3…2…1 Autodestrucción

3…2…1 Autodestrucción

Posteado por: Mariana Alvez


Las personas tienen una tendencia natural a la autodestrucción, nuestro propio inconciente conspira en nuestra contra para influenciarnos de manera negativa. Existen muchas maneras de manifestar los comportamientos destructivos hacia nosotros, conductas tan simples como caminar descuidadamente por la calle, fumar, comer en exceso, sobre exigirse, dormir poco, realizar deportes extremos sin las precauciones necesarias, conducir demasiado rápido, tener sexo sin protección, consumir drogas, y una amplia gama de actividades potencialmente mortíferas más.

La autodestrucción se convierte en un hábito cuyas consecuencias usualmente no pueden visualizarse a corto plazo. Las metas de estas conductas es intentar hacer desaparecer el dolor, la angustia, la ansiedad, es una manera fallida de mantener el control sobre una situación. Hay personalidades más predispuestas a este tipo de comportamiento, son aquellas con rasgos antisociales, histriónicos, narcicistas, aquellos quienes gustan de llamar la atención y seducir, quienes buscan desesperadamente aceptación y amor. Son personas que tienden a tener amistades superficiales, con baja tolerancia a la frustración, por lo que deben obtener el placer de la manera más rápida posible, son impulsivos, tienden a negar la peligrosidad de sus actos y a veces actúan de manera egoísta.

Aún cuando se sabe que lo que estamos haciendo no está bien se prefiere ignorarlo, ya que no interesa que se destruyan tan sólo un poco ahora, la gratificación instantánea nubla el juicio y se dejan llevar por el momento, por esa necesidad imperiosa de aniquilar la angustia y no son capaces de medir que el goce luego se convertirá en suplicio.

Una historia de vida compleja donde el sostén emocional es pobre, un entorno poco habilitante, tipos familiares disfuncionales, son los culpables de que se creen personalidades “débiles”, donde el dolor tiene que expresarse de una manera casi suicida, como si la muerte seduciera con su promesa de acabar con toda la angustia de una vez y para siempre.

Por supuesto que quien se está dañando no es conciente de todo lo subayecente que se encuentra en una conducta que hasta a veces se tilda de inofensiva, ya que es algo común, algo que muchas personas hacen, no deberíamos preocuparnos por las consecuencias. La negación se convierte en una aliada para mantener este lento suicidio a flote. La pulsión de muerte vibra en nosotros arrastrándonos por el fango de nuestra propia desgracia, y nosotros sin saberlo seguimos fielmente los dictámenes de nuestros impulsos.

¿Qué podemos hacer al respecto? Ya que es complicado que nos demos cuenta nosotros solos de lo que estamos haciendo, tendremos que aprender a escuchar a quienes están a nuestro alrededor, sus palabras pueden ser la primer señal de alerta para reaccionar. No hay que menospreciar el peligro de nuestras conductas porque lo que hoy brinda placer y alivio, mañana puede ser lo que se convierta en nuestro final. Tenemos que entender por qué lo hacemos, por qué buscamos dañarnos y una vez que descubramos la raíz debemos trabajar en eso mediante terapia o grupos de ayuda, es vital buscar apoyo, las conductas autodestructivas pueden ser un laberinto muy solitario. Tenemos que aprender a amarnos a nosotros, a valernos por nosotros mismos, tenemos que aprender a no vivir a través de los ojos de los demás, no buscar la aprobación ni el cariño de otros solo como sustituto a nuestra propia falta de amor y respeto. En los demás no se encuentra la solución ya que no importa cuanto nos amen y nos cuiden, jamás será suficiente para llenar ese vacío que sentimos, ese vacío que solamente nuestra propia valía puede hacerlo desaparecer.

Sí, la respuesta siempre ha estado y estará en escondida en los recovecos de nuestro ser, solamente necesitamos un día de claridad para decir basta y actuar. No dejemos pasar la oportunidad, no siempre vamos a estar fuertes para enfrentarnos a lo que nosotros mismos nos hacemos. Reconocer que hay un problema es el primer paso, sin importar cuan terrible sea decirlo con voz clara y alta, pero es el comienzo necesario de nuestro camino de sanación. Y siempre podemos cambiar…Siempre, no lo olvides.

http://psicologiapositivauruguay.wordpress.com
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Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com



'El 92% de las preocupaciones que tenemos cada día nunca sucederán'
'Las personas somos más felices cuando tomamos nuestras decisiones'
'Con un cuarto de segundo que te des, te puedes cuestionar lo que haces'
'El verbo en condicional genera postergación y victimismo'

Leonor Cabrera |

Una persona tiene 70.000 pensamientos al día. Entre tanta variedad, ¿cómo es posible que tomemos decisiones y que, además, sean acertadas? Fernando Botella, conferenciante, 'coach' y biólogo especializado en el funcionamiento del cerebro, lo explica en su libro '¡Atrévete!', prologado por el entrenador de tenis Toni Nadal y en el que defiende que ser feliz es una opción personal.

Botella, quien también participa en el libro coral recién publicado sobre neurociencia 'Tu cerebro lo es todo', asegura que aprender a elegir de un modo consciente es la clave para vivir en positivo.

¿Cómo convencer al cerebro de que la vida está para ser vivida y no pensada?

Lo primero está relacionado con disfrutar la vida. Biológicamente hablando nos han enseñado a que estemos atentos o preocupados porque todo lo que ocurre fuera nos puede dañar. En mi opinión y en el de la neurociencia, vivimos muy preocupados. Hay la Universidad de Harvard que constata que el 92% de las preocupaciones que tenemos cada día nunca sucederán y el responsable es nuestro propio cerebro que, a través de la amígdala, nos hace estar pendientes de donde nos pueden hacer daño. Eso hace que pensemos más la vida y no la disfrutemos y por eso el ser humano está pendiente de lo que no está haciendo.

Usted cuenta que una persona tiene 70.000 pensamientos al día. ¿Cómo quedarse con los positivos?

Con la elección consciente, que conforma la capacidad de autodeterminación. Las personas somos más felices cuando podemos tomar nuestras propias decisiones y las llevamos a cabo. Que yo tenga la capacidad de pararme hará que lo mismo realice una acción diferente. Un ejemplo: una empresa de calzados manda a dos representantes a vender a África y cada uno de ellos manda un telegrama con una respuesta diferente. El primero de los vendedores dice que allí es imposible vender zapatos porque los africanos van descalzos. El segundo que la empresa se va a forrar porque no llevan zapatos y hay un gran mercado. En cada momento de nuestra vida hay un instante de oportunidad para alterar la realidad percibida, para cambiarla.

¿Cómo alterar esa realidad

El pensamiento interpretativo es lo que hace que estemos eligiendo. Víctor Frankl, en 'El hombre en busca de sentido', dice que la última libertad del ser humano es la elección de la actitud, que para mí es la predisposición mental con la que nos enfrentamos a la realidad. En la medida en la que puedas modificar estos filtros también tenemos la posibilidad de tener múltiples pensamientos sobre una realidad. Para mí ése es el concepto de elección. El cerebro tiene que ahorrar energía, tiene que garantizar la supervivencia. Por ejemplo, si yo te pido que pienses rápido en una flor... ¿Ha sido una margarita?

Pues sí, ha sido una margarita

Es lo primero que aprendimos, a dibujar una margarita y tendemos a simplificar. El mensaje que hay detrás es que el cerebro va así por la vida, repitiéndose.

Y cómo salir de ese comportamiento automático

Como te decía antes, para mí lo fundamental es la atención consciente. Lo que nos diferencia de los animales es que somos capaces de vivir la vida con conciencia. Con esa conciencia ya generas alternativas. Según el neurocirujano Bejamin Libet hay un cuarto de segundo de retardo entre el momento en el que una persona siente un impulso y entre el momento en el que actúa. Si te das ese cuarto de segundo de poner atención consciente, te puedes cuestionar las decisiones. Me paro para elegir mejor. Eso es poner conciencia. De vez en cuando, cuando te interese, párate y pon atención consciente.

¿Es posible entrenar la atención consciente?

Yo propongo parar tres o cuatro veces al día y crearte una cultura a ti mismo de pararte a pensar aunque sea un minuto o dos. Te va a ayudar a dos cosas: a hacer una revisión apreciativa y a verte a ti mismo en los momentos que más te gustan. ¿Cuántas veces te paras a tomarte un café contigo mismo? A pensar en ti. En general, no lo hacemos. No pasa nada porque te dediques cinco minutos al día.

Aboga por eso que está ahora tan de moda que es desaprender

Sí, se ha puesto de moda por un anuncio, pero desde el mundo del 'coaching' lo llevamos diciendo desde hace años. Cuando los seres humanos hemos dejado de aprender a través del juego la forma de aprender que tenemos es el desaprendizaje porque me lleva a cuestionarme las cosas que ya sabía. Los agricultores dejan los terrenos en barbecho, sin sembrar, para que después puedan volver a producir. Así es la naturaleza, las células se renuevan cada día, pero no somos capaces de cambiar de opinión, de adaptarnos, porque no tenemos capacidad de desaprender.

Propone que se dejen de usar los verbos en forma condicional. ¿Tan importante es nuestra forma de hablar?

El verbo en condicional me molesta. En mi opinión no lo necesitamos porque provoca postergación, victimismo. Cuando por ejemplo decimos "si yo tuviera 20 años menos" para justificar que no hacemos algo, nos ayuda a movernos en el pasado, nos deja tranquilos, nos pone en posición de queja. Me interesa mucho más el presente de indicativo o el infinitivo porque son formas verbales que me accionan.

¿El perfeccionismo genera infelicidad?

La autoexigencia la transformamos en perfeccionismo y eso hace que nos autovigilemos y que no disfrutemos. En lugar de perfeccionismo es preferible la excelencia, que está al servicio de ser mejor. Michael Jordan dijo en una ocasión: "He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito". Eso es la excelencia.

Hablando de felicidad, usted la equipara a una fórmula que sería a concentración más creación más diversión. ¿Tan fácil es?

No lo digo yo. Lo dice el doctor Mihaly Csikszentmihalyi, quien estudió más de 100.000 momentos de felicidad de 35.000 personas diferentes y observó que todos esos momentos compartían tres aspectos fundamentales: concentración más creación más diversión. A esos instantes, que él describe como de auténtica felicidad, los llamó momentos 'flow'. Cuando alguien está en lo que está parece que todo fluye. En cuanto a la creación, los trabajos que nos gustan son aquellos en los que nos sentimos participativos, creadores. El tercer componente es la diversión, que tiene mucha importancia y es un predictor de eficacia. Todo lo que nos aburre en nuestra vida nos aleja, nos desconecta. Provocar estas tres cosas nos hace ser mejores en lo que hacemos.

Pero hay trabajos en los que está mal visto divertirse

Así es, pero cuando cuando penalizamos la diversión hacemos equipos muy aburridos y los clientes se alejan de las marcas aburridas. ¿Te imaginas a Rafa Nadal aburriéndose en la pista y jugando como juega? Si no me divierto una de las cosas a plantearme es si esto es lo que quiero hacer. Si no me divierto, igual sería manera de dejarlo. ¿Yo podría vivir con una pareja que me aburra durante toda la vida? La respuesta es obvia.