicación que agrega es que los dos hemisferios cerebrales femeninos, con mayor plasticidad neuronal, están más integrados gracias a que el cuerpo calloso que los une es más voluminoso. El cerebro masculino tiene menos conexionados ambos hemisferios, y el derecho (que controla las emociones) está subordinado al izquierdo (que controla el lenguaje y el pensamiento abstracto).
"Una escisión funcional entre ambos hemisferios, unida al predominio del izquierdo, constituyen los dos rasgos preformados, con carácter atenuado, de la persona alexitímica", afirma Alonso-Fernández, miembro de la Real Academia de Medicina.
Juan, un joven de 21 años y estudiante de Arquitectura, se pasa el día en casa encerrado en su cuarto. Su madre, que se está recuperando de una grave operación, se lamenta de que no le pregunta cómo se siente ni le hace compañía en sus largas horas de soledad. "Pero ¿qué le pasa?", se cuestiona. "Parece un ser insensible, que ni siente ni padece y que jamás expresa sus emociones ni se preocupa por las de los demás", explica.
Según Alonso-Fernández, aunque la alexitimia puede aparecer a cualquier edad, incluso desde la infancia, va aumentando con la edad, de modo que por cada 10 jóvenes afectados hay 14 adultos. "Encontramos", advierte, "dos grandes tipos: los que ni sienten ni expresan y los que sienten pero no expresan. Y comparten algunos de los siguientes rasgos: incapacidad para reconocer los estados emocionales ajenos; pobreza de sueños y de vida imaginativa; trastornos sexuales, como impotencia o ausencia de libido; poco habladores, serios, aburridos y secos; simplistas y con una visión chata de la realidad; psicomotricidad rígida y áspera, y dificultades para establecer vínculos afectivos".
Para este experto, es fundamental llegar a distinguir este proceso de una depresión. Alonso-Fernández elaboró hace unos años en la Complutense un cuestionario estructurado. Según este modelo tetradimensional, en la depresión existen cuatro vertientes alteradas: ritmopatías (trastornos en los horarios de comida y sueño); humor depresivo, anergia (falta de energía) y discomunicación. En el alexitímico destacan con notoriedad estos dos últimos trastornos.
Según recuerda Alonso-Fernández, una pregunta muy definitoria para descubrir la alexitimia es: ¿cómo se sentiría si viera venir hacia usted un camión a más de 100 kilómetros por hora? "Mientras que la respuesta más habitual es: me sentiría aterrado o paralizado o echaría a correr, el alexitímico contestaría sin dilación: no sé. Y se quedaría tan tranquilo sin preocuparse más por la cuestión", explica.

Propensión a las adicciones

El término alexitimia (del griego a: no; lexis: palabra; thimos: afectividad) fue acuñado en 1972 por el psiquiatra estadounidense Sifneos en su libro Psicoterapia breve y crisis emocional, editado por la Universidad de Harvard (EE UU).
La alexitimia es un tipo de anomalía que supone un terreno abonado para la aparición de conductas adictivas, terroristas y depresivas. Así lo constata el psiquiatra Francisco Alonso-Fernández en sus libros Las nuevas adicciones y Fanáticos terroristas. Estas personas canalizan sus emociones reprimidas mediante trastornos somáticos (alteraciones gastrointestinales, jaquecas, mareos, vértigos) y con escapadas de evasión hacia las drogas, químicas (alcohol y otras sustancias) y no químicas (trabajo, Internet, sexo, juego), que les pueden conducir a actitudes delictivas y a actos violentos.
También se pueden hundir en depresiones, con gran afectación de la energía vital y con expresiones somatomorfas (opresión en el pecho, taquicardias, lumbalgia, hormigueos en las manos, síndrome de la fatiga crónica, fibromialgia, trastornos del sueño).
Como advierte este especialista, lo habitual es que los alexitímicos sólo consulten cuando presentan algunos de estos síntomas. "Su manejo terapéutico es complejo. Hay que recurrir a fármacos que estimulen los sistemas de los neurotransistores noradrenégico y dopaminérgico o, por el contrario, que los inhiban. La psicoterapia se basa en que aprendan a reconocer sus sentimientos y a expresarlos. Si hay problemas externos graves, lo ideal sería poder resolverlos", explica Alonso-Fernández.
http://www.elpais.com/articulo/salud/Analfabetos/emocionales/elpsalpor/20040203elpepisal_2/Tes

escribir, una terapia sanadora Bolígrafo y papel para curar

escribir, una terapia sanadora
Bolígrafo y papel para curar



Getty Images
Expresar en papel los sentimientos y las malas experiencias ayuda a mejorar la salud mental y física
Daniel Galilea, EFE


La escritura expresiva no sólo ayuda a los pacientes de algunas dolencias graves como el cáncer, sino que beneficia a  personas con traumas psicológicos. Las palabras escritas permiten comunicarnos con los demás y también con nosotros mismos. Esta práctica alivia de alguna manera  los dolores del cuerpo y cierra la cicatrices del alma.
La escritora chilena Isabel Allende consideró que escribir  la novela "Paula", en la que relata la enfermedad terminal de su hija, le salvó la vida, ya que su escritura fue una forma de terapia y un camino para "recuperar lo que está perdido".

Su ejemplo es sólo uno de numerosos casos de conocidos escritores a quienes la escritura de su obra les ha permitido una reparación simbólica de ciertos golpes de la vida, evitando que cayeran muchas veces en la anarquía psíquica.








Aunque no hace falta ser un literato para beneficiarse de la denominada escritura terapéutica o terapia expresiva.

Desde hace años, la doctora Susan Bauer-Wu, directora del Centro Cantor de investigación en enfermería y atención al paciente del Instituto contra el cáncer Dana-Farber de Boston, en Estados Unidos, aplica una técnica también conocida como "terapia del diario", para ayudar a las personas con cáncer.

Según investigaciones de esta experta "los pacientes que dedican 30 minutos diarios al menos durante cuatro días a escribir sus pensamientos y sentimientos más íntimos, pueden mejorar significativamente su salud mental y física".

Para la especialista, este sistema realmente funciona "incluso con las personas que son renuentes a intentarlo, dicen que no son buenas escritoras, no escriben bien o no les gusta escribir. Sin embargo al hacerlo afirman haber encontrado algo que no sabían de sí mismas o de la enfermedad, que simplemente surgió en el papel".

La escritura expresiva consiste en que los pacientes expresen lo que está en sus mentes, y permitan que sus esperanzas y temores fluyan de forma natural y sin cortapisas. Algo así como llevar un diario personal, enfocado en lo que molesta a la persona o le produce estrés, sin "preocuparse por la puntuación o las palabras".


Una liberación





Para muchos pacientes, esta escritura supone una liberación y organización mental de asuntos que estaban reprimidos, además de la aceptación de algunos de esos puntos.

Para describir sus ideas y sentimientos, muchos pacientes emplean frases como "me doy cuenta", "comprendo" o "ahora lo veo claro". Según algunos estudios médicos, ese lenguaje refleja un proceso de comprensión, que parece ayudar a los enfermos de cáncer u otras enfermedades a manejarlas mejor.





Quienes participan en la terapia de Bauer-Wu, pueden escribir con un bolígrafo y papel o en un ordenador, pero la mayoría de los pacientes prefieren escribir a mano en sus diarios.

Los pacientes que recurren regularmente a la terapia expresiva suelen ir menos al médico o llamar a las enfermeras con menos frecuencia, necesitan menos sesiones de apoyo psicológico, tienen menos síntomas físicos y en general "les va mejor", según Bauer-Wu.

En los últimos años se han acumulado datos que sugieren que escribir las emociones alivia el estrés y puede tener un impacto positivo en el sistema inmunológico, aunque todavía se desconocen los mecanismos de este doble beneficio.

Según un informe de la psicóloga argentina Mónica Liliana Bruder, especialista en escritura y cuento terapéuticos, "escribir sobre los traumas vividos resulta mucho más terapéutico de lo que se piensa", generando unos procesos del pensamiento que pueden ayudar a mejorar el sistema inmunológico.

Escribir puede ayudar a las personas que han pasado por una situación traumática desde muerte de un ser querido, un divorcio o una pérdida laboral, hasta enfermedades crónicas, episodios de violencia o intervenciones quirúrgicas, pasando por inmigración, guerras, catástrofes y privación de la libertad, según la experta.



fuente:http://www.univision.com

Lavarse las manos sirve de higiene mental

Lavarse las manos sirve de higiene mental

 Un estudio dice que actuar como Poncio Pilatos evita una disonancia cognitiva

MIGUEL ÁNGEL CRIADO MADRID

'Pilatos lavando sus manos', cuadro del flamenco Jan Lievens(1607-1674). Museo Stedelijk de Ámsterdam

"Pilatos lavando sus manos", cuadro del flamenco Jan Lievens(1607-1674). Museo Stedelijk de Ámsterdam

Más que una metáfora de la limpieza del sentimiento de culpa, lo que hizo Poncio Pilatos lavándose las manos tras la condena de Jesús y la salvación de Barrabás fue reducir un estado psicológico aversivo conocido como "disonancia cognitiva", que tiene lugar cuando ha de elegirse entre dos o más opciones (como viajar a París o Roma) igual de atractivas.
Investigadores del departamento de Psicología de la Universidad de Michigan (EEUU) han querido comprobar cómo lavarse las manos reduce este efecto psicológico desagradable. Para ello, sometieron a dos grupos de personas a dos pruebas tan triviales, como elegir entre varios CD de música o decidir qué mermelada de frutas de entre cuatro sabores les gustaba más.
En su trabajo, publicado hoy en Science, cuarenta estudiantes tuvieron que elegir sus diez CD preferidos de una lista de treinta. Los que no se lavaron las manos con jabón después mostraron una mayor necesidad de justificar su decisión de desechar los otros veinte CD.
En el otro experimento, se encuestó a ochenta voluntarios sobre cuatro botes de mermelada y tuvieron que elegir entre dos de ellas. Tras esto se les sometió a una prueba de un producto de limpieza, en aparencia no relacionado con el estudio.
Los participantes que no se limpiaron las manos esperaban que el sabor de la mermelada elegida fuese mejor que el de la desechada. Para los investigadores, que reconocen que son necesarios más estudios, estos datos "indican que el impacto psicológico de la limpieza física va más allá del dominio moral": "Lavarse las manos nos limpia también del rastro de nuestras decisiones pasadas, reduciendo la necesidad de justificarlas".
 fuente:http://www.publico.es/ciencias/310816/lavarse-las-manos-sirve-de-higiene-mental/comentarios-valorados